Expediente 2014: La puerta que ardió en Xalapa


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Por Luis Velázquez Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Por Luis Velázquez Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana (Desde el puerto de Veracruz)

El miércoles 5 de noviembre, los estudiantes de Xalapa indignados con la desaparición, hasta ahora, de los 43 alumnos normalistas de Ayotzinapa, se lanzaron de nuevo a la calle y algunos incendiaron la puerta del palacio principal de gobierno.
El gobierno de Veracruz aguantó vara y expidió un comunicado asegurando que se abstendría de interponer una denuncia penal.
Pero, bueno, está claro que los estudiantes preparatorianos y universitarios y normalistas de la tierra jarocha en ningún momento cometen desmanes, como tampoco los alumnos de más de 80 universidades públicas de la nación que el mismo día se fueron a la calle.

Está claro, como hipótesis única, que los muchachos han tomado las calles y avenidas de Xalapa, de igual manera como en otras latitudes del país, encorajinados con la incapacidad del gobierno federal para encontrar a los ayotzinapos, el gran desafío.

Y, bueno, a río revuelto… ganancia de pescadores.

Por ejemplo, el secretario General de Gobierno, Érick Lagos, premiado ya con la candidatura a diputado federal por el distrito de Acayucan, es el responsable de la política interior.

De entrada, habría de recordar que tiene el control de varias organizaciones sociales, incluso, hasta de membrete, a las que, de manera presumible, mantiene domeñadas a partir del principio marxista/leninista de que en política todo lo que se compra con dinero… sale barato.

También tiene su brazo estudiantil ejecutor para romper y construir proyectos y programas.

Por ejemplo, el día del último informe del rector de la Universidad Veracruzana, doctor en Economía, Raúl Arias Lovillo, la fama pública consigna que Érick Lagos le envió a unos 30 encapuchados, todos jóvenes, se ignora si estudiantes, para bloquear la USBI y frustrar el informe.

Incluso, hasta secuestraron a los académicos que llegaron antes que los enmascarados de Érick Lagos.

Así, cumpliendo órdenes superiores, a menos que haya operado por su iniciativa, el titular de la SEGOB jarocha empinó el proyecto de Arias Lovillo con su candidato a rector y al cuarto para las doce la balanza fue inclinada por la doctora Sara Ladrón de Guevara.

Ahora, y desde las primeras marchas por los ayotzinapos, los alumnos aseguran que entre ellos había infiltrados, muchos enmascarados, para abortar la protesta popular.

Y, bueno, dado su pasado y presente, nadie dudaría que Érick Lagos estaría meciendo la cuna.

Y, por tanto, cuando el miércoles 5 de noviembre unos encapuchados incendiaron la puerta del palacio de Xalapa manifestaría que “el segundo” del gobernador llegó a su principio de Peter.

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Está claro: el secretario de Gobierno, Érick Lagos, ya perdió el control de los mismos grupos que había creado para romper y construir proyectos y programas… a modo

Su monstruo creado para abortar marchas… lo rebasó, digamos.

DUARTISTAS HAN PERDIDO EL CONTROL

El gobierno de Veracruz, como todos, tiene un aparato de investigación social y política para rastrear las pistas de los inconformes y disidentes.

En el caso de los 30 mil, 40 mil, 50 mil, profesores que el año anterior se adueñaron de Xalapa y Veracruz irritados con la reforma educativa del presidente Enrique Peña Nieto, el CISEN jarocho perdió el control y, por supuesto, también Adolfo Mota, secretario de Educación.

También el gobierno jarocho perdió el control cuando los indígenas de Soledad Atzompa se fueron a la autopista en el centro de Veracruz y, ni hablar, les enviaron cien policías para bloquearlos.

En el sur de Veracruz, cuando el bloqueo de la autopista por la gente de “El Oaxaco”, de igual manera fue perdido el control.

El control, ligado al diálogo, el intercambio de opiniones, la negociación y los acuerdos, se ha diluido con los 400 Pueblos que a cada rato llegan a Xalapa para exigir el cumplimiento de pactos atrasados.

Ahora, con los ayotzinapos, el río se ha desbordado y, por ejemplo, para el próximo martes, 11 de noviembre, los alumnos de Xalapa están convocando a una nueva marcha…hasta que aparezcan los normalistas de Iguala.

Y cada gobernador está obligado a aguantar vara antes, mucho antes, de una represión, que significaría un error mortal, pues la indignación se ha multiplicado.

Pero otra cosita es incendiar la puerta del palacio.

Por eso, en 1988, Cuauhtémoc Cárdenas mostró su grandeza política cuando su gente amotinada frente a palacio nacional pudo desbordarse y tumbar la puerta y armar un caos en la residencia del gobierno federal…

“NO ECHES LA CULPA AL ESPEJO SI TE VES FEO”

Si los encapuchados quemaron la puerta del palacio de gobierno de Xalapa significa lo siguiente:

Uno. Falló el CISEN de la SEGOB jarocha y de Seguridad Pública y de la Agencia de Investigaciones y de la Procuraduría de Justicia.

Dos. Falló el operativo político de la SEGOB jarocha para prevenir desmanes y, bueno, sería una locura escribir que fue intencional, a propósito, con toda la perversidad del mundo para así convertir a los victimarios en víctimas.

Y/o en todo caso, dar razones para una reacción drástica del gobierno.

Tres. Falló la visión de Estado para encauzar una marcha pacífica.

Cuatro. ¿Dónde quedaron los operadores del secretario General de Gobierno, por ejemplo, aquellos estudiantes que integrara en una organización y hasta les tomara la protesta en palacio y boletinara la fotografía y la nota en la prensa escrita, hablada y digital?

Cinco. ¿Cuál fue el trabajo previo de los llamados “orejas” de la SEGOB, la SSP y la Procu…para medir el termómetro social antes y en la marcha del miércoles 5 de noviembre que culminó con los nuevos Pípilas jarochos?

La marcha más impresionante de todos los tiempos en México y en la provincia ocurrió en el mes de septiembre de 1968, cuando el rector de la UNAM, Javier Barrios Sierra, encabezó a una multitud silenciosa, que sin desmanes no obstante tanta provocación oficial, caminaron indignados en la ciudad de México por la agresión a la autonomía universitaria.

Ahora, en Xalapa, quemaron la puerta del palacio… y ni modo de culpar a los estudiantes.
Además, la pasión pirotécnica ha de tener padrino, pues alguien meció y está meciendo la cuna…

Érick Lagos podría repetir el dicho popular de moda en la Rusia de Nikolai Gogol (1809-1852), inscrito como leyenda en su obra teatral “El inspector”: “No eches la culpa al espejo… si te ves feo”.

Publicado en: http://blog.expediente.mx/nota.php?nId=9351

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