
Algo quedó en claro de la actuación de Raúl Zarrabal Ferat al frente de la SIOP, y es que hubo numerosas constructoras que cobraron al gobierno estatal sus contrataciones, pero incumplieron con las obras materiales que debían haber edificado en diferentes partes de la entidad veracruzana, que le repercutieron al entonces titular de la dependencia mencionada antes, que la procuraduría general de justicia sabe y que el ahora diputado local ni afirma ni niega que haya algún riesgo en su contra.
El diputado está tranquilo.
El legislador advierte que todo quedó claro en tiempo y forma. Es decir, que las cuentas fueron observadas, sometidas a arqueo y la procuraduría general de justicia conoció de las firmas encargadas de llevar a cabo diversas construcciones, que recibieron los pagos de rigor y que no las llevaron a cabo nunca, en detrimento obviamente del erario público y por supuesto los ciudadanos veracruzanos, que seguramente fueron objeto de promesas, que al final del día el régimen no cumplió.
Responsable directo del problema habría sido precisamente el señor Raúl Zarrabal, sólo que el ex titular de la SIOP buscó el cobijo del ex partidazo, consiguió su bendición y lo convirtieron en diputado ante el congreso local. Empero, desde su arranque de funciones legislativas ha sido acosado, al grado de que la PGJ emprendiera las investigaciones de rigor, encontrando precisamente que las transas se dieron con constructoras que no realizaron las obras que les pagaron puntualmente.
A la voz de alerta lanzada por la procuraduría general de justicia, el diputado Raúl Zarrabal ha advertido que no le inquieta ni preocupa lo que diga la fiscalía, que en su momento se esclarecieron los hechos, aunque lo cierto es que a ningún contratista llamaron a rendir cuentas, a menos que hayan vomitado lo que se tragaron allí en cortito, sin que lo supiera el resto de la sociedad contribuyente de la entidad veracruzana.
Dándose así el cerrojazo a otro que podría haber sido el escándalo del año en mentideros burocráticos estatales, en lo que hace a la obra pública que se paga, pero no está por ningún costado de estas tierras.
* PANCHO COLORADO CABALGABA
CON MIL JINETES POR AÑO
Ahora en buena parte del mundillo de la función pública, el escándalo, o con éste se propone acallar los verdaderos asuntos que tienen que ver con el crecimiento de un pueblo en los desangelados rubros de la ocupación laboral, el analfabetismo y la ausencia radical de espacios para la recreación normal, alegre, sencilla y barata, de la cual adolecen las enormes mayorías.
Allí están las gráficas alusivas al ganadero, empresario, industrial, entonces, corriendo montado en su caballo por las praderas del norte del estado, en el curso de la famosa cabalgata que congregaba a cientos de jinetes más, entre los que destacaban políticos de todos los tamaños, fueros, investiduras y rangos burocráticos y que buscaban con afanes puramente exhibicionistas precisamente posar al lado del señor Francisco Colorado.
Quién puede borrar de las hemerotecas con que cuenta una mayoría de periódicos que circulan en la entidad, las gráficas alusivas a esas entusiastas, alegres y nutridas cabalgatas del empresario y sus invitados especiales, como fueron desde el político más encumbrado, hasta el chofer, el guardaespaldas, pasando por los socios del gabinete importante, los diputados locales y alguno que otro federal y tal vez, señores, hasta un padre de la patria, que ahora lo negaría absolutamente todo.
Lo otro, correr la versión supuestamente rendida por el empresario Pancho Colorado, a través de un disco grabado que recorre la entidad, porque al resto del país le vale un soberano pepino, corresponde a las autoridades judiciales indagarlo, porque al señor empresario en cuestión lo tienen confinado en alguna prisión estadounidense, pagando o purgando una sentencia que es de 20 años.
Empero, para la gente en común, el escándalo ya dejó de ser, porque en la fiesta con Pancho Colorado hay decenas de políticos que algo le deben y que por eso, presurosos en aquellos históricos momentos, buscaban afanosamente que no los dejaran fuera de la fotografía del recuerdo. Hay quienes aseguran, igualmente, que a «don Pancho», como algunos aguzados consejeros y asesores de los hombres del poder, dicen que hasta saludaron de mano, cuando el anfitrión de las cabalgatas era reconocido como un próspero y muy rico empresario. Vaya usted a saberlo. Eso dicen.
