LAS PREMONICIONES DE PABLO CORAJE… + La muerte de los ríos y pescadores… + El origen del arroz a la tumbada…


contaminadopor Ruperto Portela Alvarado.

 

Por  Ruperto Portela Alvarado, egresado de la facultad de Ciencias   de la Comunicación de la Universidad Veracruzana, desde Tuxtla Gutiérrez, Chiapas
Por Ruperto Portela Alvarado, egresado de la facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Veracruzana, desde Tuxtla Gutiérrez, Chiapas

Que el cambio climático, que “El Niño”, que “La Niña” o que se ha perforado la capa de ozono. ¡La Güila, qué!, todo es causa de que le hemos puesto porquerías al planeta y la neta que no hemos sido responsable de la salud de la Madre Tierra; por eso creo que Pablo Zamudio, “Pablito Coraje”, el poeta y compositor alvaradeño por excelencia, tuvo una premonición de lo que sucedería con los ríos Blanco y Papaloapan que eran el sustento de un pueblo de pescadores.

En una de sus canciones, “Pablito Coraje” se adelanta al tiempo y dice:

Ya vendí mis jaiberos// mi atarraya y mis espineles// ya le dije adiós al mar// al río mande a volar//eso está decidido ya// Que yo no calo mamita linda// que cale el diablo pero no yo/ Echa mano a tu jaibero a tu atarraya y vete a calar.// Al tendero de la esquina// le debo más de cien pesos// y me rebano los sesos// pensando cómo le haré// para pagar esa deuda// que con el tendero pesqué.

Es cierto, ya la pesca no es negocio y los pescadores sufren más para agarrar un robalo o una sarta de chucumites. Antes los atarrayadores pescaban frente al viejo atracadero del ferry y hacían buena marea de mojarra plateada; pero ahora tienen que ir kilómetros mar adentro o andar rio arriba para sacar la jornada.

Pocos se acuerdan que al final de la playa, en un lugar que se le llamaba “El Picacho” había una laguna donde se pescaba camarón prieto, que con el tiempo se secó y dejó sin un recurso natural a quienes vivían de ese crustáceo. También hay que recordar que las pesquerías se asentaban en La Trocha y en medio del río se hacia la pesca. Ahí estaban Ricardo Tiburcio y su esposa Felipa Enríquez; Beto Herrera y sus hijos; “Marejera”, “La Pantera” y mi padre, Celedonio Portela Sánchez, entre otros que la memoria me ha borrado.

Eran tiempos de bonanza cuando se llenaba una piragua de robalo o de sierra en su temporada; inclusive en la Casa de la Cultura de Alvarado se exhibe aún, la fotografía de una embarcación repleta de robalo que fue tomada por “Tiburcio” y que solo quedó para la historia y las nostalgias. Esa época ya no volverá. Por cierto, en la playa de “La Trocha” los pescadores se juntaban para guisar lo primero que se pescaban, en un suculento “arroz a la tumbada” que nada tiene que ver con lo que ahora se dice que es.

Los pescadores prendían lumbre a ras de la arena de la playa donde en unos troncos ponían una gran cacerola con tomate, cebolla y rebanadas de chile verde. Freían el arroz y luego con agua del río lo cocían junto con el pescado crudo. Entonces el río no estaba tan contaminado. Era un sabroso platillo que llamaban “arroz a la tumbada” porque cuando ya estaba listo el guisado, literalmente “tumbaban” la cacerola y se empezaban a servir.

El “arroz a la tumbada” lleva solo pescado crudo con su respectivo recaudo que en el proceso se cuece. No es como ahora que al “arroz a la tumbada” le ponen una cantidad de camarón, pulpo, calamar y pescado, que más se parece a una “cazuela de mariscos” que tampoco es despreciable por ningún paladar y motivos. Bueno, cuando menos yo no le digo que no. Entonces, los pescadores no tenían que ir muy lejos para pescar y por eso, como dice “Pablito Coraje”; que yo no calo mamita linda// que cale el diablo// pero yo no.

Dirían las coplas del Rey Emmanuel, que “todo tiempo pasado fue mejor” y que es la nostalgia de épocas idas lo que nos hace recordar lo que ya no volverá. Vemos con tristeza, que el río Papaloapan por el lado de Paso Nacional es una porquería y lodazal, donde las aguas negras descargan al afluente que provoca severa contaminación y que no haya pesca ni pepesca en esa zona. Nadie, ni las instancias oficiales y tampoco los pobladores, se preocupan por rescatar un río que ha sido noble e instrumento del sustento diario.

He dicho siempre y es histórico, que “los pueblos que viven a las márgenes de los ríos, nunca serán miserables” y Alvarado no lo es porque a pesar de la irresponsabilidad que contamina y la incapacidad de las autoridades para implementar un programa de rescate de los ríos Blanco y Papaloapan que son enormes y bellos, todavía nos abrazan con amor para que sigamos viviendo de él.

Y por todo lo que está sucediendo con nuestros ríos, de los que estábamos orgullosos (o lo estamos quizás todavía), creo que la canción de “Pablito Coraje” fue una premonición que hoy le está dando la razón, pero que todavía hay tiempo para devolverle al Blanco y el Papaloapan, la grandeza con que la describió Blanco Moheno en su “Son que canta junto al Rio”.  RP@…rio_contaminado

Sí deseas contactarme: rupertoportela@gmail.com

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