Por Raúl González Rivera

La fuerza de las redes sociales quedó de manifiesto con la difusión amplia que de manera nacional se dio al caso de Fausto Alzati, pues los medios impresos y la televisión inclusive llegaron tarde al acto en que el flamante director de televisión educativa en el país, perdió la cabeza y arremetió contra una poesía y su autora, por cierto ya fallecida hace cuando menos medio siglo.
Alzati es el ex funcionario del régimen de Ernesto Zedillo Ponce de León que se vio obligado también a renunciar cuando se descubrió que siendo director general del Conacyt, dicho personaje no contaba siquiera con título de licenciatura, ya no se diga de maestría o doctorado, porque ambos grados académicos todavía no se urgían como en los días que corren.
Fausto Alzati había acudido a una velada extraordinaria de poesía y pintura, nomás que un tanto acelerado por el objetivo estado de beodez en que se encontraba, causa suficiente para que el personaje, al dar lectura Ernesto Godoy a un extraordinario poema de la escritora Aurora Reyes, escrito en el año de 1948, en una de sus páginas, alusivas a los tiempos difíciles que enfrentaba el país, el funcionario, quien seguramente estaba atento, pero lleno el cerebro de humo por los alcoholes consumidos, reprocharía inmediatamente dicha lectura.
Y enseguida, cuando los invitados al evento y los colaboradores del propio Alzati estaban más atentos a la lectura del poema que incluye el libro «Espiral sin retorno», el funcionario todavía se introdujo al acto, lo suspendió gritando: «¡Viva Peña Nieto!», «¡Viva Peña Nieto!», y arengaba a que aplaudieran sus colaboradores, los cuales permanecieron en silencio absoluto, arremetiendo en su contra Alzati, y luego pasar a advertirles que no permitiría que se insultara al presidente de la República y, como todos lo tiraron a loco, se concretó a acusarlos de ser «amlistas», seguramente refiriéndose a Andrés Manuel López Obrador.
Empero, el señor Alzati cometió su oso, nada tenía el evento en contra del presidente de la República, porque se trataba de una alusión ocurrida en el año de 1948, es decir, posterior a la expropiación petrolera que decretara el presidente Lázaro Cárdenas. La prensa se percató 24 horas después del asunto, no así las redes quienes rindieron información con detalles al momento, así que la caída de Fausto Alzati era inminente, como debía ocurrir, apenas unas horas después de ocurrido el fenomenal desaguisado.
* XALAPEÑOS, SE
SIENTEN ABANDONADOS
La declaración es un tanto desgarradora, porque la externan ciudadanos común y corrientes, algunos académicos, profesionales de la cuchara y, por supuesto, familias, que avistan los riesgos ahora estando encerrados en sus viviendas.
Xalapa había sido una ciudad de ensueño hasta hace dos décadas cuando menos.
Buen clima, templadito, frío por las tardes-noches, la neblina cayendo sobre la ciudad, pero oliendo a limpia y honesta.
Las calles de siempre, angostas, cortas y largas algunas, pero sin grandes preocupaciones sus habitantes. La página roja de los periódicos consignaba como escandalosos los robos minúsculos de comida o víveres en los súper mercados, por parte de alguno que otro desposeído de todo, pero no pasaba a mayores.
Empero, la violencia y la inseguridad eran temas de una agenda que se registraba sólo en las cintas de la industria del celuloide de las series como la del agente 007 James Bond o el investigador policiaco Koyak y ahora super héroes que mantienen embobados a los menores de edad, sobre todo. Y si se trataba de violencia, bueno, se sabía lo que pasaba en Colombia, en Guatemala, o cualquiera otro de los países centroamericanos, pero no en el nuestro, y menos aun en la otrora Atenas veracruzana.
En el curso del último mes fueron tres las personas asesinadas en el seno de sus hogares. Sobre todo se trataba de ciudadanos útiles, que habitaban sin familiares las viviendas que ocupaban en el corazón de la ciudad, de cuya identidad, la de los autores de este triple homicidio, no hay pistas y los sabuesos policiacos siguen sin identificar a ninguno de los responsables.
Por añadidura, la solidaridad del resto de la sociedad y la protesta pública, a veces se alejan del habitar cotidiano de la sociedad, virtud sobre todo a que la inseguridad vuelve a la sociedad o buena parte de ésta, huidiza, temerosa y con un singular miedo hasta para salir y caminar por nuestras calles y avenidas.
El descrédito es mayúsculo para que la gente se confíe y la pérdida de valores no encuentra paralelo. Es una constante que al pueblo mismo convierte en una entidad con afán de asirse a cualquier expectativa para poder sobrevivir con algún confort y la tranquilidad robada.
* MIGRANTES, UN NEGOCIO
ROTUNDO DE POCOS
En realidad, los migrantes se la juegan queriendo viajar de sus países centroamericanos, cortar por suelo mexicano y arribar a territorio del Tío Sam.
La aventura en el pasado, eso era. Un viaje a través de la región selvática entre Guatemala y el sureste de este país. Lo importante para miles que hoy son víctimas de las peores bajezas, es llegar a tierra de los yanquis. No hacerlo equivale a ser potencialmente mujeres y hombres muertos en sus pueblos donde nacieron, crecieron y vivieron, hasta que la violencia se ensañó con ellos y sus demás familiares.
Sin embargo, el Tío Sam ya no quiere más migrantes. Hay una deportación masiva de extranjeros en suelo yanqui, con destino o retorno a sus lugares de origen. Es decir, que la sobrevivencia de miles puede costarles la propia existencia, en su tránsito tortuoso y de graves riesgos no sólo al salir de sus moradas, sino al llegar a tierras aztecas y tratar de llevar a cabo su recorrido subidos en La Bestia, nombre que recibe el tren que suele transportarlos hasta Coatzacoalcos y cruzar la cuenca del Papaloapan.
Lo espeluznante, que sea en ese tren de la muerte, donde estos extranjeros obligados a huir de sus tierras, se vean expuestos a la persecución, el golpeteo, la matanza y la tortura. Porque pueden sentarse los agentes diplomáticos a tratar de ver por el porvenir de aquellos, sólo que esto se da sobre la mesa donde con escritos, oficios y cruces de cartas de buenos oficios, para estar a tono con el lenguaje de los diplomáticos, en tanto la vida de los migrantes pende de un hilo.
La persecución, aprehensión, explotación, asalto, violaciones de mujeres y niños y el crimen, que se comete con muchos de ellos, constituyen un aviso muy fuerte en el sentido de que la aventura ya no garantiza ningún éxito. Los explotan traficantes de personas y los polleros, pero lo más preocupante, que también migrantes sean sometidos por elementos policiacos deshonestos y funcionarios perversos y ambiciosos.
