Diario de un reportero: «No soy puta periodística»


albertrcamus
Albert Camus

Por Luis Velázquez Rivera

•El traficante amical
•Obsesión fatal

DOMINGO

Por Luis Velázquez Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Por Luis Velázquez Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana (Desde el puerto de Veracruz)

El traficante amical

Agustín Acosta Lagunes había repartido todos los puestos como gobernador de Veracruz. Y Efrén López Meza, su amigo ranchero, buen litigante, casi perdía la esperanza. Entonces, le fajó y dijo:
–Ya repartió todo. Solo pido un favor: de vez en vez invíteme a un evento público. Y delante de todos, salúdeme. Con un abrazo. Y una sonrisa que se vea.
Intrigado, el góber de “La Sonora Matancera”, preguntó:
¿Con qué fin?

Respuesta:

–Usted nada más abráceme en público y yo me encargo del resto.

El resto, claro, era capitalizar la amistad y las redes del poder.

Le fue bien. Tenía carros para transportar la basura y materiales de construcción hasta en Nanchital cuando el dueño del pueblo y de la sección sindical de PEMEX era Francisco “Chico” Balderas, el dirigente que tenía en su oficina una gigantesca estatua de la Virgen de Guadalupe, a la que todos los días rezaba, quitándose los zapatos para caminar en la alfombra roja… caminito a su Tepeyac.

LUNES
Obsesión fatal

En el sexenio de Miguel de la Madrid, Proceso se ocupó de Manuel Bartlett Díaz, secretario de Gobernación, fallido aspirante a la candidatura presidencial.

Incluso, hasta le dedicó varias portadas.

El jefe de prensa, Alberto Peniche, solicitó una audiencia para tomarse un cafecito con don Julio Scherer García, el legendario director del Excélsior, aquel que provocó la ira del presidente Luis Echeverría Álvarez.

A la mitad del café, luego de recordar tiempos afines, en medio de la fraternidad y las risas, Peniche solicitó a don Julio tomara un cafecito con el secretario de Gobernación.

–Claro, claro, claro, don Alberto, lo tomamos.

–¿Lo agendamos de una vez, don Julio?

–Claro, don Alberto. Pero si tomo café con el secretario, lo entrevisto.

–No, don Julio, no. Un café de amigos, entre amigos, donde fuera de agenda periodística hablen de todo.

–No, don Alberto, si tomo café con el secretario, lo entrevisto.

Alberto Peniche le dijo:

–Caray, don Julio, si usted toma café con su madre… la entrevista.

Ahí terminó el diálogo. Mejor dicho, la amistad. Nunca más volvieron a reunirse.

MARTES
Cuentas claras, amistades largas

Gerardo Poo Ulibarri es presidente municipal de Veracruz. Y un día, en el periódico “La tarde”, el jefe de Redacción, Francisco Barragán, alias “El conejo”, le publica una nota en contra en primera plana, a 8 columnas.

Sin mayores rodeos, el alcalde invita al reportero a platicar en la oficina municipal. Y sin más, le dice:

–¿Cuánto te pagaron por madrearme?

“El conejo”, tomado de sorpresa, escuchó por segunda vez la pregunta cuando el edil abría el primer cajón del escritorio.

–Diez mil pesos, dijo el reportero.

El alcalde tomó del escritorio un manojo de billetes y le dijo:

–Aquí están 20 mil pesos para que mañana lo madrees a 8 columnas, en portada.

Y el reportero los tomó.

Entonces, en el otro lado del escritorio escuchó otra pregunta:

–¿Quién te pagó para madrearme?

Y el reportero, otra vez, sigiloso, quedó en silencio, cuando de pronto el edil puso otros 10 mil pesos en la mesa y de nuevo pidió el nombre de su madreador.

Y “El conejo” pronunció el nombre tan deseado por el alcalde y tomó el billete.

MIÉRCOLES
Polvos de aquellos lodos

Los hechos son los hechos y lo único que avala a un ser humano en la vida son los hechos y los resultados. En ningún momento la palabra, el discurso oficial, la promesa, las buenas intenciones.

