Por Raúl González Rivera
HAY QUE MANTENER
EL CONCEPTO DE BARRIO

Un japonés vino a Xalapa y recomienda a los habitantes de la ciudad que sepan mantener y preservar el ambiente y la convivencia de barrio.
El nipón quizá no lo sepa o ha podido notar todo lo contrario en el cotidiano habitar de la sociedad civil, que se atrevió a hacer mención de algo que forma parte de la sobrevivencia en la ciudad y que hasta hoy ninguna autoridad ha podido convencer a nadie de nada.
Xalapa ya vivió lo que el japonés le demanda a sus pobladores.
Pero eso ocurrió hasta hace cuando menos 20 años, es decir, cuando los problemas más apremiantes, como es el desempleo, la seguridad, la hambruna y el educativo, hicieron crisis.
Quienes nacieron entre los años 40, 50 y hasta los sesentas y quizá setentas del anterior siglo XX, hoy denotan la nostalgia precisamente por la relación de barrio, que los capitalinos contaban entre sus manos y por supuesto su cotidiano habitar.
Ese lapso incluye las tardeadas, porque jamás se dieron los antros ni los lenocinios, ni prostíbulos que ahora operan y explotan en demasía a los más jóvenes, sobre todo.
La ciudad, lastimosamente ha deambulado por varias décadas entre la cultura, los libros, el teatro y el cine de arte. Las conferencias generalmente solían ser abarrotadas, sobre todo cuando se entrelazan los diferentes episodios que ha visto correr este país.
Hoy, todo eso forma parte del casillero del olvido en el archivero más añejo. A las grandes mayorías lo que menos importa es el gesto amable, la fraterna relación con los vecinos y el apoyo mutuo frente o de cara a los problemas cotidianos que, por ser sociales, entrañan una exigencia radical en lo que hace a solidaridad.
El viejo concepto de barrio muchos lo añoran, los más ignoran cómo fue. Armonizar las relaciones de amistad y de buenos vecinos, como lo solicita o sugiere el japonés, ya fue y no se avistan por ninguno de los cuatro costados de la ciudad, que vayan a volver.
Habrá una familia que ceda la mitad de su propiedad para abrir una calle de estreno, porque lo exige el tránsito tremendista de estos días, como ocurrió en la calle Miguel Negrete, que cuando se abrió al paso del resto, sus propietarios cedieron la mitad de sus predios, para contar con la calle que hoy quizá, como todas las del corazón de la capital, sea de las más socorridas y transitadas las 24 horas del día. Es posible que al japonés que demanda lo que los xalapeños conocen mejor, le informaron no del todo la realidad cruda y fría que ahora experimentan las mayorías que radican en las 345 colonias.
* ERIKA AYALA SE SUMA A
LA BAJA DE DIPUTADOS
También las priista Erika Ayala, a quien nadie conoce por lo que hace en favor de la causa de los socios priistas, se hace sentir al anunciar su posición respecto de la disminución de diputados locales, lo que le atrajo inmediatamente un buen de reclamos, pero más de salutaciones, porque efectivamente un presupuesto se conservará en condiciones de ejemplaridad, con vistas a las exigencias materiales de los veracruzanos todavía insatisfechas.
La medida de reducir cien diputados federales, sobre todo los plurinominales de la cámara baja del Congreso de la Unión, le viene bien al país.
En el caso estrictamente local, los curulecos hace tiempo que no convencen a nadie.
Así que reducir la cantidad de pluris viene a constituir algo así como el premio mayor de la Lotería Nacional o el Melate. Al común de la población la noticia le cae como anillo al dedo.
En el sentir de la población civil existe la certidumbre no de ahora, sino de siempre, que el común de los diputados lejos se encuentran al término de sus gestiones supuestamente legislativas, porque es muy difícil que dichos representantes legislen normas jurídicas y leyes que le permitan a la sociedad su crecimiento social, material y cultural.
Por botón de muestra, el partido de Convergencia por la Democracia, desde sus oficinas principales, que se ubican entre las calles de 5 de Febrero y Zamora, a lo ancho del edificio sede del mismo, exhibe una manta con los rostros y nombres de los diputados, dice la lectura en cuestión que aprobaron la ley con que se robaron los ahorros de los derechohabientes del Instituto de Pensiones del Estado.
