
Las siglas dedicadas a ver por la ola violenta que aumenta desmesuradamente todos los días con la constante de ilícitos que incluyen las ejecuciones, secuestros, extorsiones y otros, difícilmente dicen algo, pese a que su incidencia es mayúscula y los veracruzanos de los cuatro costados de la entidad avistan con temor que las instancias del poder público están lejos de rendir los informes de rigor a la sociedad veracruzana.
Las páginas de los periódicos locales reseñan cotidianamente sucesos que causan escalofríos a la sociedad.
La muerte ronda en una impresionante cantidad de comunidades veracruzanas, pero los informes caen a cuentagotas o simplemente se ocultan.
Los rotativos reseñan una constante de crímenes, que involucran a mujeres, jóvenes y adultos.
Sin duda, es muy difícil la tarea que realizan las diferentes policías sobre territorio veracruzano, en lo que hace a la prevención de los delitos, pero más cuando causan el temor y la confusión los propios genízaros, suelen asaltar, robar, secuestrar, extorsionar y asesinar.
Las siglas burocráticas, política y de seguridad pública es muy difícil que reconozcan que algo esté ocurriendo, para nada relacionado con la pacificación de las diversas regiones, donde el conflicto de sangre continúa galopando con singular velocidad.
Los registros están ausentes de la certidumbre científica que sólo las instancias debieran llevar cotidianamente en lo que hace a las ejecuciones y demás crímenes que se cometen sobre suelo veracruzano, pero allí están los numeritos que reflejan todos los días las páginas de los diarios y demás medios informativos, que todos alarman y sobrecogen en un rictus de lamentables notas de dolor, temor y zozobra, porque pareciera que la instancia policiaca no atrapa a ninguno de sus responsables.
Y consecuentemente, la inestabilidad y la ausencia de justicia se afianzan como una nota discordante, cierto, con lo que se anuncia en el discurso político, porque la inseguridad es un fenómeno que se repite y allí está, nadie lo puede negar ni ocultar. Es tan visible, como que los hechos y las cifras desmienten todo cuanto se niega, oculta y sigue preservándose como un tesoro al que nadie debe tener acceso.
Las matanzas no disminuyen, el blindaje de los cuerpos policiacos es impresionante, los funcionarios públicos viven protegidos hasta los dientes, pero de todo esto, algo tienen que decir el procurador Felipe Amadeo Flores Espinosa y el señor Arturo Bermúdez, cardenal de la SSP, porque en buen sentido, nadie entiende por qué no hablar lo que está ocurriendo en el rubro de la violencia sin contenerse de estos días.
* JAVIER SICILIA Y
LAS AUTODEFENSAS
El poeta Javier Sicilia acaba de advertir que las autodefensas son necesarias cuando el estado de derecho ha sido rebasado.
Si las instancias del poder han sido rebasadas, a la gente común no queda más que armarse y defender su vida, familia y patrimonios.
Lo que está ocurriendo en el estado de Michoacán no encuentra más respuesta que no sea la consecuente con la violencia que enlutó hogares, sometió a todo un pueblo y obligó necesariamente a que se levantara en armas. No era un pueblo pobre, porque la tierra ha sido el medio de subsistencia cultivándola y haciéndola producir limones y aguacates en cantidades industriales, porque destinan una parte al consumo local y otra más para la exportación.
Si un pueblo se ve sometido bajo la fuerza de la delincuencia, tiene derecho a armarse y defenderse.
Ya lo dijeron los líderes del movimiento en cuestión, Hipólito y el doctor Mireles, que ilegal o legalmente defenderán a sus familias y tierras, cuando se vean amagadas por las fuerzas de la delincuencia.
Lo dicho por el poeta Javier Sicilia, a quien los «chicos malos» segaron la vida de uno de sus hijos y desde entonces promueve la lucha por la paz, con la palabra y las caravanas que realiza a través de sus recorridos por todo el país, ha causado un singular escozor, sobre todo en el resto de la nación azteca, donde están pendientes de los acontecimientos que vienen ocurriendo en Michoacán y que pueden ampliarse a otras once entidades del interior del país, cuando menos.
El sólo anuncio consistente en el blindaje que buscan seis entidades colindantes con Michoacán, para no permitir el paso de los caballeros templarios, ensombrece sin duda el porvenir inmediato de toda una región del país, que fue abandonada por los hombres del poder, sean de la jerarquía burocrática que usted quiera y cuyas consecuencias ahora cobran vidas y muertes sin cuartel, lo que llevó a ciudadanos comunes a levantarse en armas.
El aliento que generan las palabras del poeta Javier Sicilia en la sociedad civil, caen como anillo al dedo en los complejos días que el grueso de mexicanos está experimentando.
Las policías comunitarias, en este contexto, cuentan con la aceptación y apoyos de los mexicanos del común, que como acierta a decirlo Javier Sicilia, son las fuerzas que requiere la población; la familia de políticos y servidores públicos, por ningún concepto, ellos están plenamente protegidos y resguardados ante cualquier irreverente que pretenda romper con su entorno de seguridades, ostentación de poder y abundantes recursos en sus bolsillos.
* CRECE DESCONTENTO
CONTRA HIDROELECTRICA
De nueva cuenta la alarma cunde entre los pobladores de la región de Jalcomulco, incluidos los poblados colindantes, debido a que se iniciaron los trabajos sobre el suelo y río de dicho poblado, con el objetivo de construir la hidroeléctrica que permitiría traer agua potable a Xalapa, puesta sobre el doble filo de la navaja, debido a que depende de una comunidad enclavada en el vecino estado de Puebla, que los habitantes de la capital del estado tengan o no el mencionado líquido potable.
Ambientalistas lanzan los primeros dardos que pretenden ser venenosos, porque ahora refieren que las autoridades relacionadas con el rubro insisten en no saber absolutamente nada y que tampoco, por otro lado, nadie muestra los permisos y autorizaciones para poder llevar a cabo los primeros trabajos con el fin de edificar una planta hidroeléctrica.
El diputado David Velasco Chedraui habría anunciado hace días que realmente el proyecto de Ursulo Galván sigue en pie, es decir, que sobre las aguas del río aledaño al poblado de Ciudad Cardel, sean tratadas para sacar el agua que podría subirse a las redes distribuidoras del vital líquido y que su depósito final se haga llegar a la capital del estado, en donde la necesidad de agua es sustancial sobre todo en varios centenares de habitantes que radican en las colonias periféricas.
La gravedad del asunto es porque, sobre todo en las administraciones de Ricardo Ahued, David Velasco y Elizabeth Morales, la carencia del vital líquido se agudizó sobre todo en las partes céntricas de la ciudad, se dijo, debido a la existencia de una red desvencijada, afectada por el paso del tiempo y la ausencia de fuentes de abastecimiento del mencionado líquido, procedentes de sólidas fuentes generadoras del mismo, con vistas a satisfacer de manera amplia la exigencia de la ciudadanía que alcanza en ocasiones niveles preocupantes.
La obra hidráulica continuará en esta ciudad, cuyos costos alcanzan los varios cientos de miles de pesos, como lo acaba de anunciar el alcalde de la ciudad, empero, la obra definitiva, es decir, la que conecte nuestras tuberías con las fuentes que traigan el vital líquido, siguen pendientes de los acuerdos burocráticos y de la visión que tengan los funcionarios para ir a los puntos de donde parten los proyectos que abastecen de agua a los pueblos. Así nomás.

