
En los últimos años los desfiles del Primero de Mayo han sido para desahogarse. Para reclamar. Para mentarle la madre al gobierno. Para protestar contra los líderes corruptos, para decir ¡ya estamos hasta la madre! de tanta hambre y miseria; para saludar y lanzar loas a los dirigentes para que se den cuenta que están desfilando y no les descuenten un día de salario; para gritar a pulmón partido que no hay empleos, ni seguridad y que los secuestros y los levantones no paran porque los encargados de la “seguridad” nada hacen y mienten al gobernador informándole cifras alegres por eso el mandatario, con justa razón, se desgarganta a los cuatro vientos diciendo que “en Veracruz no pasa nada”.
La conmemoración del Día del Trabajo fue un auténtico desgarriate aquí en Jalapa y en otras partes del estado porque vaya que sí hay una guerra silenciosa escondida en el alma de la gente por el hambre, la injusticia y el desempleo. Es furia, coraje y hartazgo que se tiene en contra de quienes nos gobiernan porque no pueden, son incapaces, para acabar con la pobreza, los secuestros y la inseguridad. Se esperaba con ansia esta fecha para desgañitarse, agarrarse a sombrerazos y madrazos aunque fueran sólo cachetadas guajoloteras. Había que sacarse los demonios y protestar que no hay trabajo ni dinero, gritos que se perdieron y que nadie escuchó y ni se escucharán, como dijo don Teofilito.
Los mismos líderes sindicales viejos y decrépitos, (CTM, CROC, SNTE, SETSE, SUTSEM), que tiene el PRI y que sólo sirven para fregar a sus agremiados y enriquecerse y para estos actos. Una vez más fueron pastoreados para mojarse, para que no les agarre tiña, y trenzados del brazo del gobernador caminaron unos 20 metros porque no pueden más, por eso de los callos y juanetes, y luego se acomodaron en el templete para que la chusma, ‘Chón’ pueblo y la borregada incondicional los saludaran y los vitorearan.
Así ha sido cada año en diferentes gobiernos y lo de este 1 de mayo no fue diferente.
La gente no asistió, como en otras ocasiones, a presenciar el desgarriate; las calles del centro de la ciudad capital lucieron vacías, con lluvia que arrugó trajes, guayaberas y les corrió el rímel de la cara. Los únicos espectadores fueron los propios desfilantes.
Los maestros del MMPV irrumpieron en la calle Enríquez rechazando la política federal y estatal. Habían estado, por horas, esperando que se reuniera un fuerte contingente en la Escuela Normal Veracruzana. Llegaron, saltaron la valla de protección y desfilaron a pesar de que la policía no les permitía.
El Gobernador Duarte, informado de lo que iba a suceder, sólo estuvo en el templete unos segundos y se marchó. Lo mismo hicieron los integrantes de su gabinete e invitados, dejando el entarimado solo. A las dos de la tarde se oía el grito de “traidor”, dirigido al gobernador Duarte. También “traidor” a Juan Nicolás Callejas. En la Plaza Lerdo se armó un zafarrancho entre maestros callejistas y del MMPV que se dieron de cachetadas y sombrerazos. Cinco horas duró el desfile. Al final, la policía logró retener a taxistas inconformes, a maestros y trabajadores de otras organizaciones sindicales. Ahí mismo se dio la orden de que el desfile del día 5 se suspendía, no sin antes, Elizabeth Morales –pero qué necesidad- incitaba al escaso contingente priista que la acompañaba para gritar: ¡Arriba el PRI! Y la respuesta no se hizo esperar: ¡Corrupta, ¡ladrona!, ¡devuelve lo que te llevaste! ¡Lesbiana, muera el PRI!, gritaron al unísono maestros disidentes y trabajadores…
En el puerto, desfile obrero carnavalero
En la ciudad de Veracruz la pauta la pusieron los trabajadores de TAMSA quienes marcharon ingiriendo cervezas y licor. Ese hecho hizo que el desfile luciera desangelado y triste como el clima que había (llovizna y norte). Los maestros gritando también consignas contra el gobernador Duarte: “Duarte mentiroso, traidor del magisterio junto con Callejas”; “estamos en contra de la Ley y la Armonización porque hay una traición por parte de Duarte, él lo va a pagar en las urnas, lo va a pagar en las próximas elecciones…”.
Enfermeras, taxistas, burócratas, jubilados, todos gritando consignas.
El líder de TAMSA, Pascual Lagunes, caminaba en el centro del círculo de sus trabajadores que estaban estratégicamente distribuidos y entrelazados con los brazos para no romper la rueda que lo protegía. A la altura del hotel Veracruz, reporteros de varios medios de comunicación intentaron entrevistar a Pascual, la respuesta de sus esbirros fue una agresión en contra de los fotógrafos con el puño cerrado, codazos, jalones y el manoseo a varias reporteras. El líder sonreía socarronamente, complaciente. Le dijeron lo que estaba ocurriendo y él impasible caminando como si nada. Los guaruras que cuidaban al dirigente “espurio” iban cargados con cartones six-pack de cervezas Heineken, Corona, Sol, Indio, Tecate y Superior, metidas en bolsas de OXXO…
Con botellas de tequila y cerveza en mano, pasaron frente al presídium del alcalde Ramón Poo Gil y demás autoridades. La gente estaba sorprendida y hasta aceptaban bebidas. Los tamseros levantaban el puño derecho cerrado y en el izquierdo, la copa o cerveza y gritaban: ¡Pascual!, ¡Pascual! Ya no era desfile, era carnaval en donde el alcohol corría y los propios hijos de los trabajadores ayudaban a cargar las cervezas.
Apareció una lona blanca en la que se leía: “A la opinión pública: A los compañeros trabajadores, el primero de mayo día del trabajo, libre expresión se comunica que José Luis Lagunes líder espurio de la federación regional viola los estatutos de la federación a que pertenece”… Y siguieron chupando y mentando madres y se perdieron por allá en las calles del Puerto y se metieron en el primer bar o tugurio que encontraron para seguir celebrando…
La contracara del desfile del Día del Trabajo se recrudece año con año.
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