Iguala es el país


calavera pesadilla de MéxicoPor Ricardo Ravelo Galo

 Ricardo Ravelo
Ricardo Ravelo, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

Alcaldes financiados por el narcotráfico

La obra pública, de acuerdo a los intereses de la mafia

Los refugios de Héctor Beltrán Leyva

La captura de Héctor Beltrán Leyva, conocido en el mundo del hampa como El H, ha sacudido a la clase política. Reza una máxima que no hay crimen organizado sin el respaldo del poder político. Y así es, la detención del capo, ocurrida el 1 de octubre en San Miguel de Allende, Guanajuato, puso en evidencia lo que poca gente ignora: que el capo vivía a sus anchas protegido por gobernadores, diputados, alcaldes, altos mandos policiacos e incluso militares.

Esto no es nuevo. Desde los años ochenta así vivieron los hermano Beltrán Leyva cuando eran poderosos en el mundo del narcotráfico. Arturo, por ejemplo, extendió las redes del Cártel de los hermanos Beltrán al Estado de México, Guerrero, Querétaro, Guanajuato, Jalisco, Sinaloa, Sonora, Morelos, entre otras entidades donde se refugiaron por años.

En Querétaro vivían los tres hermanos –también llamados Los tres caballeros –y nadie pone en duda que en esa entidad invirtieron cuantiosas sumas de dinero en bienes raíces y desarrollos habitaciones de lujo, instrumentos muy socorridos por la delincuencia organizada para lavar el dinero de sus actividades ilegales.

Querétaro tiene una larga historia en estos temas. En el libro Desde Navolato vengo, que en parte retrata la vida del capo Amado Carrillo Fuentes, El señor de los cielos –declarado muerto oficialmente en 1997 –se establece que el estadio Corregidora fue construido con dinero del narcotráfico.

A lo largo del tiempo también han salido a flote datos y evidencias de que en Querétaro vivía Juan José Esparragoza Moreno,El Azul, quien recientemente habría fallecido por causas naturales, aunque todo esto se encuentra en duda y ninguna autoridad ha podido confirmarlo. Por otro lado existen versiones que afirman que el capo se autodesapareció.

El caso de Iguala, Guerrero, es significativo por la magnitud de los hechos. La desaparición de los normalistas, las fosas clandestinas repletas de cadáveres halladas dan cuenta de que en este país el oficio de matar no sólo es un deporte nacional, sino que desde el poder se prohija y cobija la impunidad.

El México en movimiento, el México que saltará a los primeros planos a nivel mundial por el desarrollo que se impulsa desde la presidencia de la República, queda reducido a cualquier país de África –Cosobo me viene a la mente— por la barbarie que se ha desatado, las complicidades entre el crimen y la política, la impunidad atroz que reina en el país y porque, como ha quedado claro, el gobierno de Peña Nieto no tiene capacidad de garantizar la vida y el patrimonio de nadie.

En cualquier ciudad del país la gente se queja de la inseguridad, de las extorsiones, de los despojos de propiedades, de los crímenes que se cometen y que permanecen impunes, de las desapariciones forzadas y de la crisis económica que arrastra a este país.

Como nunca antes en la historia reciente, México se había visto envuelto en una crisis financiera de esta magnitud. Muchos proyectos importantes –el desarrollo portuario, por ejemplo –están parados por falta de dinero.

Un empresario de ese ramo, que solicitó el anonimato, dice:

“Yo ya no entiendo nada. Aquí en el puerto de Veracruz la Secretaría de Comunicaciones y Transportes autorizó las obras para ampliar la zona portuaria, pero por desgracia no hay dinero para arrancar. El dinero no llega ¿Dónde está el dinero para las obras? Nadie sabe. Es el colmo que estemos ya en octubre y el presupuesto para las obras aún no se autoriza. Y si está autorizado, nadie puede empezar porque simplemente no hay dinero para echar a andar los proyectos”.

Esta es la queja de todos los días. ¿Dónde está el dinero del presupuesto? Todo, por lo visto, está detenido.¿Para qué? ¿Por qué?.En el gobierno de Enrique Peña Nieto existen serios problemas de fluidez prespuestal. A todo dicen que sí, pero los recursos no fluyen. ¿Por qué? Nadie puede dar hasta ahora una explicación clara y precisa. ¿Será un problema burocrático? Nadie lo sabe.

Lo cierto es que en casi todo el país la gente se queja por la falta de empleo, por la falta de recursos. En cientos de municipios hay un sinnúmero de constructores que no cobran desde hace más de cinco meses. Cuando preguntan por qué no les pagan las autoridades municipales responden: “Es que no hay dinero”.

Lo peor es que casos como el de Iguala, Guerrero, se repiten por todas partes. Para nadie es un secreto que más del 80% de los alcaldes del país, según un estudio del Senado de la República, llegaron al poder financiados por el narcotráfico.

Las autoridades tampoco ignoran que la obra pública, en cientos de municipios, se planea de acuerdo a los intereses de la delincuencia organizada. Son ellos los que determinan si una carretera se abre o si un camino se cierra.

Y, para colmo de males, son esos alcaldes mafiosos los que determinan, como en el caso de Iguala, que la policía municipal sirva de escudo al crimen organizado,quienes resultan ser socios del presidente municipal.

¿Quién o quienes van a revisar los perfiles de los candidatos? ¿Cómo se va a evitar que el dinero del narcotráfico se infiltre en las campañas? ¿Existen los controles para ello? ¿Qué autoridad es la que vigilará el dinero durante las campañas?

El gran riesgo de no hacerlo es que una camada de políticos lleguen al poder con dinero sucio, que alcancen las legislaturas de los estados o el Congreso de la Unión para legislar en favor de los intereses mafiosos.

El narco, sin duda, ya es una fuerza que cogobierna en México.

De seguir así la situación, nadie dude que habrá muchos casos como Iguala.

Iguala hoy es el país. El verdadero México.

Lo demás es puro maquillaje y demagogia

Publicado en: http://www.revistavariopinto.com/vblogger.php?id=232

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