
Puede haber cinco, diez o quince instancias o instituciones dedicadas a ver por los niños y niñas víctimas de todas las calamidades, pero es la hora en que ninguna sigla tampoco puede justificar, explicar o aclarar el porqué de los suicidas infantiles, de los cuales cinco casos se han registrado en sólo el lapso de un mes en esta ciudad.
Las notas que refieren cada uno de estos suicidios, en las páginas periodísticas, no consiguieron cobrar ningún impacto porque el amarillismo de que se le acompaña, en días como éstos, sobre todo futboleros, a nadie le interesa.
Lo verdaderamente grave del asunto, es que los padres de esos niños y niñas, carecen de la menor información de por qué sus herederos optaron por cortar sus existencias, saliendo por la puerta falsa.
El resto de la sociedad se convierte o revela apática o fría ante el dolor que representa la muerte de cinco menores, a los cuales seguramente nadie entendía, en su casa, la escuela, y el grueso de la sociedad vive inmersa en sus propios problemas –se dice–, y no tiene tiempo para ver lo que pasa a los vecinos ni al resto.
Empero, el mensaje de las instituciones creadas exprofeso para ver por la problemática que afronta el grueso de los mexicanos, como es la desintegración familiar, la violencia en el seno de las familias, las adicciones en que incurren chicos y grandes y los fantasmales organismos destinados a ver por la violencia intrafamiliar, sus antídotos y las curas y medidas de prevención, de que puede echar mano para salvar de la debacle en que está incurriendo buena parte de la población menuda.
En todos los ejemplos impuestos por los cinco niños suicidas, sus padres, maestros y vecinos lo ignoraban todo.
Si acaso, el progenitor de la niña que se quitó la vida, confesó que su hija cumplió con su intención, pero nada sabe de las razones que la empujaron a buscar la muerte. Quizá, dijo, se haya debido a que estaba siendo acosada por sus demás compañeros en la escuela primaria y la niña no se haya atrevido a presentar la querella de rigor. Pero nadie se atrevió a decirlo.
Y como todo lo anterior obedece al silencio que guardaron los niños suicidas, queda la responsabilidad de todos comprometida con aquéllos, ni duda.
* DESDE TARZÁN, TODOS,
POR EL CIRCO
Desde que aparecieron a través de la industria del celuloide los filmes de Tarzán, el hombre mono y su compañera Jane y su hijo Boy, en la industria, junto con el desfile de leones, tigres, elefantes, rinocerontes y cocodrilos, entre otros de los ejemplares que habitan todavía muchos de ellos en las selvas, donde las hay, los animales son parte del gusto de chicos y grandes, pero ahora en los circos y los zoológicos.
Sin los animalitos, no hay circo.
La más grande firma circense que existe en el país, la de los hermanos Atayde, igual, chicos y grandes han gozado y, por qué no, hasta disfrutado plenamente de las suertes, peligros y manejo de las llamadas bestias metidas en sus jaulas o sin éstas, como parte de una programación dirigida a la sana diversión y conocimiento de las especies muchas veces vilipendiadas.
Sin embargo, los padres conscriptos, abusando de su papel de falsos moralistas y más de protectores de los animales, han dicho que no pasa más el confinamiento de aquellas especies en jaulas o simplemente el cautiverio. Es decir, que terminan de tajo con una trama que lleva decenas y decenas de años, sin ser molestada.
Activistas refieren que son más los animales sujetos al desprecio de los seres humanos, por el abandono en la calle, que los que se encuentran viviendo en cautiverio. Ahora bien, los toros, las peleas de gallos y de perros, inclusive, ¿en dónde quedan?
Por lo que hace a los zoológicos, existen dos monumentales, uno en la ciudad de México y el otro en el estado de Puebla, cómo entender que podrían desaparecerlos, cuando de forma viva y directa los pequeños, sobre todo, aprenden de los animales salvajes, en cautiverio, pero igual, aprenden de sus noblezas.
La «xiqueñada» o «vaquillada» no la va a suspender una ley. Observan vecinos de la tierra del licor verde, la morita y los mariscos y pescados, el café y el pan elaborado a base de manteca.
Empero, los diputados hoy tienen un entretenimiento, mientras los verdaderos problemas que afectan la marcha del pueblo mexicano y en esta provincia, el veracruzano, son soslayados o hechos a un lado.
Hasta cuándo los padres conscriptos van a ventilar soluciones a la crisis económica que es brutal entre las mayorías de ciudadanos veracruzanos. O acaso, van a obsequiar la dispensa de las carretadas de dinero público saqueado por unos cuantos, lo que mantiene al borde de la quiebra a empresas y ciudadanos que no ven la suya, por más que se anuncien obras y servicios e inversiones venidas de otras latitudes del mundo.
Muchos animales enjaulados o metidos en los zoológicos y circos, comen mejor, viven mejor y son atendidos por encima de cientos de miles de seres humanos. Por favor.
AGENCIAS DEL MP Y
EL IMV, ¿PARA QUÉ?
Antes que seguir ventilando si operan o no los juicios orales, cuya eficacia está muy distante de lo que son tales en la Unión Americana y los estados europeos de occidente, habría que resolver cuestiones elementales, que una sociedad violenta como es la nuestra, pero sobre todo cientos de amas de casa, para no decir miles, que la búsqueda de justicia en las instancias supuestamente creadas para conseguirla, cierran sus puertas, oídos y su personal encargado se solaza haciendo anuncios semejantes.
Doña Maricela es una de las tantas mujeres golpeadas por sus maridos, y la que no es insultada, vejada, vuelta añicos su condición de humana, ama de casa y madre de sus hijos, que se cansó del vasallaje cotidiano a que la sometía su querido esposo, un trabajador de poca monta en las instalaciones del Instituto Mexicano del Seguro Social, bebedor de licores por o en aras de festejar la menor celebración y, tal vez, algunas veces metido al consumo de las drogas enervantes.
Bajo este esquema, arribaría a su hogar –el de doña Maricela– y el personaje aludido, y todo envalentonado, comenzó a agredir verbalmente a la dama, quien resuelta a no permitir un acto semejante, en sus casi 22 años de convivir en esas condiciones, se decidió por ir a la agencia investigadora de rigor, obvio, sin abogado, para que no la mal aconsejara, donde una mofletuda abogada la recibió molesta, porque en ese momento había transmisión de futbol por la tele.
Sin embargo, se acordó de su papel de fiscal y de inmediato sorrajó la pregunta a doña Maricela: ¿qué quiere? A lo que ella narró las mil y una peripecias que ha tenido que sortear para salvar el pellejo y la honra, porque vive violencia todos los días en su casa…. La agente del MP la escuchó detenidamente y cuando creyó oportuno, le espetó textualmente: «Mire señora, aquí se viene a denunciar hechos, no palabras, déjese golpear y luego ve al médico legista, nos trae el certificado médico y entonces lo mandamos detener….».
Doña Maricela, con las mismas salió del recinto donde se procura la justicia y fue al Instituto de la Mujer, pero ídem. Allí la orientarán sicológicamente, pero no más.
Este es un asunto que evidentemente no ha resuelto ninguna instancia del poder judicial, ni política ni de ninguna especialidad. En cambio se habla de un alto grado de muertes por violencia intrafamiliar, pero la justicia asume su papel protagónico, cuando haya lesionadas o muertas, menos no. ¿Qué le parece?
Diputados, juristas, jueces, litigantes y demás siguen sin atender este reclamo de muchas y muchos.