El hecho se difunde abiertamente para todos cuantos cruzan las calles mencionadas y en el común de los miles de quienes cotizan ante el organismo en crisis, es obvia la solidaridad de ciudadanos para sufragar, de entrada, contra la nueva ley que rige al IPE. Y en ese tenor, la lideresa Erika Ayala demanda la disminución de plurinominales, aunque de paso a la dama se la lleven entre las patas del caballo, porque una curul por elección, juran sus adversarios que no la ganaría ni contando a los miembros de su familia en edad de votar.
Por otro lado, la reducción de diputados es lo deseable y que el país todo lo reconocería absolutamente, habida cuenta de que se trata del cuerpo de servidores públicos con muy escaso prestigio y menos reconocimiento popular a lo que hacen, debido sustancialmente porque las necesidades sociales van en creciente aumento y los conflictos torales siguen intocados por parte de los señores legisladores, distantes de su compromiso con el pueblo, pero excelentes a la hora de cobrar abultadas canonjías, prebendas, regalías y demás.
* MÁS PROTESTAS Y LOS
POLÍTICOS ¿QUÉ HACEN?
No hay en la historia de Xalapa un episodio más complejo y nutrido en eventos, como es la constante de protestas públicas en la ciudad y particularmente desde el corazón de la misma, la plaza de los lamentos, los encuerados o como usted quiera llamarle, en vísperas del proceso electoral del año entrante o porque realmente, políticos ignoran cómo resolver las conjeturas que les son expuestas en sus respectivas mesas de trabajo.
La plaza Lerdo ha sido en lo que va del régimen estatal un escenario de centenares de movilizaciones, que a la ciudadanía local obviamente tiene harta.
Es cierto que la protesta social es democrática y obedece a un clima político en el que la manifestación de las ideas es tan constante que el grueso de la población suele ignorar. Los destinatarios de estas manifestaciones, sin dejar lugar a dudas, son los funcionarios públicos, que se apostan en sus cómodos sillones de piel, hasta donde son atendidos por su corte de secretarias, orejas y asesores.
A la calle salen los asesores políticos como les califican orgullosamente en dichos despachos, los cuales, honor a la verdad, se han visto ampliamente rebasados por la protesta social, el reclamo popular y el gentío que se agolpa en nuestras calles para condenar lo que quizá sea condenable, pero que es tal el cinismo de no pocos de los servidores públicos, que las respuestas no fluyen y entonces el reclamo puede sumar días y semanas.
Los grupos de presión van en aumento. Justificadas o no sus incursiones hasta espectaculares en las principales calles de la ciudad, es frecuente que no encuentren las razones para continuar registrándose, porque es cuento de nunca acabar, ya que las respuestas no les llegan, según el dicho de sus jerarcas y dirigentes de gremio, partidarios, de grupos políticos y de membretes ampliamente reconocidos como familiares.
Para la población civil esta constante de protestas que realizan los membretes en cuestión, ya no es fácil de tener que soportar.
Las únicas manifestaciones públicas que las familias xalapeñas avistaron con solidaridad y reconocimiento, ocurrieron con la lucha estudiantil del 68, nunca antes ni después.
Luego vendrían los mítines de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Andrés Manuel López Obrador, los cuales repletaron totalmente el centro de la ciudad y la gente se vio alegre.
En lo que va de la semana, la silenciosa muestra de reconocimiento ha sido para la protesta de familiares y amigos que persisten denunciando las desapariciones forzadas y, por otra parte, la reclamación de los trabajadores en activo, pensionistas y jubilados del Instituto de Pensiones del Estado, que han solicitado la inconstitucionalidad de la nueva ley que rige los destinos del IPE y que, a decir de Juan Nicolás Callejas Arroyo, de ocurrir así, se preparan los diputados para responder a dicho recurso invocado y presentado a los poderes ejecutivo y legislativo por la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Si bien es cierto que la protesta social denota un ejercicio democrático, también no es menos real que algunas o numerosas de las siglas en la manifestación pública, respondan a la temporada preelectoral que viene y que de esta forma estén a la caza únicamente de huesos públicos, entiéndase en este suelo veracruzano, las curules que hoy por hoy en ése las uninominales seguramente se deberán cotizar a muy altos precios. Al tiempo.
Asimismo, con estas muestras que desquician el orden público, porque se llevan a cabo en las calles que conectan al corazón de la ciudad, ésta se colapsa, se paraliza y por ende, además de enturbiarse el sentido de la lucha social, no es menos grave que el juicio popular sea condenatorio para el grueso de estas manifestaciones que, igual, llaman al desorden, el caos y el desencanto de la gente.

