Por María Elvira Santamaría Hernández
Caminar por la ciudad, gozando de buena salud, presenta serias dificultades debido a la anárquica construcción de las banquetas, el intenso tráfico vehicular y la falta de educación vial, por parte tanto de conductores como de peatones.
Ahora que, intentar caminar por la ciudad teniendo alguna dificultad motora o de la vista, ya es verdaderamente una actividad de altísimo riesgo.
No exagero. Observen la forma en que se encuentra la banqueta tan sólo en la cuadra en donde viven.
Se encontrarán con que tienen diferentes alturas, diferentes desniveles, con maceteros construidos al gusto y arbitrio del que hizo la casa del frente.
Se toparán con cabinas telefónicas, con postes, con guarniciones destrozadas, con losas rotas, hundidas y levantadas.
Les costará trabajo pretender sostener un paso, porque habrá huecos, armazones de venta de discos pirata, canastos de fruta, cajones con mangueras, plásticos o ropa, según lo que venda la tienda que ocupa la calle.
Sortearán ambulantes, sillas y mesas de comederos y bares.
Se tropezarán y posiblemente caerán al suelo si se descuidan y pisan en alguno de los adoquines que quedaron sueltos en las recién remodeladas banquetas del centro de la ciudad.
La pomposamente llamada Secretaría de Obras públicas municipal, debió haber tenido cerradas sus puertas largo tiempo, durante el cual permitió que muchísimas personas construyeran la banqueta del frente de su casa o negocio como se le dio la gana.
El área de comercio por su parte, seguramente no notó cómo se llenó de puestos semifijos la ciudad, invadiendo las banquetas.
Faltaron ingenieros en el ayuntamiento que supieran como debían construirse las guarniciones de las banquetas, que ahora se desmoronan al primer tope de un vehículo.
En esta administración, quizá podamos esperar que algunas cosas se corrijan.
Que se hagan valer los ordenamientos de construcción, que dejen de flojear en obras públicas y sólo se activen cuando hay dinero de por medio para hacer cualquier trámite.
Que se exija a los vecinos a emparejar sus banquetas siguiendo las reglamentaciones. En fin, que dignifiquemos, que hagamos agradable y seguro el caminar por nuestra ciudad.
Por lo demás, ¿sería mucho pedir a los comerciantes, que liberen las banquetas de las que se han apropiado y devuelvan su uso al peatón?
Hasta pronto.
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