APENAS LLUEVE Y SE INUNDAN

Un padrón de servicios hidráulicos, construcción de colectores y demás construcciones alusivas a la captación de agua de lluvia y darle salida, no se tiene, o por lo menos no hay la autoridad que afronte con los habitantes de la ciudad cuáles son sus dimensiones o, simplemente, si son inexistentes y se edificaron sobre los «restiradores» de constructores, pero se ignora en dónde están.
Los habitantes del viejo barrio de San Bruno acaban de sufrir las consecuencias de una embestida del dios Tláloc, que inundó sus propiedades, destruyó en varios de ellos sus enseres domésticos y a otros los dejó con sus «triques» repletos de lodo, agua sucia y por obviedad la destrucción.
Inmediatamente, los ediles de la comuna local justificaron o pretendieron pretextar que la obra habitacional se autorizó en el trienio de Elizabeth Morales García. Fue en el pasado donde se cometió el desaguisado y a ella –la ex alcaldesa- hay que responsabilizar y llamar a rendir cuentas. Así de enérgicos sonaron sus críticos.
Y es que todo un conjunto habitacional fue autorizado sobre terrenos que cada que el río Carneros se desborda, tiene que hundir, por necesidad del agua que corre en sus profundidades, los cimientos y primeros pisos de las decenas de viviendas que allí la oficina de desarrollo urbano municipal autorizó que se edificaran.
Los que de manera ortodoxa han avistado el problema, sugieren que se construya a la brevedad un colector, obra que cuesta millones de pesos y que se presta para que la CMAS invente en dónde invertir, para ganar las comisiones de rigor, total, que quienes tienen que pagar sus elevados costos son todos los consumidores del vital líquido.
Empero, a vecinos juiciosos les viene a la memoria que hace diez años se introdujeron las obras del programa de saneamiento integral de la ciudad, con un costo de casi 500 millones de pesos, con el cual se evitaría que además de no escasear el agua en los hogares xalapeños, jamás en veinte años, cuando menos siguientes, nadie padecería de una sola inundación.
Lo cierto es que van varios sectores los arrasados por el agua de lluvia y el desbordamiento de los ríos que rodean a la ciudad y, que se sepa, ninguna obra de las realizadas ha podido contener el vasallaje de los líquidos que generan las lluvias y el desbordamiento de los ríos.
Pero igual, se ponen al descubierto yerros, fallas e irregularidades burocráticas y políticas, que nadie se atreve a poner en claro, siendo que se trata del destino mismo de la ciudad, en lo que hace a uno de los servicios, por añadidura el del agua potable, sus redes de distribución y consecuentemente de las inundaciones, que cada gobierno municipal asegura que sabrá detener y finiquitar radicalmente.
* SEGURIDAD O
MÁS RIESGOS
Antes de que se asentara la ola violenta sobre tierras veracruzanas, pero más en las que forman el municipio de Xalapa, además de concebirlo con tales consecuencias, ninguno de los bien nacidos habitantes de la llamada Atenas veracruzana se creyó que nunca aquella llegaría y menos que atrajera la presencia de las fuerzas armadas y cuerpos llamados de élite para «reforzar» su tradicional vigilancia y garantizar «la seguridad pública».
Así que las familias buenas de la ciudad, vieron con excelentes ojos que en principio se patrullaran sus calles con miembros del ejército mexicano y la marina. El aliento que recibía la población comenzó a digerirse con cierta fluidez y marcada aceptación.
A los cuerpos de la policía, la que fuera, especial, de élite o simples miembros o guardias de la IPAX, se les dieron méritos menores y en algunos casos hasta de menosprecio o pasó a un segundo plano de sus habituales acciones.
Sin embargo, el tiempo de la aceptación espontánea de la población se agotó.
El miedo se apoderó de sus habitantes, los temores son ampliamente fundados de lo que puede darse sin la menor provocación y los imprevistos dejan a cada xalapeño con el azoro, el terror y la desilusión en su rostro.