Un dato: la primera directora de Comunicación Social y vocera del gobierno de Veracruz 2011-2016 dejó en su currícula el secuestro y asesinato de 10 reporteros y fotógrafos, más cuatro tecleadores desaparecidos hasta la fecha, luego de que el primero lo fuera en el año 2011.

Todos, en la impunidad. Bueno, salvo uno, el último, Gregorio Jiménez de la Cruz.

El segundo vocero ya tiene un par de manchas negras: la primera, con el encarcelamiento de cuatro trabajadores de la información en el penal de Pacho Viejo, a quienes acusó de “mercenarios del periodismo”.

Y el segundo, la cárcel para su antecesor en la presidencia municipal en el reclusorio de Tuxpan y quien luego de pagar una fianza de 8 millones de pesos alcanzó la libertad.

Según la fama pública la primera vocera se fue convertida en dueña de un periódico y un par de estaciones de radio, aun cuando ella misma se ha distanciado de tales propiedades.

También se fue, y gracias a sus ahorritos con un lote con dos residencias en la comunidad “La pitaya”, en el municipio de Coatepec.

Otros dicen que con unos restaurantes, adquiridos en el sexenio anterior.

El segundo vocero tiene por delante dos años con 10 meses para construir y reconstruir su destino profesional y político y social y económico.

JUEVES
Tipo de embutes

En el trato del gobierno y los medios y de los políticos y los reporteros hay niveles.

Por ejemplo:

Unos tecleadores suelen pedir el embute y unos políticos suelen dar el sobrecito, sin que les pidan.

Unos políticos preguntan en qué te puedo servir para que “cada reportero se mate solo” y otros se anticipan a los hechos y circunstancias y necesidades y emergencias.

Unos reporteros insinúan que tienen urgencias económicas y unos políticos envían una atención en forma directa, sin que nadie se los solicite, a los domicilios particulares.

Unos políticos son ultra contra súper discretos en las atenciones a los medios y unos reporteros lo cuentan todo.

Unos políticos ofrecen las mieles del poder cuando están en la RENATA a los reporteros y cuando llegan al trono se vuelven otros.

Unos reporteros extienden la mano para agarrar el sobre del político y cuando los dejan de recibir y como lo sienten un derecho madrean a diestra y siniestra.

Unos políticos ofrecen embute y hasta cargos públicos a los medios y otros regalan quesos y bolsitas de café y fruta de la época.

Por encima de todo existe una verdad inalterable: el político busca el poder y el reportero información. El político vive obsesionado con el enriquecimiento ilícito y el tecleador con una exclusiva.

VIERNES
“No soy puta del periodismo”

Albert Camus, reportero y escritor, más tarde filósofo, luego Premio Nobel de Literatura, está desempleado. Casado, su esposa dio a luz a unas gemelitas. Toca puertas. Todas, cerradas. Insiste con los amigos. Silencio.

Entonces, y para sobrevivir, empieza a vender el único tesorero que posee. Sus libros. Él… que había conocido los estragos de la miseria, la pobreza y el hambre en la infancia, en la adolescencia, en la juventud. Tiempo aquel cuando su único patrimonio eran el sol, el mar y la playa… para jugar futbol en la arena.

Un amigo le ofrece y garantiza un trabajo. Director de una revista del gobierno. Camus rechaza la propuesta y da las gracias de la siguiente manera: “No soy puta del periodismo”.

Sigue tocando puertas. Sigue vendiendo sus libros. Le duele malbaratar sus libros. A veces, solo hace una comida al día. Primero están las gemelas. Y más cuando una de ellas enferma. Después, su esposa. Al último, siempre al último, él, que ningún interés guarda por el dinero ni por las riquezas ni los bienes.

Por fin logra una chambita. De maestro. Las clases que imparte son Ética y Filosofía. En una universidad.

Años después, con la venta de sus libros (publicó más de 30) compra una casita a su madre, que es analfabeta, viuda (el esposo murió en la guerra cuando Albert Camus tenía dos años de edad) y que con el trabajo doméstico de casa en casa pudo enviar a sus dos hijos a la primaria y la secundaria.

Uno de sus libros se lo dedica a su mami con el siguiente epígrafe: “Para ti… que nunca lo podrás leer”.

Publicado en: http://www.blog.expediente.mx/nota.php?nId=5580

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