
Por Raúl González Rivera

La reaparición y otros de estreno, pero el ambulantaje tiene muchos rostros y edades con los cuales toma como suyas banquetas de nuestras calles céntricas y las que no lo son también.
Los vendedores informales no cesan en su intentona de adentrarse en el corazón de la ciudad de las flores, se dice, porque de alguna forma los permisos, velados o autorizados, se los permite la autoridad de turno, ni duda.
Hay ambulantes menores de edad que venden flores, ramos de rosas y otros productos ornamentales en la calle, a toda hora, y hay quienes arriban a los restaurantes, fondas, cafetines y bares ofertando una gama muy diversa de artículos para el hogar y otros de uso personalizado, como son las lavandas, los perfumes, los cigarrillos y otros productos entre los que se cuentan varios comestibles, quesos, jamones, café en grano y embolsado y otros.
Contrariamente a lo dicho por autoridades municipales, en el sentido de que no hay permisos autorizados para los ambulantes y que tal prohibición data del año 2005, por un acuerdo asumido de manera unánime y que signaron en tal orientación los señores regidores locales, la presencia de nuevos rostros, tanto de adultos como jovencitos y menores de edad, dicho fenómeno suele darse cotidianamente sobre las arterias públicas de forma preferente en lo que constituye el centro histórico.
Una vez que caen las primeras horas de la tarde-noche, la arribazón de vendedores ambulantes también ocurre de manera sistemática. Lo mismo en la calle de Enríquez que en el ramal que forma el principal cuadro de la capital.
Inclusive, buen número de estos expendedores informales son menores de edad y otros con marcadas discapacidades.
Empero, los riesgos para la salud pública comienzan igualmente, porque la vendimia sin control incluye comida chatarra y otros productos, al margen de las reglas que impone supuestamente la salud pública.
* UNIVERSITARIOS TAMBIÉN
SE NIEGAN A LA LECTURA
En el mismo año de 2012, fecha en que la Unesco aplicó una encuesta nacional, en la facultad de derecho de la Universidad Veracruzana un interrogatorio similar arrojó que de 40 estudiantes, 38 jamás habían leído un libro completo y que sólo dos, damas por cierto, en la preparatoria les habían «obligado» a leer alguna obra de la poetisa María Enriqueta, cuando ésta, en los años 50, era lectura obligada para poder aprobar la asignatura de lengua nacional.
La Unesco se lamenta que el país ocupe el penúltimo lugar entre 108 naciones en las que se realizó la muestra, para saber a ciencia cierta qué porcentaje de mexicanos leen libros, teniendo como resultado un cifra catastrófica, porque los mexicanos leen 2.8 libros por año.
Si un alumno de leyes no lee libros completos, es evidente que ninguno tiene interés por la cultura en general.
En cambio, de los 118 millones de connacionales, el 46 por ciento prefiere ver la televisión, es decir, persiste en ser cautivo dicho porcentaje de la programación mediática que se transmite a través de la caja idiota, como también es calificada, la que, por otro lado, califican de ser la imagen bonita.
35 de cada 100 mexicanos no han acabado un texto en su vida.
Empero, la tragedia comienza cuando entre los adolescentes y jóvenes de entre quince y 25 años de edad, la lectura de los libros es prácticamente inexistente, porcentaje que tampoco lee hoy día el periódico, y cuando le sugieren un texto, suele oponerle mil razones para despotricar de sus páginas o de su autor.
Obviamente, en el caso mexicano hay razones de peso completo para saber por qué estos porcentajes catastrofistas, porque en primer término aparece la desnutrición, la falta de dinero en más de sesenta millones de compatriotas, como razón de vida y, por otro lado, jamás fueron estimulados a leer en sus años iniciales de vida, por ninguno de sus progenitores.
De la lectura de los libros, necesariamente se desprende el arreglo parcial del tejido social y de que las muchedumbres incorporen a los nuevos mexicanos hacia alguna de las prácticas del crimen y la delincuencia.
Tener el penúltimo lugar como país lector de libros, es una vergüenza, en un país que ha inventado tantas escuelas y universidades, con lo que se confirma que son patito y operan como viles negocios de sus explotadores, porque al pueblo se le sigue manteniendo en los umbrales de lo oscuro y lo siniestro. Por favor.
* NUEVAS GENERACIONES, SÓLO
SOSPECHAN DEL PRI-INTOLERANTE
Evidentemente, las dos últimas generaciones, cuando menos, saben del PRI controlador absoluto sólo a través de alguna literatura, que tampoco leen y, por ende, ignoran de cuánto fue el alcance su papel de partido dominante, pero sometedor de todas las libertades, inclusive la de prensa escrita, con el agregado de que hoy día numerosos gobiernos emanados del membrete tricolor no únicamente amenazan sino mandan a matar.
El viejo régimen perdió ante Vicente Fox, porque el hartazgo había cundido en todas las capas sociales de este país. Las libertades estaban restringidas de manera absoluta y en el caso de la prensa, la inmensa mayoría de medios y sus escribidores más se asemejaban a los amanuenses que contó el Porfiriato en los 34 años de dictadura , así que las libertades de prensa y expresión eran sólo quimera, antojo y sueño de muchos que se opusieron a los controles férreos impuestos por el poder del PRI.
Sin embargo, fue el presidente priista Ernesto Zedillo Ponce de León quien abrió las puertas a la pluralidad y fue así como cerró ese feo episodio que duró 71 años, de cerrar las libertades de manera absoluta. Por ello, Zedillo es reconocido como el demócrata que aceptó la derrota del priismo absolutista, dando paso a una nueva versión partidaria en uso del poder central.
Como quiera, se ganaron libertades y se mantuvieron los doce años del panismo.
Sin embargo, es posible que el fantasma del priismo absolutista vuelva a hacer su aparición en el escenario nacional, cuando se dice y lo encarna bien el diputado Juan Bueno, pareciera que con la reforma en telecomunicaciones se busca someter a los usuarios de la web al control político.
Controlar la internet, además de inviable, denota las terribles fauces del viejo régimen por volver por sus fueros. Así lo revela la iniciativa de ley presentada ante los recintos camerales de la Federación, lo cual puede consentir desde ahora la idea de que los padres conscriptos y padres de la patria se pudieran convertir en los nuevos traidores de este vapuleado México.
Empero, de última hora o a la última campanada para los legisladores federales, sigue en espera de que puedan preparar y presentar un proyecto definitivo, porque de ninguna manera se puede aceptar que, como dice la ley de telecomunicaciones y radiodifusión, presente limitaciones a internet como censura de contenidos y la posibilidad de bloquear la señal durante concentraciones públicas.
Ese es un rasgo del viejo régimen, que los jóvenes entre quince y 30 años de edad no conocieron antes de la caída del priismo intolerante y absolutista.
