
Para el investigador Guido Munch Galindo los valores simbólicos e históricos del carnaval de Veracruz no son del todo comprendidos por quienes participan cada año en el Carnaval de Veracruz.
“El gran público tiene perdida la estructura elemental de referencia, no percibe su significado, sólo se distrae con cierta fascinación; pienso que hace falta difusión cultural del contenido”, afirmó el también historiador.
Munch Galindo ofreció la ponencia “Los Valores simbólicos del puerto de Veracruz”, en la Sala Oriente del Instituto Veracruzano de Cultura (IVEC) como parte del programa “El carnaval también es cultura”.
Ahí sostuvo que el carnaval porteño posee vínculos con las raíces prehispánicas, andaluzas y incluso francesas, pero en 1925 se reinventa y toma otro camino.
“Vemos un carnaval renovado por las nuevas tendencias que dieron inicio al desarrollo contemporáneo de la capitalización del puerto, al espectáculo de estado y la diversión pública generalizada”, agregó.
El antropólogo de formación explicó que a efecto de la Revolución Mexicana el carnaval fue desplazado de la oligarquía originada en el Porfiriato a los sectores oficiales del estado.
“De hecho fue una acción del régimen para que se representaran los diferentes intereses de los sectores sociales, obreros, patrones, dependencias federales, sindicatos y el pueblo, organizados por las instituciones públicas, artísticas y culturales con la ideología política del Estado Liberal”, comentó el también escritor.
Desde la formalización de la celebración hace 90 años, según Munch Galindo el Carnaval de Veracruz ha conservado su estructura organizativa.
“La ciudad de Veracruz sigue siendo una imagen del mundo cosmopolita donde se encuentran los símbolos del poder, el real y el simbólico”, precisó el autor del libro “Una semblanza del carnaval de Veracruz”.
En su intervención, Guido Much sostuvo que la política turística del puerto con el carnaval ha sido exitosa aunque el dinero se ha convertido en el principal protagonistas de la fiesta, a pesar de que éste no renueva los lazos familiares y sociales.
“La oferta es ilusión individual y en consecuencia colectiva. La satisfacción del deseo como fantasía de realización individual separada de la sociedad, se ha convertido en un elemento nuevo de la identidad diferenciada”, subrayó el conferencista.
Guido Munch precisó que los valores sociales en el carnaval se ponen en juego, la persona que es realmente en la vida y lo que pretende ser en la celebración.
En sus investigaciones aseguró que en el carnaval existe un sistema de significados elaborados socialmente donde se da un espacio de reconocimiento, poder y prestigio.
“El prestigio deriva del reconocimiento que otorgan los demás en el evento, totalmente ajeno al rango económico, social o político por fuera de la posición social que determina la identidad y las esperanzas del individuo.
“El carnaval no sólo es un desmadre, es una institución que modela la manera de actuar y conducirse bajo las normas de conducta que la sociedad considera más convenientes para expresarse en público, el que participa tiene una función social asignada”, concluyó.

