Por Jesús Alberto Rubio Salazar

Expertos en materia beisbolera señalan que el cubano José Abreu, nuevo estelar primera base de los Chisox, podría convertirse en futuro Albert Pujols de Ligas Mayores.
Palabras mayores, por supuesto.
Tiempo al tiempo.
Por mientras, ayer jonrones Abreu y de Marcus Semien guiaron la victoria de los Medias Blancas de Chicago 6-4 sobre los Tigres, pero lo interesante/relevante es que el antillano llegó a siete de vuelta entera, colocándose a uno de Pujols, además de empujar su carrera 21 carreras para ubicarse en segundo lugar en este renglón ofensivo en la Liga Americana, sólo superado por Chris Colabello que suma 22.
Cierto es que José Dariel Abreu (27), en su año de debut en MLB, claro que poco a poco se adapta al béisbol de la Gran Carpa, algo nada fácil.
Jugó nueve temporadas con Cienfuegos en la Serie Nacional de Cuba y le mostró su poder al mundo en la tercera edición del Clásico Mundial de Béisbol en el 2013 al registrar promedio de .360 con tres jonrones y nueve remolcadas en seis juegos por la selección de su país.
Cuando abandonó Cuba, el toletero dejó números por demás impresionantes: tan sólo en el 2011 bateó .453, 33 jonrones, impulsó 93 carreras, además de lograr porcentaje de embasarse de .587 y slugging de .986. Por supuesto, fue el JMV.
Abreu desertó de la selección cubana el año pasado; viajó a República Dominicana y las Grandes Ligas lo declararon agente libre. Su esposa se encuentra con él en Estados Unidos, y el pelotero se dice «agradecido» por la capacidad de seguir en comunicación con su familia en la isla. Los White Sox le extendieron contrato por seis años y 68 millones de dólares.
¿Más de Marrero?
En la pelota de habla hispana, un estelarísimo con Cienfuegos, Almendares, Marianao y La Habana y los Indios de Juárez, en 1945. También integró la selección cubana y fue el ganador de la final de la primera Serie Mundial en que participó Cuba ante Estados Unidos.
Con la novena de la isla, repitió la victoria a la Serie Mundial en 1940 y 1942, en tanto se colgó la plata en 1941 y el bronce en 1944. En ese certamen su récord fue 10-4 con una efectividad de 1.71.
Lanzó además cuatro juegos sin hit ni carrera. Sus víctimas fueron Vedado Club (1942), Universidad de La Habana (1942), Miramar Yacht Club (1945) y Tampa (1947).
Cuando los Senadores de Washington, (con quienes debutó en 1950 a los 39) lo dieron de baja en 1955, regresó su isla natal para jugar con los Sugar Kings, retirándose al final de la temporada de 1957.
Siguió trabajando como coach e instructor hasta octogenario y el gobierno cubano lo reconoció como un Héroe de la República de Cuba en 1999.
Llegó a los 100 años ciego, con problemas auditivos y en silla de ruedas. Se entretenía escuchando transmisiones de partidos de béisbol por radio, a menudo con un puro en la boca que masticaba. Le costaba hablar, pero se alegraba cuando hablaba de sus años en las mayores.
«Cuando me ponía ese uniforme me sentía más grande, más fuerte», dijo Marrero en el 2013, al cumplir 102 años.
VICTOR CANTERA:
Excelente como siempre el trabajo de nuestro amigo Pancho Soriano abajo, lo cual me trae también a la mente los comentarios de mi amigo de Pueblo Nuevo en Matanzas, Nelson Ponce, cuando me comentaba en varias ocasiones que desde pequeño vio en su casa sentados y conversando muy animadamente como grandes amigos, a su papa (Napoleón Heredia), Martín Dihigo y Conrado Marrero.
Esas son los momentos que se nos dan una o dos veces en la vida y lamentamos no dejar constancia, por ello cada vez que iba a mi casa EL GAMO PAGES, lo fusilaba con mi pequeña SMENA soviética de 35 mm y un rollo Alemán OR WO en blanco y negro.
PANCHO SORIANO:
Adiós Marrero.
Desde pequeño mi padre y mi tío Leonardo, ex jugador de fuertes ligas cubanas amateurs, me hablaron de Conrado Marrero. Eran pocos los epítetos para referirse a este Grande de todos los tiempos en la pelota cubana.
Años después, cuando ya narraba por Radio 26 de Matanzas las incidencias de las Series Nacionales Cubanas, tuve el privilegio de compartir con Marrero y conocer no sólo al deportista de altos resultados sino al hombre sencillo y afable.
Marrero vino a trabajar a la provincia de Matanzas durante un tiempo prolongado, para ayudar a mejorar el pitcheo de este territorio y le prepararon una habitación en el propio estadio Victoria de Girón.
De ese tiempo recuerdo que el ¿Connie? Marrero, mantenía sus hábitos de hombre de campo. Después de prepararse el café mañanero, salía en ropa de trabajo y con un machete y una lima a ¿poner bonitas?, como decía, las áreas verdes que rodeaban el estadio.
Hablé mucho con el sobre los problemas de los lanzadores cubanos, de su época como jugador y del futuro de nuestro béisbol.
Era un fumador de tabaco también de ¿Grandes Ligas? y como yo también lo era por esos años; en ocasiones me regalaba algunas de sus brevas especiales y no olvido una caja de tabacos que le habían obsequiado en Nicaragua y que me entregó, para ver si yo le encontraba gusto, a ¿un tabaco, muy distante de la calidad del nuestro?
Junto a su inmenso prestigio como beisbolista, que lo llevó a ser parte importante de la historia de nuestro deporte nacional, Marrero fue cubano de pura estirpe y ciudadano ejemplar.
Descansa en paz, GUAJIRO.
CESÁREO SUÁREZ NARANJO:
Bueno, tal y como leo la nota más reciente, de Jesús Alberto, este último «se encontraba listo, para preparar el comentario, al momento que cumpliera 103 años, CONRADO MARRERO! pero….se adelantó su deceso; y aunque es triste decir Q.E.P.D., la vida que vivió, tan larga, debe ser un orgullo para sus hijos, y demás familiares.
Revisando, un poco, los datos que aparecen sobre MARRERO (en el THE SPORTING NEWS BASEBALL REGISTER, 1953) lo mencionan como haber nacido el «1o. de Mayo de 1915, y de haberse casado ese mismo mes, pero de 1935».
Y veo que en tres temporadas consecutivas, entre 1947 y 1949, lanzó para «HAVANA» (o HABANA) de la Liga Internacional de Florida, donde ganó 25, 20 y 25 juegos. Un Saludo.
DERUBÍN JÁCOME:

