El mito privado


Por Héctor Saldierna MartínezNicolas Maquiavelo

Por Héctor Saldierna Martínez, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Por Héctor Saldierna Martínez, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

Quisiera hacer alguna disertación sobre la importancia del Estado en nuestro país, considerando que la constitución establece dos conceptos: Estado y Gobierno, siendo el Estado una composición de tres elementos: territorio, población y gobierno.

Los conceptos no son nuevos y se le atribuye la palabra de Estado al célebre Nicolás Maquiavelo, quien introdujo la palabra “Estado” en su ópera prima del “Príncipe”: Los Estados y soberanías que han tenido o tienen autoridad sobre los hombres, fueron y son, repúblicas o principados.

Precisamente en México en los últimos años el Estado ha ido adelgazándose y renunciado a sus funciones básicas y fundamentales que le han otorgado validez y la razón de ser. Podría afirmarse que desde 1982 se vive una etapa en donde paulatinamente se han renunciado a principios que, en teoría, deberían ser irrenunciables.

El Estado tiene como misión la de procurar por sus gobernados, estar al pendiente de los grandes reclamos sociales y proveer de los medios en donde se otorgue en primer término la gobernabilidad. Al contrario, podría afirmarse que en la medida que se desprende de sus principales atribuciones va perdiendo también una notoria participación.

La ingobernabilidad en varias entidades en el país es una muestra evidente y palpable que el Estado ha disminuido su presencia y sus funciones. Podría allegarse el ejemplo extremo de Michoacán, donde en 2006 agudizó una fuerte problemática en que grupos del crimen organizado y otros nexos inconfensables han sumido a esta entidad en una fuerte descomposición social.

Esta entidad sirvió como referente para el gobierno de Felipe Calderón, que llegando con la repulsa general, pretendió atraer el consenso popular y lejos de resolver las problemáticas de inseguridad, sólo propició que el conflicto se agudizara y ahora, a más de siete años, se podría decir en términos técnicos que Michoacán se encuentra al borde de una guerra civil.

Hace dos años, precisamente ante el abuso del crimen organizado, se empezaron a formar las primeras autodefensas, organizaciones civiles que hastiados de innumerables arbitrariedades decidieron tomar las armas y defenderse.

Ahora, la secretaría de Gobernación ha anunciado la presencia del ejército y que gradualmente se irá recuperando la paz y tranquilidad, hecho que se observa bastante difícil en virtud que lleva años incubándose y no será fácil extirpar una enfermedad social ante la inacción de las respectivas autoridades.

Este problema ha originado que varios pobladores de la entidad hayan emigrado hacia Colima y Jalisco, donde podría extenderse esta especie de guerrilla que va permeando estados vecinos, con el riesgo que el conflicto se regionalice.

ESTADO Y ECONOMIA

Y sí efectivamente el Estado a través del gobierno ha incumplido una función primaria que es la de otorgar seguridad y paz social a sus habitantes, entonces habría que reflexionar también en el aspecto económico. La república de Argentina ha vivido difíciles momentos y la crisis de 2001 fue consecuencia de una serie de errores, sin olvidar que en la víspera se deshizo de un gran número de empresas del Estado.

En los últimos años ha prevalecido un término que buscar privilegiar a los grandes grupos capitalistas por encima del bienestar social de las grandes mayorías. En donde se aplica, los pueblos se han pauperizado, las migraciones se han incrementado y, sí en cambio, pequeños grupos se han enriquecido a grados tan dantescos que constituyen un inminente peligro hacia la estabilidad social.

Estamos hablando del neoliberalismo, expresión que constituye un determinante aviso que las condiciones sociales podrían entrar en una fase de elevada inestabilidad. Cuando en la década de 1990 empezó el proceso de privatización, Teléfonos de México fue cedido a Carlos Slim y lejos que las tarifas fuesen más bajas, como se había prometido, sucedió un fenómeno al revés: sus tarifas son elevadas y, al mismo tiempo, contamos con el hombre más rico del mundo en un país en donde la pobreza afecta a cerca del 60 por ciento de su población.

Promotores del neoliberalismo señalaban a fines de los 70 que era necesario que el gobierno se desprendiera de sus empresas paraestatales, por considerar que eran ineficientes y que por emplear a un gran número de personas propiciaban la fuga de recursos.

No obstante en los últimos años se ha agudizado esta situación. El Estado, que en teoría debe ser garante de bienestar, observa ahora la renuncia hacia funciones sustantivas al grado incluso de permitir que los recursos naturales sean explotados por cualquier particular, nacional o extranjero, con  la fortísima posibilidad que se agraven las condiciones de vida de millones de mexicanos.

Sí el Estado cuenta con organismos que velan por la seguridad social de sus agremiados, las corporaciones privadas extranjeras no tendrían la mínima condescendencia para otorgar salarios dignos y menos prestaciones sociales. Al contrario, le han preparado la cama de la reforma laboral a fin que los trabajadores no gocen de ningún tipo de privilegio y, sí en cambio, sean despedidos sin que tengan un respaldo legal y jurídico.

En 2008 Estados Unidos sufrió una de las grandes crisis económicas de su historia. El sector privado colapsó y fue el Estado, a través del gobierno, que los rescató de la quiebra total. Luego entonces, quedaba derrumbado y fracasado el mito de las empresas. Sin embargo, es válida la coexistencia.

El Estado tiene conceptos diametralmente opuestos: desde el Rey Luis XIV, al expresar que “El Estado soy yo”, en términos absolutistas y que culminó co la revolución francesa hasta la concepción de nuestra Constitución en donde el Artículo 39 otorga el poder que dimana del pueblo para el pueblo. Cuidado en rebasar los límites.

Y hasta la próxima.

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