
Uno de los yerros cometidos por las constructoras de plazas comerciales en la ciudad, como de la central camionera, es que construyeron dichos establecimientos comerciales, pero sin añadirles las áreas para el servicio de taxis, lo que trae consigo una constante de pleitos y conflictos que se escenifican entre clientelas y los sabuesos con caras de pocos amigos, que aparentemente cuidan las entradas a dichos recintos.
Las plazas por excelencia de Xalapa, conocidas con los pomposos títulos de Ánimas y Américas, son el ejemplo más claro de lo que no debió ser, pero es.
Ambos centros comerciales fueron edificados sin cuidar que tuvieran un área específicamente para el ingreso y salida del taxi. Obviamente, el transporte urbano ni siquiera lo imaginaron sus constructores, así que ambos consorcios empresariales fallaron enormidades ante una creciente suma de usuarios y viajeros que arriban frecuentemente a las mencionadas plazas.
Empero, sobre terrenos de la plaza Américas sus regenteadores, gerentes o jefes más parecidos a los burócratas que cobran en cualquiera de los niveles jerárquicos del gobierno, el ingreso a la misma edificación adolece de zona o espacio para el taxi, así que de manera arbitraria, porque afecta el derecho de vía a los clientes de sus establecimientos comerciales, un grupo de sabuesos con tarjetas de policías privados, creyendo que se encuentran en el cereso más riesgoso de la entidad, vienen cometiendo verdaderos ataques a pacíficos transeúntes y automovilistas.
Ayer, uno de esos orangutanes, de uniforme verde-negro, con rostro de aspirante a constituirse en un criminal, entró en controversia con cuatro automovilistas, al obligarlos dentro de terrenos de la plaza comercial a circular por la vía que a él se le ocurrió, violando el derecho a ingresar a dicha plaza de los automovilistas particulares, al final del día, los que realizan compras en dicho centro comercial, los cuales se inconformaron con el sabueso de marras, a quienes quisieron denunciar, pero vea usted que en dicho centro comercial no hay uno solo que se haga responsable de nada.
Los automovilistas buscaron a un jefe y no lo encontraron, así que pidieron al que esto escribe que se hiciera por medio suyo la queja, que es repetitiva, pidiendo estos quejosos que los sabuesos deben cuidar precisamente a quienes cometen asaltos, robos, extorsiones y otros ilícitos precisamente con clientes y comerciantes, no de ahora, sino de meses atrás, sin que a la fecha se haya sabido que estos sagaces orangutanes den con el paradero de uno o varios de los pillines que operan impunemente en esta y las demás plazas sofisticadas de la ciudad.
* COLONOS PODRÍAN
IMITAR AL PUERTO
Había un jefe policiaco en el anterior sexenio, que nunca dejó de advertir que en Xalapa venían operando más de 40 bandas delincuenciales, integradas por jovencitos cuyas edades no rebasaban los 20 años de edad, y que nadie podía contener dicha ola porque las policías, en cualquiera de sus versiones, no cuentan con los elementos suficientes para iniciar una batida semejante.
Ese personaje que hizo el reconocimiento monumental referido en el párrafo anterior, lleva los apellidos de López Esquer, porque todavía vive, sin embargo nadie le hizo caso, lo tiraron a loco y las autoridades municipales francamente se hicieron las occisas, bajo el sobado argumento que una atención esmerada a las acciones de seguridad y transito se las había quitado el estado y qué bueno, porque se advertía que los ediles no estaban acostumbrados a las cuestiones rudas ni en las que tuvieran que abatir saldos de violencia.
En ese tenor, cuando arribó el moderno cuerpo edilicio, igual, hubo ese reconocimiento pero nadie dijo qué hacer para abatir los saldos rojos que entrañan varios centenares de muchachos metidos en las actividades reconocidas en todos los linderos como ilícitas.
Hoy el titular de seguridad pública ha pedido que cada familia adquiera un can y que éste haga las veces de agente de seguridad pública.
