
Bastaron diez minutos, no más, para que el tri fuera abatido y con este partido, también, el derrumbe de los mexicanos, que guardaron la esperanza hasta el último minuto del encuentro con el poderoso equipo de Holanda.
El enorme despliegue informativo y comercial que destacaron las cadenas de televisión privada, quedaron de nueva cuenta con las ambiciones de poder culminar en la final de un torneo que se aprecia a la distancia mucho más lejano, pese a haber contado los mexicanos con una excelente escuadra, que hubo que enfrentar las decisiones parciales asumidas por los árbitros y, por otro lado, las condiciones naturales que representan países bien alimentados.
Sin embargo, en esta ocasión el enojo de los aztecas no fue mayúsculo. Público y jugadores supieron aguantar vara, como se dice coloquialmente en la barriada y los encuentros llaneros también del futbol, el beisbol y hasta el basquetbol.
Empero, la ilusión se desvaneció como había llegado.
Volver a la realidad, sugiere parte de esa fanaticada, es muy difícil. La indignación sale por los poros en contra de los árbitros, que en apariencia sirven a favor de la causa de los jugadores europeos.
La experiencia le deja a los aztecas la amable suerte de haberse percatado en dónde están sus yerros. Cómo es que se confiaron al sueño de Morfeo, que les auguraba que en diez minutos nada extraordinario acontecería en su contra.
Así como el grueso de la sociedad, que vive esperanzada en que los programas sociales político-electorales no desaparezcan, sino por el contrario, se multipliquen, asimismo, en el juego de la patada, deja impresa en los nacionales la huella, difícil de digerir, pero el destino está escrito, se cuenta y el del común de mexicanos, es saber confiar, esperar que la existencia en este país se la juegan una mayoría cotidianamente, sin esperar nada a cambio.
Hay negocio, ni duda, pero éste tiene que ver con los grandes consorcios publicitarios y los televisivos, no más. Igual al congreso dio tiempo de sacar la mayoría de las leyes secundarias, con vistas a exprimir al común de los contribuyentes con las reformas que presuntamente serán radicalmente estructurales. ¿Usted lo cree?… Bueno, los árbitros la hacen de funcionarios y los gobernados jugadores y los que no lo son, deberán someterse y atenderlas.
* INUSUAL PLANTÓN,
OTRA CARA DEL PAIS
En un país con una selecta clase en el poder, unos cuantos ricos, ricos-ricos y funcionarios que no rinden cuentas claras y ex políticos que andan a salto de mata, pero que amagan con volver por una curul, para conquistar la inmunidad que les está haciendo falta, el sistema no puede menos que reparar en su propia prestancia, si quiere gobernados asiduos, espontáneos y condescendientes.
La protesta de hombres y mujeres que frisan en más de 80 años de edad, allí en las calles de Xalapeños Ilustres y Zaragoza y a las puertas del único banco regenteado por mexicanos –se dice–, no debe repetirse más.
Ya en una ocasión los octogenarios se apostaron en las calles del centro para demandar el pago justamente de sus pensiones.
Esta inusual demostración de rechazo al estado de cosas, el común de funcionarios públicos sostiene que, con horas de retraso, pero se pagan las jubilaciones.
Y en efecto, lo que no debiera ocurrir en tales condiciones, pasa. Una vida dedicaron los pensionistas al servicio de la sociedad, entonces, justamente tienen derecho a una pensión. Imagine usted, tuvieron que laborar 30 años cuando menos en el aula, la oficina, en donde hicieron falta, y sus patrones así lo consintieron.
Lo que no acaba de entenderse, cómo es que las pírricas pensiones que cobran las inmensas mayorías se regatean, cuando hay los ex magistrados, ex ministros de la Corte y los ex presidentes de la república, como Vicente Fox, quien devenga una pensión de fábula, la cual, como gato boca-arriba, defiende aduciendo que no podría «sobrevivir» si la dejara de cobrar. En el servicio público sólo estuvo seis años y en opinión de Elenita Poniatowska, Fox es el peor ex presidente que México ha tenido.
