Escenarios: Veracruz, fuera de control


violento
La estructura social de Veracruz está astillada, porque desde hace ratito la esperanza se convirtió en desencanto y frustración

Por Luis Velázquez Rivera

 

•Desquiciada la economía
•Baños de sangre en puerta

I

Por Luis Velázquez Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Por Luis Velázquez Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana (Desde el puerto de Veracruz)

En el ajedrez político de Veracruz todo parece estar fuera control. Astillado. Las partes, cada una por su lado. Sin un destino. Con la brújula extraviada.
Algunos hechos y circunstancias, por ejemplo:
Una población caminando a cada rato para Estados Unidos como migrantes. Hay pueblos donde cada quincena parte un autobús repleto de ilegales a la buenaventura, pues terrible, catastrófico para la vida familiar si permanecen aquí
mirándose unos a otros, esperando un ángel de la guarda que llegue ofreciendo empleo bien remunerado.

Las industrias agrícolas de la caña de azúcar, café y cítricos, a la baja; a tal grado que, asegura el investigador Rafael Arias, las remesas se han convertido en el sostén número uno de la economía, pues todas las familias de Veracruz tienen un pariente, un amigo, un conocido, un vecino en el otro lado.

Una economía desquiciada, por un lado, por la reforma fiscal, como en el caso de los 15 mil comercios de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río que han cambiado de giro, de formales a informales; y por el otro, seis de cada 10 constructoras están vendiendo sus activos (equipo, maquinaria, motoconformadoras, etcétera) para flotar… ante la carencia de obra pública oficial y privada.

Un gobierno atrapado en la deuda pública que en los últimos tres años y medio ha solicitado 23 créditos que suman 41 mil millones de pesos y cuyo destino el mundo jarocho ignora por completo.

Una oposición que de manera sistemática (oposición al fin) todo descalifica; mientras del lado oficial todo se niega en el discurso sin argumentos, sin hechos, sin testimonios, sin pruebas irrefutables.

Un gabinete legal y ampliado agachado, como si sólo apostaran a salvarse ellos mismos del descrédito de una entidad federativa sumida en la oscuridad.

Pero más aún, un equipo de asesores, con sueldo de un millón de pesos, se afirma, quienes no obstante su, digamos, experiencia, ni una acción positiva se conoce para encumbrar a Veracruz en el prestigio y en el buen nombre en el resto del país.

II

Por eso, y de cara a la elección de diputados federales 2015 y gobernador 2016, habría de preguntarse si vamos a un cataclismo social y político, económico y educativo y de salud y de inseguridad.

Y más, cuando ante las pasiones desbordadas de un PRI deseoso de conservar el poder y un PAN de ganarlo, se pensaría hasta en un baño de sangre en caso de darse un cambio de partido político en el palacio principal de Xalapa.

Y sería, digamos, un baño de sangre con un Miguel Ángel Yunes Linares que está apostando a todo con tal de ganar el trono imperial y faraónico en la cuarta contienda en que participaría por la silla.

Un Yunes capaz de todo. Como en el sexenio de Patricio Chirinos Calero, cuando forró una oficina de caucho que silenciara los siete minutos estelares de que habla Irving Wallace.

Pero, también, capaz de exiliar a los amigos como parte de su ponzoña social, un corazón hambriento de rencor.

Como en el caso del trato, digamos, penitenciario otorgado a Dante Delgado Rannauro, Porfirio Serrano Amador y Gerardo Poo Ulibarri, donde la constante fue la saña y el exceso.

Ya podrá el lector así visualizar el sexenio que vendría con un político temperamental a quien las vísceras le ganan.

De entrada, la mitad de “Los niños de la infidelidad” serían perseguidos hasta en las cuevas y el desierto en el Medio Oriente y refundados en la cárcel, de igual manera como fuera enclaustrado César del Ángel en los penales de Perote y Pacho Viejo durante el chirinismo.

III

Terrible porque, una vez más, la desigualdad social y económica y educativa se dispararía de manera exponencial y la miseria y la pobreza y el hambre y la migración se multiplicarían como los paces y los panes del ritual bíblico.

Está visto y comprobado: los políticos suelen aterrizar en el poder público para enriquecerse en menos de un sexenio, porque como dice Manuel Bartlett, cuando te das cuentas el sexenio ya terminó.

Una generación política se va y otra llega, y la calidad de vida de la mayoría de los 8 millones de habitantes de Veracruz es baja y jodida.

Bastaría referir que todavía hoy existen en las regiones indígenas niños que mueren de hambre, desnutridos, anémicos; por un dolor de cabeza, una diarrea.

Pero, además, que en cada paisano migrante a Estados Unidos hay una falla de la política económica.

Por eso Veracruz está astillado.

Y, lo peor, sin un destino, pues la esperanza desde hace un ratito ha terminado en desencanto social.

Publicado en: http://www.blog.expediente.mx/nota.php?nId=6603

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