Por María Elvira Santamaría Hernández

Un peculiar silencio han mantenido las más altas autoridades del gobierno de Veracruz, respecto al grave problema que enfrentan los cientos de miles de habitantes de Coatzacoalcos así como una de los de Minatitlán y de Cosoleacaque, por las intermitentes tomas de la presa que surte de agua a estas ciudades.
Por ejemplo, no se vio ningún comentario en redes sociales por parte del gobernador Javier Duarte de Ochoa o del Secretario de Gobierno Erick Lagos, con motivo de las tomas que hicieron del Yuribia, tanto los maestros primero, como los ejidatarios después, cuando si decidieron compartir otros hechos ocurridos en el estado.
El llamado sistema Yuribia, que nace en Huazuntlán, resolvió desde hace casi treinta años, la escasez de agua potable en Coatzacoalcos.
Tocó al entonces alcalde licenciado Juan Hillman Jiménez, con el apoyo técnico de su director de Obras Públicas Giorgio Stevanato y del entonces delegado de la Secretaría de Recursos Hidráulicos, de cuyo nombre injustamente no me acuerdo y no pude encontrar en los mis apuntes, empujar y hacer realidad, el proyecto que hasta el día de hoy, desde mi personal punto de vista, ha sido el de mayor trascendencia para la vida de esta ciudad, porque le garantizó el elemento vital, el agua.
En la octava toma de la presa en lo que va del gobierno de Javier Duarte de Ochoa, se ha firmado la madrugada de ayer una minuta, en la que, uno de los puntos, compromete a las autoridades a pagar adeudos a ejidatarios de la zona por el suministro del líquido.
Una deuda de 2 millones y 400 mil pesos más lo que se acumule, que si lo comparamos con las sumas que se gastan en festivales y conciertos, resulta ridícula; y el esperar a que protesten y tomen instalaciones o cierren carreteras para pagarlas, hace pensar que en Xalapa, están totalmente equivocados los criterios con que se establecen las prioridades.
También, según trasciende, se ha comprometido el gobierno a buscar otra fuente alternativa de agua para Coatzacoalcos y su conurbación en 8 meses. Se nos hace verdaderamente difícil creer que el gobierno del estado haya firmado algo así. Es imposible suponer que en 8 meses tendrán otro sistema hídrico para 350 mil personas. Quizá el secreto o la trampa, esté en la semántica del texto.
Como quiera, los negociadores políticos que envía Javier Duarte de Ochoa firman y firman minutas; hacen acuerdos, prometen y sueltan la respiración sintiendo que ya resolvieron el problema.
Hasta que de nueva cuenta llegan los plazos pactados y no cumplen y
otra vez, las tomas de oficinas, presas o carreteras.
Hasta Pronto.
