60 Segundos: Entran los granaderos a la Facultad de Filosofía


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Por Raul González Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Por Raul González Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

Ocurridos los primeros minutos después de la matanza, también aquí entraron los granaderos a la casa que ocupaba la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Veracruzana, con domicilio sobre la avenida Juárez, a un costado de la preparatoria Salvador Díaz Mirón, y la corretiza en sus interiores no se hizo esperar.

ranulfo marquez
Ranulfo Márquez, entonces líder estudiantil en la Facultad de Derecho, motivando a los estudiantes a seguir en la lucha, en el año 1968

Los uniformados, con metralla en la mano y lanza-gases lacrimógenos, irrumpieron violentamente en el edificio, pese a los gritos desesperados de académicos y líderes estudiantiles demandando respeto a la autonomía universitaria.
Ernesto Fernández Panes, estudiante de la facultad de Economía, advertía minutos antes que allí no entraría ninguna fuerza armada, porque la universidad gozaba de independencia y su autonomía prohibía cualquier atentado o intromisión por parte de las fuerzas armadas, en este caso los granaderos.
Un centenar de académicos, confundidos con los líderes estudiantiles y la oficinita del comité de prensa del movimiento estudiantil del 68, no daban crédito a lo que estaba ocurriendo. Los culatazos que repartieron los uniformados de metralla, pistola al cinto y el lanza-gases lacrimógenos nublaron la vista en los interiores del edificio en cuestión. Los gritos de rechazo y condena, igual se dieron a todo pulmón, así también sobrevinieron las mentadas de madre elevadas por los guardianes del orden público contra los estudiantes.Muchos, como pudieron escaparon a las fauces de seguridad pública, y ya en la calle corrieron en diferentes direcciones. La estación de autobuses foráneos se localizaba sobre la avenida Ávila Camacho, así que algunos optaron por irse de Xalapa al puerto de Veracruz y a Perote y Puebla.
Los halcones (policía siniestra de aquellos días), que dirigían Alfonso Corona del Rosal y Alfonso Martínez Domínguez, con su jefe a la cabeza el licenciado Luis Echeverría, habían abortado toda manifestación pública con la masacre registrada en la Plaza de las Tres Culturas, de Tlatelolco, en la ciudad de México.
Así se consumó el genocidio, cuyos principales responsables continúan libres impunemente, no obstante que el ex presidente Gustavo Díaz Ordaz haya muerto y su ex secretario de gobernación Luis Echeverría Álvarez, siga vivo, y aunque haya pagado con su auto-encierro en su domicilio particular por espacio de dos años, en tanto Raúl Álvarez Garín, uno de los dirigentes del movimiento del 68, ejerció su derecho a denunciar en tribunales judiciales por tales hechos de violencia y sangre a LEA durante más de 40 años de que se dio la gesta en cuestión hasta nuestros días.

