
Por Luis Velázquez Rivera
•Se reúne con activistas
•Copia a Javier Duarte
I

El 23 de abril, seis días después de que Jesús resucitara, el arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, también resucitó a la vida social de norte a sur de Veracruz y por vez primera viajó al ejido Tamarindo, del municipio de Tuzamapa, para reunir con los activistas denominados Pueblos Unidos en Defensa del Río de La Antigua.
¡Hosanna, hosanna!
Se trata, digamos, de un nuevo capítulo en la vida pública del arzobispo, pues a la fecha, salvo que el Alzheimer falle en toda su magnitud, se había mostrado reticente a los grandes pendientes que agitan a la comunidad, es decir, a los feligreses.
En todo caso, algún quisquilloso diría que el arzobispo decidió reproducir la nueva política social del gobernador de Veracruz, quien se ha reunido con los migrantes de América Central en el poblado Amatlán, donde “Las patronas” dan un ejemplo universal de solidaridad social.
Incluso, el góber también se reunió en público y privado con el obispo de Córdoba, Eduardo Patiño Leal, para ofrecer seguridad al presbítero de Amatlán, Julián Verónica, amenazado de muerte por su activismo, tanto con los migrantes como frente al proyecto hidroeléctrico de El Naranjal.
Y, por supuesto, la junta estelar con el Colectivo por la Paz y ni se diga con los reporteros de la fuente oficial cada lunes a las 8 de la mañana.
Así, luego de que Javier Duarte ha lanzado “su espada en prenda”, el arzobispo copia el mismo discurso.
Claro, en el ejido Tamarindo pidió una fotografía, digamos, para el recuerdo; pero también para la pasarela mediática con los activistas, de igual manera como en el año 2011, parece, la solicitó el góber en su reunión en palacio con el sacerdote José Alejandro Solalinde Guerra, director del albergue “Los hermanos en el camino”.
Ningún feligrés esperaría que el arzobispo habría decidido su visita a los activistas del río La Antigua sólo para tomarse la foto, sino que en su solidaridad habrá de abanderar la causa.
Veremos.
Y lo veremos, porque desde antes, mucho antes, su actitud ante la realidad social y económica y cultural y política de Veracruz ha sido contemplativa y mística y hasta lo definieron, por ejemplo, en el más fidelista de todos.
II
Mucho, muchísimo, ganarían los activistas de Veracruz si tuvieran el respaldo de los 11 obispos y el arzobispo, más los sacerdotes de norte a sur del llamado “estado ideal para soñar”, abanderando las mejores causas sociales.
En ningún momento se trata de un enfrentamiento
Si el gobernador y el arzobispo Reyes Larios salen al encuentro de los pendientes sociales y dan seguimiento para una solución la moral ciudadana habrá resucitado
de la cúpula eclesiástica con el poder político sexenal, sino por el contrario, de empujar todos juntos la carreta para un mejor entendimiento y comprensión de la realidad inevitable.
Incluso, hasta que los ministros de la iglesia fueran cabilderos de los feligreses, mejor dicho, de la sociedad civil, para buscar soluciones alternativas e inmediatas, antes, mucho antes, de que, y por ejemplo, como sucedió con los profes los profes que se manifestaron en la última visita del presidente Enrique Peña Nieto y armaron su reality show en el puerto jarocho el 21 de abril en la mañana.
Más, mucho más ganarían, por ejemplo, el gobierno de Veracruz y los migrantes si la cúpula eclesiástica cabildera opciones a los hechos y circunstancias que han ubicado a Veracruz, como dice fray Tomás, en el peor lugar del mundo para el paso de migrantes, donde los policías estatales y municipales, y los agentes de Migración y los carteles están coludidos para vejar la dignidad humana.
Ahora, y ojalá que en ningún momento sea una golondrina solitaria tratando de anunciar el verano, el arzobispo Reyes Larios habría sentado un precedente.
En todo caso, seguir el ejemplo del obispo de Coatzacoalcos, que desde un momento ha expresado con hechos su solidaridad con los migrantes de Solalinde, fray Tomás y Rubén Figueroa.
III
Muchas cositas estarían pasando en Veracruz hacia el cuarto año de gobierno.
Por ejemplo, un Duarte saliendo al encuentro de los pendientes sociales.
Y, por añadidura, un arzobispo.
Y si ambas partes trabajan con voluntad política para dar resultados inmediatos, la moral pública de gran parte de la sociedad herida, lastimada y engañada y estafada… habrá de resucitar.
Diríamos que en la agenda pública existen prioridades. Uno, la inseguridad. Dos, los migrantes.
Tres, la salud. Cuatro, la educación. Cinco, la infraestructura para dignificar la calidad de vida.
Y por eso mismo, si el gobernador, jefe del gabinete legal y ampliado, y el arzobispo, jefe de los obispos y de los sacerdotes, empujan la carreta con resultados, sólo con resultados, quizá podríamos “levantar el corazón al cielo” como dice la Biblia para creer que en verdad habitamos “el estado ideal para soñar”.
Los días y las semanas y los meses definirán las últimas palabras…
Publicado en: http://www.blog.expediente.mx/nota.php?nId=6199