Y es que en la medida que las organizaciones con los títulos de Canacintra y Canaco, termómetros naturales para presumir que las cosas andan bien o mal en materia de seguridad pública, anuncian por voz de Ernesto Pérez Astorga o el señor Carlos Abreu, que están demandando la atención oficial y que vuelva el ejército y la marina a resguardar la tranquilidad de nuestras calles, el síntoma popular pasa de la tranquilidad forzada al nerviosismo que les produce saber que entonces la violencia va en ascenso.
Lo cual, en el común, chicos y grandes, tranquilos y nerviosos, muestran un temor a lo desconocido que desquicia a cualquiera.
La gente se arremolina en horas hábiles, pero una vez que entran las primeras horas de la tarde-noche, el mayor número dice que prefiere esconderse. No va al cine, no va al café y pierde la confianza en sí misma, en principio.
En una sociedad desarrollada, la atención sicológica es o sería parte de su preparación en días como los que corren, acaso sería posible que el estado, como institución, pudiera ver igualmente por el factor que está enfermando a chicos y grandes, o acaso alguien duda que este tipo de eventos permite, con todas las advertencias y anuncios institucionales, que la calma va a ser devuelta pronto a las conciencias y los sentimientos de gobernados de este momento. Por favor.
* COMO QUIERA HAY UN
MAGISTERIO LASTIMADO
La reforma educativa no concilia los ánimos y las relaciones de trabajo y acercamiento entre docentes y autoridades escolares.
Hay sentimientos encontrados que hoy no se resuelven con fiesta y entrega de diplomas y reconocimientos.
El magisterio siente que ha sido afectado en lo más sensible, que es cuestionándolo en su quehacer como educador de los niños de México, porque en lo subsiguiente deberá someterse a exámenes para saber cada uno de sus componentes si continúa siendo profesor o se va a la calle.
Lamentable que haya ocurrido el desaguisado que puso en la cárcel a la maestra Elba Esther Gordillo y, por otro lado, el cardenal de la SEP sea todo un personaje del sistema político nacional, pero ajeno a la cuestión educativa.
La docencia se encuentra en crisis porque, además de estar mal pagada -salvo los 70 maestros que evidencian autoridades que cobran más que el presidente de la república-, que bueno fuera conocer sus identidades, para saber si son realmente maestros o políticos o personajes de la función pública con máscara también de docentes y exonerar así a más de un millón de auténticos profesores, a los cuales se les ha buscado en todos lados y sentidos y, por añadidura, involucrarlos en las actividades delincuenciales, pero escudándose igualmente en las actividades educativas.
El divisionismo que se provocó con el confinamiento de Elba Esther Gordillo en la cárcel, entre la CNTE y el SNTE, zanjó también las expectativas de un magisterio que ahora combina sus clases con la guerra en la calle, con los plantones, manifestaciones de protesta y toma de planteles escolares, lo que necesariamente a nada bueno lleva y mucho menos que sea coadyuvante de la formación de escolares con responsabilidad, con talento y académicamente prestos sus integrantes, maestras y maestros, a responder a los grandes retos que impone hoy esta patria ensangrentada.
Sabe usted que en estos días se está festejando a los maestros por sus tantos años de ofrecer sus servicios desde el aula, pero que de manera contundente, cada integrante de los cuerpos de docentes, dejaron de ejercer la cátedra como fue en un pasado no lejano y más allá, cuando el maestro ejerció un apostolado con modestia, con sencillez y pulcritud intelectual y sin tache.
Sin duda, una tarea noble y por excelencia entre las más satisfactorias, es la del maestro, por qué no entonces buscar que los enconos sean relevados por la palabra de aliento, sobre todo, cuando en manos de un ejército muy rico en capacidades, talento, vocación y conocimientos, sirva como lo ha solido hacer, dictando su cátedra, sin la pesadumbre de la persecución, el espionaje y la perversa advertencia y amenaza que lo mismo resiente el docente de la ciudad, que aquél que camina kilómetros para llegar a su escuela en la montaña y la sierra.
El cardenal de la SEP, Emilio Chuayffet Chemor, quizá deba empezar a bajarse del cuadrilátero del boxeo y por igual inicie la reconciliación con un magisterio, por fortuna mayoritario en sus filas, que vocacionalmente quiere a su país, la escuela y a sus alumnos.

