En Pocas Palabras: Estamos Retrocediendo


Por María Elvira Santamaría HernándezniñosMichoacan

Por María Elvira Santamaría Hernández, egresada de la Facultad de Ciencias y Tècnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Por María Elvira Santamaría Hernández, egresada de la Facultad de Ciencias y Tècnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

Mientras nos deslumbran los avances tecnológicos, sobre todo en materia de comunicaciones y nos sentimos poseedores del mundo por tener en nuestras manos un Iphone o un Ipad, o cualquier móvil con internet con múltiples aplicaciones, estamos dejando a la deriva el destino de, nada menos que 67 millones de niños en el mundo, que no asisten a ninguna escuela y de 72 millones de jóvenes que tampoco van a las secundarias y preparatorias.

Entonces, ¿qué clase de avance es el que tenemos? ¿Cuántos de esos niños y adolescentes son mexicanos y cuál será su futuro? ¿A qué hemos reducido el desarrollo humano cuando solamente estamos forjando generaciones para contar con suficientes peones, labriegos, ayudantes de albañil, maquiladores, o cuando mucho empleados de mostrador, cajeros y secretarias?. Es decir, mano de obra barata y desechable.

De nuevo la educación resalta como el factor desatendido y desencadenante de miseria, violencia, delincuencia y drogadicción en nuestras sociaedades.

De nuevo también se pone en entredicho, este sometimiento a economías de mercado, a los grandes consorcios que han impuesto a nuestro país y a varios más anteriormente llamados “en desarrollo” y que ahora les dicen “emergentes”; modelos que sólo les aseguran a ellos, clientes y empleados cautivos, acordes a sus planes de expansión, a su enriquecimiento.

Además de haber tanto niño que no acude a la escuela y cuyo futuro muy probablemente será pertenecer a la clase económica más baja y sumisa, se han ido creando en nuestro país ciertas “castas”: las de los estudiantes de escuelas privadas.
Ahora ya no comparten pupitre hijos de trabajadores con hijos de ejecutivos y empresarios en la escuela pública. Ya no.

Ahora muchos padres de familia buscan la escuela para sus hijos no tanto en razón de la buena reputación que tenga el centro de enseñanza, sino en función del status y las relaciones que puedan hacer con otros hijos y padres, aunque eso les represente sacrificios monetarios.

Esta selección artificial, es otra separación entre nuestra población, que rompe la cohesión que tanto tiempo llevó con la integración de la llamada clase media.
Por ello es tan importante recuperar el nivel y respeto por la educación pública. Por eso depende de ella tanto nuestro futuro como nación.

De los 67 millones de niños sin escuela, 28 se hallan en países con conflictos armados. Vaya usted a saber si en ese rubro se ha considerado, a los niños de los estados de Michoacán, Guerrero y Oaxaca, que tienen tan pocas clases, que prácticamente han perdido el ciclo escolar o son aprobados aunque no sepan nada.
Ignorancia y miseria van de la mano.

Hasta pronto.

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