¿Qué está pasando?: La Marea Negra


incendaplaudosPor Gonzalo López Barradas

 

 

  Por Gonzalo López Barradas, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Por Gonzalo López Barradas, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

El juego alucinante de la reforma energética, sobre todo del petróleo, préstamos, derroche, será la ruina. Es inútil ocultar que la economía popular ha sido  herida profundamente. La recuperación será lenta y la terrible experiencia no se olvidará. Del otro lado, en primer término, se han reclamado unidad y patriotismo. Debemos hacer sacrificios, no comprar nada que no salga de nuestras fábricas ¡si fueran nuestras! y ser austeros. Lo dicen los ricos a los pobres, los poderosos a los débiles. Trágica ironía. El pueblo lo quiera o no, estamos conociendo grandes limitaciones. Muchos bienes ya para nosotros inalcanzables, serán en adelante inconcebibles.

Lo sabíamos. Pero ¿pudo evitarse? Sí. A tiempo. Los comentarios, todos o casi todos, denunciaron el peligro. Pero queríamos crecer. Nos metieron en la cabeza que se va a mover México, que ya la nación es otra. Que nuestros bolsillos se verán llenos en poco tiempo, que el precio por el consumo de luz, va a bajar. Que ya no habrá más gasolinazos, en fin…

La república petrolera tendrá que seguir, inevitablemente, la suerte de su más comercial e irrevocable riqueza, los energéticos, en un mercado turbulento y variable. Nos acercamos, sin pausas, al desastre.

Pero en política los hechos cuentan más que las palabras y, como siempre, la brutal realidad cayó de golpe sobre el pueblo: reformas estructurales apoyadas por alianzas perversas de partidos grandes y chicos. No vieron la miseria dentro de la riqueza. No vieron los flamantes legisladores la enorme deuda exterior e interna que tiene México. Cantidades escalofriantes que para ellos no son excesivas, ni comprometen la independencia ni la soberanía de la República.

Pero, además, lo inquietantemente grave, es que no existe en la cima de la administración pública la exacta conciencia del costo político que está por venir. Las políticas económicas y financieras del peñismo auguran un gran fracaso. Un imponente rechazo popular se está sintiendo. Se nos dice que sufriremos, sí, una crisis pasajera provocada por circunstancias incontrolables como un fenómeno coyuntural, que pasará y que no tocará las inconmovibles bases del desarrollo mexicano. Serán necesarios, se afirma, ciertos ajustes formales. Nadie lo cree.

No solamente la situación interna del país es oscura. Las reformas son un mito y una fantasía que sólo los beneficiarios le dan crédito. Ochenta familias poseen la riqueza que hay en México. No hay más y lógicamente se supone que entre ellas están los políticos y los grandes empresarios que ahora se aprestan a terminar con la marea negra, de la cual, más o menos, mal o bien, vivía el pueblo, durmiendo y pensando que el petróleo era nuestro, sin conocer, siquiera, un barril de ese oro negro.

rresumen@hotmail.com

 

 

 

 

 

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