Los elementos uniformados no alcanzan para cuidar la tranquilidad de los xalapeños y, por otro lado, la constante de ilícitos que se viene cometiendo por malosos va en ascenso.
En Veracruz puerto, colonos se han armado y se integraron en equipos con la determinación de no permitir uno más de los ataques de que los hace víctimas la delincuencia en amplio sector porteño. Inclusive el delegado de la Segob ya dio el visto bueno a los colonos alzados y con armas de fuego, para defender su integridad personal y la de sus familias y, por obviedad, la certidumbre de que no serán afectados su patrimonio y las viviendas.
Cierto es, lo más preocupante, en que la gente comienza a hartarse de anuncios, porque la realidad es otra. Comprarse un can no es suficiente y los ediles callan, mucho antes que proferir alguna esperanza de que las cosas vayan a cambiar. La incertidumbre está en la casa, la calle y el café.
Avistar las patrullas policiacas corriendo por nuestras calles con las molestas luces –para el ojo humano–, de colores rojo y azul encendidas, haciéndola de toreros sus conductores, porque les hace sentirse los modernos Rambos, 007 o cuando menos de exterminadores, en nada ayudan a tranquilizar a la población, porque de algo está entendida respecto a estos guardianes públicos, que nunca se bajan de sus unidades automotrices, nadie les ve el rostro camuflado y tampoco atrapan a nadie con las manos en la masa. Son feroces en bola, pero las dudas se acrecientan entre la población y las 40 bandas juveniles de delincuentes, aseguran, que siguen sin sufrir baja alguna. Hasta cuándo, entonces se registrará el anunciado cambio. Por favor.
* EL VOTO DE CASTIGO,
EN PRÓXIMA ELECCIÓN
De algo pueden estar seguros los altos mandos del viejo régimen, en el sentido de que para el próximo proceso electoral el voto de castigo tendrá que dar su mejor rostro en las urnas electorales.
La lista de traidores a las mejores causas de los mexicanos se alarga demasiado.
Diputados y senadores, que votaron y aprobaron las reformas estructurales, cavaron de momento las tumbas de millones que no tienen hacia dónde virar porque sus economías se hicieron polvo y las expectativas para salir airosos de estas numerosas crisis, tienen que esperar cuando menos entre 25 y 30 años.
Cuando se escucha decir a la señora Rosario Robles Berlanga que hay 53 millones de pobres, pero que existen seis de esa suma, que habitan en deplorables condiciones de miseria, no queda más al resto de compatriotas que ver sus condiciones de carencia de todo en un momento, en que se anuncian las grandes inversiones en materia de petróleo, energía eléctrica y la minería.
Empero, quienes ostentan un empleo saben bien que los alcances del poder adquisitivo se encuentran prácticamente aniquilados.
El desempleo cabalga igualmente sobre suelo azteca y la huida no precisamente graciosa de miles a los Estados Unidos de Norteamérica, que aunque tratan de pasar la frontera de manera ilegal, prefieren exponerse a ser asesinados por los sheriffes gringos y los criminales que aprovechan la ignorancia de aquellos para mentirles y hacerla de puentes de comunicación entre éstos y los yanquis, a quedarse y verse auto-contemplativamente, y morir lentamente de inanición y de hambruna, en su país natal.
Así que con todo esto, a los mexicanos del común cabe la certidumbre de que parte de esta debacle se debe a los diputados federales y los senadores que votaron dócilmente al llamado de la voz que manda, pero que va a llegar la hora del recuento de esta situación lastimosa para las mayorías y hacen anuncios tremendistas en el sentido de que la jornada del próximo año electoral será determinante para colocar a cada cual en el sitio que le corresponde. Y en ese contexto, si la memoria pública no lo olvida, el grueso de ciudadanos desde ahora tiene fija la vista en favor de quienes sufragará en urnas electorales.
Porque no es como lo acusan líderes y lideresas priistas, en el sentido de que los ciudadanos estén locos de contento con el estado de cosas que están viviendo en días como los que corren. Al tiempo.