* COCHUPO, EMBUTE
Y EL CHAYOTE
Acaban de agarrar a dos periodistas con las manos en la masa, para advertirlo coloquialmente, al estar recibiendo el «chayo», el «embute» o el «cochupo» de manos de Servando Gómez Martínez, «La Tuta», en el estado de Michoacán, una vieja práctica que se creía erradicada aunque no suspendida definitivamente, como corolario a las agresiones, ataques, asesinatos y otros actos de violencia que han venido enfrentando los chicos de la prensa.
Seguramente, alguien enemigo de los reporteros dio amplia difusión al intercambio con La Tuta, con las intenciones de denostar no de dos reporteros desconocidos en el resto de la república, sino del gremio y la profesión, entre las más comprometidas y afectadas en los últimos tiempos por sus adversarios, que son los políticos fundamentalmente.
Fue el ex presidente Miguel Alemán Valdés a quien se le atribuye quien por vez primera –cuentan las anécdotas–, hizo llegar la orden a sus secretarios de estado, que metieran fajos de billetes en sobres, que debían entregar con alguna periodicidad a los reporteros que cubrían las «fuentes» del gabinete presidencial.
Esta seducción monetaria, o por lo menos, se intentó con los periodistas primeramente quienes laboraban en el DF y la práctica la secundaron autoridades y reporteros en la provincia, desde entonces en todos los demás frentes políticos, y aunque existen –porque los hay–, casos de excepción, los funcionarios públicos entendieron que el ejercicio periodístico surgió de la nada, con improvisaciones en el cuadro de escribidores de noticias y así convertirse en los interlocutores de quienes no tenían la posibilidad de hacer sentir sus opiniones a los demás, acerca de los temas centrales en nuestras ciudades y el propio país.
Era una forma de congratularse con los informadores, advertidos de que no habría reclamos ni nada que exhibiera a ambas partes. El que da y el que recibe. Roberto Blanco Moheno, un periodista crítico desde las trincheras que le sirvieron para cuestionar duramente a gobernantes como Fernando López Arias, al cual censuraba, no criticaba, en sus tareas de político, ex procurador de la república y ex gobernador de Veracruz, calificó a esta entrega como «cochupo».
Advertía que las pagas a los comunicadores eran pírricas, las cuales siguen siendo en muchos casos. Y para nadie en el oficio es ignorado, es frecuente que las fuentes periodísticas ofrezcan el tradicional «embute», como se denominó a esta entrega monetaria a los comunicadores que cubrían y siguen cubriendo las declaraciones, eventos, actos políticos, de una mayoría de políticos y servidores públicos.
Una vieja práctica, consiste en la entrega del «sobre», sin el cual el reportero que no lo recibía se sentía menos que minimizado, sobre todo en las giras de políticos nacionales hacia la provincia. Sin sobre no hay nota de color, crónica o reportaje, amagaban algunos de los cubre giras del presidente Luis Echeverría. Confiaban conocidos periodistas que cubrían los recorridos faraónicos de las primeras figuras políticas, sobre todo de corte nacional.
El salario mínimo que la ley federal del trabajo contempla para reporteros no rebasa los sesenta pesos diarios, así que muchas veces congeniar con hombres del poder público, una mayoría inmensamente ricos o que en ejercicio de la función pública se vuelven ricos. Y una generalidad de esos personajes suele convencerse de tener que brindar el «sobre», el «cochupo» o «el embute». «El chayote» como tal surgió a instancias del ex gobernador del Estado de México, muy generoso decían reporteros, el profesor Carlos Hank González. Consiste en la gratificación mensual que recibía el reportero en la oficina donde se generaba su entrega.
Con la profesionalización del oficio de escribir noticias, hacia la mitad del siglo XX se presumió que tales gratificaciones cesarían y que los capitanes y empresarios de las firmas periodísticas en este país, por vez primera, enfrentarían el reto precisamente de considerar a sus profesionales de la pluma como a cualquiera otro de los gremios de trabajo para quienes ostentan un título universitario.

