
•La directora del Instituto de la Mujer, Edda Arrez, ha iniciado una lucha para despenalizar el aborto en Veracruz
•Pero sin fuerza social a sus lados, sin el respaldo de las diputadas locales y federales, la elite eclesiástica la derrotará en automático
La directora del Instituto de la Mujer, Edda Arrez Rebolledo, la mismita que llamara misógino al procurador de Justicia, Luis Ángel Bravo Contreras, ha emprendido una nueva lucha y al parecer las mujeres políticas de Veracruz la han dejado sola.
Una vez más ha vuelto a pedir la despenalización del aborto en la tierra jarocha, pues aquí las han criminalizado.
Ni una palabra, a la fecha, del montón de diputadas locales.
Tampoco de las diputadas federales.
Menos, mucho menos, de la tía de las barbies, la presidenta del CDE del PRI, Elizabeth Morales García, a quien, bueno, ojalá, pudiera convencer Shariffe Osman de tal batalla social.
Tampoco se ha expresado la Secretaría de Protección Civil, Noemí Guzmán, y más aún, por aspirar a la candidatura priista a diputada federal por Coatepec.
Desde luego, ningún político, salvo quizá, Cuauhtémoc Pola Estrada, abanderaría tal causa.
Pero de ahí pa’lante al resto de diputados locales les vale.
Incluso, más, mucho más les ocupa la ley Bermúdez para criminalizar la protesta social, por más y más que los voceros oficiales aseguran que la ley fue retirada por su creador, Adolfo Jesús Ramírez Arana.
LA MURALLA OBISPAL
Y es que despenalizar el aborto pasa por una muralla de Berlín, la siguiente: El visto bueno del arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, y de los 11 obispos de norte a sur y de este a oeste de Veracruz, en todo caso diez porque la diócesis de Papantla fue descabezada.
Y si la cúpula eclesiástica arremetió con todo la ocasión anterior cuando el tema fue debatido en el Congreso local, ahora, en automático, por aquí la iniciativa de ley para despenalizar el aborto fuera planteada, los obispos agarrarían el látigo de Jesús para expulsar de su templo moralista a los fariseos y mercenarios.
Por eso, resulta más indicativo y significativo que las diputadas locales hayan dejado sola a la directora de lnstituto de la Mujer.
Sola está y sola continuará en una lucha por ahora, y ojalá estuviéramos equivocados, a la derrota, al fracaso, a la gaveta de la historia, a la nostalgia de la posibilidad.
¿QUERRÁ EDDA ARREZ UNA DIPUTACIÓN FEDERAL?
Claro, decía Napoleón Bonaparte que con otro general como José María Morelos ganaba la guerra.
Y, bueno, si Edda Arrez empuña tal bandera, entonces, necesita cacarear la inquietud de la siguiente manera, digamos:
Una. Convocar a las ONG y activistas sociales para armar una cruzada singular, hacer ruido, cacarear la iniciativa.
Dos. Lanzarse a la pasarela mediática, en ningún momento en la prensa de Veracruz (porque aquí la mayor parte de las puertas están cerradas para tal posibilidad), sino en la ciudad de México.
Un repique de campanas en el altiplano con la llamada prensa nacional se escucharía en Los Pinos.
Tres. Pasear la legítima inquietud en los medios extranjeros con oficinas y corresponsalías en la ciudad de México.
Por ejemplo, un dato: el crimen de civiles cometido, todo indica, por soldados en Tlatlaya, estado de México, fue ocultado por el gobernador del estado de México, Eruviel Ávila, y las secretarías de Gobernación y la Defensa Nacional durante tres meses.
Entonces, un reportero de unos 22 años, Pablo Ferri, de la revista Esquire, de Estados Unidos, tuvo la información y viajó a Tlatlaya.
El reportaje fue publicado en Esquire y de ahí brincó al periódico El País y luego a la prensa defeña.
Y ahora, el presidente Enrique Peña Nieto, con el secuestro y asesinato de los 43 normalistas de Ayotzinapa, tiene el repudio mundial.
Así, bastaría a Edda Arrez integrar la historia de vida de los miles de abortos clandestinos en Veracruz para armar un escándalo nacional e internacional en la ciudad de México.
Pero, además, y al mismo tiempo, presentar la iniciativa de ley para despenalizar el aborto a través de un diputado partidario de la causa.
Sólo de tal manera el Congreso pudiera cambiar de actitud… en vez de seguir penalizando el aborto.
De lo contrario, Arrez Rebolledo seguirá fijando su posición de manera tibia y tímida en la prensa local y a ningún destino llegará.
A menos, claro, que haciendo ruido con la despenalización del aborto pretenda seguir el ejemplo de su antecesora, la oaxaqueña Carolina Gudiño Corro, que de tal dependencia brincó a la diputación local y luego a la federal y dejó inconclusa las dos curules para brincar a la presidencia municipal jarocha
Publicado en: http://blog.expediente.mx/nota.php?nId=8997

