
El partido que surgió a instancias de don Plutarco Elías Calles bajo el nombre de Partido Nacional Revolucionario y que con el general Lázaro Cárdenas asumió el nombre de Partido Mexicano Revolucionario, como ninguno otro ha podido llegar a su 85 aniversario y ayer lo recordaron los socios del mismo membrete con bombos y platillos.
Jamás el general Plutarco Elías Calles, que había iniciado su vida productiva siendo telegrafista en la oficina de Correos, en su estado natal de Sonora, imaginó siquiera que su idea de crear un partido fuerte, más tarde se consolidara con el título de PRI, y se convirtiera en un partido único, hegemónico y mayoritario.
Bajo el gobierno del también general Lázaro Cárdenas, mandatario del país, el PNR cambió a Partido Mexicano Revolucionario (PMR) y se afirmó con los tres sectores que originalmente mantuvieron la lucha partidaria desde la trinchera del partido que perfilaría para tener una vida larga.
Sólo que a diferencia del pasado no remoto, el PRI no festejó ayer el aniversario número 85 como en el pasado, es decir, con boato, fiestas, licores, comida a raudales y la certidumbre de que el partido sería único, fuerte, hegemónico y mayoritario, como suele ocurrir en el desarrollo de los comicios electorales en el orden nacional y en los procesos que se celebran cada seis y tres años en la provincia mexicana.
Sin embargo, el cansancio y hartazgo en la población civil acabaron por hundir la trayectoria de un priismo rasante. Fue el presidente Ernesto Zedillo quien puso término a esa larga luna de miel de los tricolores, manteniendo una sana distancia gobierno-partido tricolor, que se sustentaría en las ejecuciones y homicidios políticos que acabaron por hundir al priismo y abrir las puertas a la oposición vestida de blanco y azul.
Ciertamente el priismo volvió a Los Pinos en 2012 y con tal demostración se puede advertir que nos guste o no nos guste, el PRI vuelve por sus fueros, y si acaso, lo único raro en esta celebración de 85 años de vida política, faltaron las vivas, las fanfarrias y el fragor de los tamborazos y trompetas, que hicieron de cada celebración, año con año, la festividad enorme, que ayer fue soslayada evidentemente por los socios priistas.
El partido ya probó lo que es estar en la oposición, como también ostentar la fuerza presidencial, pero nunca el poder político. Las mayorías, lo cuestionan en este país.
* APARTADOS EN LAS
CALLES DE XALAPA
Por fin, tránsito del estado anuncia una medida que debe acarrear un momento de agrado y reconocimiento de parte de los sectores más diversos, para acabar de alguna forma con un tráfico de influencias que está latente y la autoridad vial lo tolera.
El apartado de espacios en las arterias públicas se da porque en los estacionamientos públicos no hay suficientes cajones o, en su defecto, los negocios citados en primer término son caros y jamás ofertan un espacio limpio, decoroso y que se ponga en manos diestras y realmente capaces.
Más aun, los explotadores de estos giros hacen saber a sus clientelas, que escapa a su responsabilidad si los vehículos automotores bajo su resguardo sufren daños o perjuicios porque aquellos no se hacen cargo de hacer ninguna reparación, situación más que adversa y absurda, porque ante los tribunales judiciales la contienda va a ser conquistada precisamente por quienes se ven en esa situación de pena y pérdidas materiales y económicas.
La intolerancia de la operación grúa, que explotan empresarios particulares todos los días y los fines de semana con el programa del alcoholímetro, igual, corrompen a los influyentes y los poderosos que no son todos funcionaros públicos, sino también los ciudadanos comunes y corrientes que ocupan arbitrariamente espacios en las calles y avenidas para aparcar sus automóviles donde más les place, cuentan como respaldo que los cajones en estacionamientos públicos son insuficientes, caros, anti-funcionales y por supuesto alejados de toda medida del tránsito y la vialidad correctas.
La política de no permitir apartados en las rúas de la ciudad, no es nueva, pero cada que se renueva realiza una batida contra los seudo-dueños de espacios en nuestras arterias públicas, poniéndolas a salvo de los abusivos, pero dando lugar a la realización de los jugosos negocios que comparten funcionaros de tránsito y vialidad y por supuesto ahora los particulares metidos a la explotación de las grúas, con la bendición del silencio que al respecto les rinden los señores diputados locales.
Empero, ya que van a ventilar el asunto de los apartados sobre las arterias públicas, bueno fuera que igualmente se viera por el desalojo de los talleres mecánicos, de los radiotécnicos y otros que operan en las aceras de las arterias públicas de manera indiscriminada y que, sobre todo, representan un serio peligro y reto para el resto de la ciudadanía, que tiene que caminar en esos espacios ocupados hoy día con la complacencia necesariamente del resto de los caminantes y visitantes, sobre todo ahora que vengan los atletas y los espectadores de los próximos Juegos Centroamericanos y del Caribe.
* EL MIEDO AL ASALTO
PROVOCÓ ACCIDENTE
La automovilista nos cuenta que venía procedente del sur de la entidad, de Minatitlán, para ser más exactos, cuando sobre la carretera a Xalapa un autobús de conocida línea de pasajeros foráneos, la de cierto lujo, fue interceptado por un comando armado y enseguida los asaltantes subieron a la unidad e hicieron que los pasajeros entregaran carteras, cadenas, anillos, relojes y tarjetas de crédito, además de los teléfonos celulares.
Detrás de la unidad, una conductora de un miniauto tuvo que disminuir su velocidad, pues el operativo de asalto partió la carretera en dos tramos con su unidad, no permitiendo el paso a los asaltantes del autobús de pasajeros.
Este fue el segundo atraco del día en la región que linda entre Veracruz y el estado de Tabasco, sólo que a diferencia de éste, que presenció nuestra informante, aquél pudo librar el asalto gracias a la maniobra suicida del conductor, al imprimirle velocidad a su autobús y dejar muy atrás a los amigos de lo ajeno, en esta acción hasta cierto punto de película, cuando se habían ausentado objetivamente en diferentes puntos de la geografía estatal.
Un hilillo de agua producida por el sudor, que va de arriba hacia abajo en su espalda, deja helada a la automovilista, que en este viaje era acompañada por dos personas más, ambas adultas y de ambos sexos, un hombre y una dama.
«El terror se apodera de tus cinco sentidos, observa y te paraliza todo. Yo pegada al volante, sin saber qué hacer, a mitad de la carretera, lo primero que hice fue deslizar mi mano derecha al celular, marcar el 066 y decirle a la persona que me contestó, que estaba ocurriendo un asalto, en tal tramo de la carretera.
«El miedo te hace víctima de mil pensamientos que en ese momento cruzan por tu mente, pero te alienta a hacer algo, quejarte, gritar, pero de la garganta no sale ni una letra, una frase. Todo te revolotea en la cabeza y, sin embargo, el instinto de conservación te pide que huyas del lugar y lo intentas, me echo de reversa, pero no me percato que voy directa a una cuneta, caigo con todo y carro, pero ya no pude reencauzar y meterme al arroyo de circulación.
«En tanto, la llamada llega a donde debe llegar y del 066 me informan que «allá va una patrulla», sólo que ésta llega dos horas después. Apenas puedo sacar mi automóvil de la cuneta, en tanto el autobús de pasajeros ya fue liberado por los asaltantes, que de igual forma se alejan del lugar del ataque, el camión con rumbo a Xalapa y el comando aquél de regreso a Minatitlán, en donde seguramente tienen su escondite».