* EL PROBLEMA ES SENCILLO:
HOSPITALES, SIN LO INDISPENSABLE

Lo verdaderamente cierto es que los hospitales dependientes del sector salud, como muchos inclusive de los organismos institucionales como es el IMSS y el ISSSTE, carecen hasta de lo más indispensable.
El cardenal del sector salud, doctor Juan Antonio Nemi Dib, ha dicho que en lo fundamental su dependencia atiende a los nosocomios y a su personal, consistente en los médicos, las enfermeras y enfermeros y por supuesto el demás personal que integra la plantilla de trabajadores de base y confianza.
Sin embargo, en un estricto reto que impone la base trabajadora, y de cuyos lamentos se sabe más por lo que difunden a través de las redes sociales, han elevado un serio reto al secretario de salud, en el sentido de que se someta a una mesa de debates y de ambas partes, sin asesoramiento de ninguna especie, pongan al alcance el tema de la salud pública, sus exigencias y necesidades insatisfechas.
Es un hecho que el cardenal saldrá más que raspado.
Baste recorrer con la vista cualquiera de los pasillos o interiores de los nosocomios públicos, para percatarse, hasta el menos perceptivo, que las condiciones en que se desarrollan sus actividades que deben ver con la salud humana, avanzan un paso y retroceden dos. Es decir, las carencias hasta de lo elemental están a la vista. Y los espacios, congestionados por gente, materiales de curación, sábanas, cobertores y bolsas de comida forman barreras que hasta parecieran haber sido colocadas exprofeso, para enturbiar el sentido de un nosocomio como antaño, que lucían de limpios y blancos.
Hoy es imposible que ocurra bajo esa premisa, ninguno de los nosocomios, y en cambio su cuerpo médico se defiende porque no es el responsable directo de cometer los yerros, que no están a su alcance resolver. Y por otro lado, la aparición de nuevas enfermedades socava gravemente al hospital, que sigue funcionando en condiciones similares a las que prevalecían hace cuatro décadas, cuando menos.
El rubro ha sido olvidado poco más de medio siglo. Los nosocomios, o muchos de ellos, son como cascarones huecos por dentro y con la alharaca haciéndola hacia fuera, cuando la salud pública generalmente tiene que ser vista y resuelta en la entraña que representan sus enfermedades, en los hospitales de la ciudad de México, pasando por la Angelópolis de Puebla. Porque en la provincia el común de pacientes mucho teme morir en nosocomios debido a que no cuentan con el equipamiento, padecen la ausencia de una medicina especializada, la falta de galenos con el respectivo nivel profesional y constantemente se agrava la carencia de medicamentos de patente.
Los movimientos de descontento por parte de los cuerpos médicos y el administrativo asistencial, se deben a que en sus lugares de ocupación profesional y laboral, lo hacen so pena de exponerse al riesgo de sus personales prestigio y profesionalismo, sin los instrumentos a su alcance para conseguir el éxito, que en este renglón tiene que ver con el altísimo valor que necesariamente representa la salud pública. Por favor.

* LO DEL POLI PODRÍA ALCANZAR
AL RESTO DE UNIVERSIDADES

Ojo, lo que pasa en el seno del Instituto Politécnico Nacional puede llegar a los aparejos de la universidad pública, pero también la privada.
Los jóvenes, en cifras superiores a los diez mil, abandonaron las aulas y las instalaciones del Poli y salieron a la calle para protestar lo que a simple vista pareciera justo, en el sentido de no querer cambiar su plan de estudios por otro que está probado que ha enfrentado tumbos y un fracaso a medias, así como un reglamento que mueve la vida interior del mencionado instituto.
A un requerimiento del secretario de gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, para iniciar el debate en corto sobre el tema que movió al estallido de un movimiento, que bien podría crecer hasta las nubes, los estudiantes respondieron con un no y dieron un plazo, al día siguiente del dos de octubre, el de la fatídica fecha, porque en ésta los estudiantes del país deberán celebrar el movimiento y masacre cometida por el estado, en contra de los estudiantes y maestros del 68.
En efecto, el Poli sigue bajo la enseñanza tradicionalista y su programa de estudios no ha sufrido modificación alguna en los últimos 20 años. El resto de casas de estudio, las universidades públicas y privadas, han convenido en cambiar, pero el rezago intelectual y cultural, ya no se diga de conocimientos, se ha ido a pique. El llamado plan de estudios nuevo ha propiciado la debacle inclusive de nuevos profesionales, ausentes de una sólida preparación y sin viso alguno de que vaya a obtener un empleo conforme a su preparación.
Es el momento, sobre todo, para que se reflexione que la universidad pública, en muchos aspectos, tiene que lamentarse del programa de estreno que se aplica de hace cuando menos diez años, cuyo resultado elocuentemente es muy contradictorio, porque las instalaciones de los planteles existentes no permiten la libertad bajo la cual los muchachos debieran obtener una capacitación intelectual y académica completa, con su individual elección de asignaturas por parte suya y la fijación de los horarios y locales que más convengan y sean consecuentes con el estado de cosas que se viven actualmente.
El plan de estudios, que lo presumía, sigue sin poderse consolidar, lo cual deja mucho que desear porque la universidad, cuyo surgimiento lo debe a la época del Medioevo, hoy por hoy continúa sin aterrizar con una programación escolar que satisfaga realmente las aspiraciones y sensibilidades de los profesionales en formación, sobre todo cuando se trata de quienes deberán responder a los retos superiores, que imponen los días que corren y una sociedad moderna y exigente.

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