El Castillo medieval de Malbork


Por Ninfa Estrada Orozco

Ninfa Estrada Orozco
Por Ninfa Estrada Orozco, egresada de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicacion de la Universidad Veracruzana, desde Göttemborg, Suecia

Sin lugar a dudas caminar entre los muros de un castillo es fascinante, pero cuando se trata del catillo medieval más grande del mundo es una experiencia única, no solamente por los años llenos de historia, sino también por la emociones que se perciben en su recorrido.

El castillo medieval más grande de la urbe se encuentra en la pequeña localidad de Malbork en Polonia, a un costado del rio Nogat. La fortaleza cuenta con más de 20 hectáreas y está dividida en tres partes, la orden teutónica se instalo a principios del siglo XIII en la región con la finalidad de cristianizar a sus habitantes y en menos de 30 años levantaron el mayor castillo de ladrillos construido, al que nombraron “La fortaleza de Santa María” en honor a la patrona de dicha orden.

Hacia el año 1309 el castillo se convirtió en la capital de la más poderosa región del báltico. Sin embargo en 1457, durante la guerra de los trece años la orden perdió el castillo, pasando este a formar parte del ejército polaco.

Trescientos años después el Castillo de Malbork, fue ocupado por las fuerzas prusianas, marcando así una nueva etapa en la historia del mismo, bajo la influencia de los prusianos la fortaleza, sufrió varias modificaciones, tomando la forma y características arquitectónicas actuales.

Durante el régimen alemán, fue usado como un centro de reunión de los altos funcionarios del partido nazi, la bandera del Tercer Reich, ondeo en la parte más alta del castillo, mostrando con esto el poderío de Alemania en la región.

Desafortunadamente durante la segunda guerra mundial la fortaleza, sufrió severos daños en su estructura, en los años de la posguerra, al igual que el resto del país el castillo fue recuperando lentamente su forma, actualmente se considera patrimonio de la humanidad.

Entre sus paredes se encuentra la tradición contenida de los habitantes de esta región del Báltico. Su poderosa presencia, recuerda a propios y extraños la majestuosidad del tiempo a través de siglos de historia.

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