Por eso, cuando se da este tipo de espectáculos, mujeres y hombres resintiendo los duros cambios del clima que trajo a la ciudad la tala inmoderada, el cambio de la tierra virgen por las calles construidas a base de asfalto y pavimento hidráulico, la pregunta que se hace hasta el alumno del primer semestre de la facultad de derecho, de la universidad Euro Hispanoamericana: qué provocó la creación del estado, qué hace y cuáles son los fines del mismo.
Porque si no ocurriera bajo esa pantalla, tendría que sobrevenir la instalación de una institución gerencial, que a la manera del común de las empresas privadas, Telmex, Televisa o cualquiera, estarían afilando uñas y dientes para ocupar la gerencia-presidencia de la república, como se le identifica, porque a contrario sensu, simplemente el Estado vendría a constituir una visión óptica, no más.
Pero un estado sin visión social, ni los tecnócratas, o pregúnteselo al único ex presidente verdaderamente grillo que queda, el economista Carlos Salinas de Gortari.
* LAUDOS LABORALES
HUNDEN A COMUNAS
La ignorancia de numerosos ex alcaldes los llevó a correr trabajadores, pero sin tener el cuidado que les permitiera salvar sobre todo al barco municipal, como viene ocurriendo cada tres años, sin que haya la autoridad que reoriente el rumbo de las municipalidades puestas bajo postración debido precisamente a las demandas laborales que pesan sobre las cajas de caudales de numerosos ayuntamientos municipales de la entidad.
Cada ex alcalde que asume el mando municipal, considera que conquistó a Roma y que todos le deberán rendir, al grado de que quien o quienes le estorben en las nóminas de la municipalidad a su cargo, los echa fuera, a la manera de como lo hace cualquiera de los señores gerentes en cualquiera de las empresas privadas.
Este fenómeno se viene dando cada tres años y los alcaldes de nuevo cuño, sin reparar en los daños que puede causar a las finanzas públicas bajo su encargo, dicta los ceses de rigor, sin que le importen tampoco las consecuencias que entraña la obligación institucional y que como patrones –conforme a la ley federal del trabajo–, debe pagar las indemnizaciones de rigor. Porque de lo contrario no habría derecho ni se viviría en un estado regido por leyes y reglamentos.
Sin embargo, la problemática se agudiza porque la lista de ayuntamientos con laudos dictados por autoridades rebasan las cien comunas y monetariamente alcanza en este momento los diez o más millones de pesos.
Varias decenas de ex burócratas reclaman su pago justamente, porque así corresponde en estricto derecho. Sólo que los ediles de estreno aseguran también que no cuentan con el dinero suficiente para pagar dichas liquidaciones. Consecuencia obligada, que jurídicamente compromete parte de los presupuestos municipales, pero por otro lado, refleja un asunto que no debiera repetirse jamás, porque en juego se coloca sobre todo la tranquilidad, desarrollo y crecimiento de las municipalidades con la guillotina pesando sobre las tantas comunas con irregularidades que resultan igualmente graves, como irresponsable es la toma de decisiones sin asesoría legal, en que suelen incurrir los hombres del poder municipal, como es el caso de los alcaldes.
Por otro lado, hay municipalidades como La Perla o Huiloapan y un centenar más cuando menos, que están metidas hasta los codos en los rubros de pobreza extrema, las tantas deudas, pero el colmo es que tengan que afrontar las citadas resoluciones del Trabajo, que exhiben los yerros en que incurrieron ex alcaldes, cesando trabajadores, con o sin sustento, pero que al final del día comprometen los recursos que corresponde a los contribuyentes y que permiten la integración de presupuestos, cuya meta o justificación es precisamente generar el bienestar popular.
Beneficio, satisfactor o como usted quiera llamarle, que se encuentra en pleno detrimento porque a las comunas pobres, sobre todo, les persiguen los laudos que tienen que pagar tarde o temprano. Esperemos.

