Por Luis Velázquez Rivera
En Veracruz, los jóvenes encapuchados se han vuelto famosos.
Por ejemplo, hubo encapuchados cuando la toma de la USBI-Xalapa con el objetivo de bloquear, primero, el último informe del rector de la Universidad Veracruzana, doctor en Economía, Raúl Arias Lovillo, y segundo, descarrilar al doctor Porfirio Carrillo como candidato sucesor.
También hubo encapuchados cuando el movimiento “Yosoy132” en México que repercutió en Veracruz, cuyos líderes nacionales terminaron conduciendo un programa en Televisa.
Hubo encapuchados durante la protesta en Xalapa contra la reforma educativa del presidente Enrique Peña Nieto y que en Veracruz alcanzara hasta 30 mil, 40 mil, 50 mil maestros en las marchas en Xalapa y el puerto jarocho.
Y, bueno, también los encapuchados se manifestaron a la mitad de la semana anterior cuando los estudiantes de la UV y de la Escuela Normal tomaron calles y avenidas reclamando el regreso a casa vivos y sanos de los 43 chicos de Ayotzinapa.
Así, y de acuerdo con los hechos y las circunstancias, los enmascarados tienen nombre y apellido.
Pero además, son tan suertudos que el gobierno de Veracruz ha garantizado que por ningún momento interpondrá una denuncia penal, no obstante que pretendieron incendiar la puerta del palacio de gobierno, en lo que de plano fue reducido a una simple llamarada que los policías de guardia apagaron de inmediato.
La secuencia de los hechos aconteció, hasta donde se sabe si se sabe bien, de la siguiente manera:
Primera viñeta. El líder de las cinco escuelas normalistas de Veracruz, Antonio López Quintana, repudió la presencia de los encapuchados. Los llamó anarquistas de la Universidad Veracruzana. Recordó que ellos, en contraparte, siempre se han expresado de manera pacífica.
Segunda viñeta. Los alumnos normalistas, Marco Tulio Colonna Bellomo y Gustavo Guzmán Thomae, de igual manera se deslindaron de los encapuchados.
Pero más aún, pusieron nombre a los enmascarados. Se llaman Vitari Genaro Ramírez y Julián Fernando Ramírez Olivares. Ambos, estudiantes de la facultad de Humanidades de la UV. Con edades entre los 21 y los 23 años. Alumnos regulares. En ningún momento son fósiles. Solo que su formación, digamos, académica, está ligada al radicalismo.
LIGADOS A MARTÍ BATRES, DE MORENA
Tercera viñeta. Marco Tulio Colonna y Gustavo Guzmán los identificaron con toda la certeza por una sola razón: antes, mucho antes, eran colegas del pensamiento de la izquierda radical, quizá, acaso, compañeros de lucha.
Pero, de pronto, en el camino marcaron una distancia. Y se fragmentaron.
Incluso, llegaron a su identificación, molestos, irritados, porque rechazaron que un movimiento estudiantil, lleno de pureza solidaria con los 43 normalistas de Ayotzanapa y sus padres, fuera utilizado, manipulado y desvirtuado por unos enmascarados paladines de la violencia.
Cuarta viñeta. Luego de la investigación oficial descubrieron que los enmascarados de “Yosoy 132” y los enmascarados de aquellos días de la CNTE en Xalapa y los enmascarados de la protesta en Xalapa cuando pretendieron quemar la puerta de palacio hay vasos comunicantes: son los mismos.
Falta, claro, identificar si tales encapuchados son los mismos de cuando tomaron la USBI de Xalapa el día del último informe de Raúl Arias Lovillo como rector de la UV, cuando los chicos se pusieron máscaras con el rostro del exrector y del exrector de la UNAM, José Sarukhán, cuyo único delito era haber votado en contra de Víctor Arredondo Álvarez como candidato (por tercera ocasión) a la rectoría de la UV.
Quinta viñeta. Pero más aún, de acuerdo con las versiones, tanto Vitari Genaro como Julián Fernando Ramírez están ligados a Martí Batres, el líder nacional de MORENA de Andrés Manuel López Obrador.
NADIE LOS SALVARÁ DE UNA MADRIZA
Los encapuchados, también denominados infiltrados, actuaron como unos profesionales de la violencia, se ignora si porque son anarquistas de corazón rojo y ardiente, si porque en la facultad de Humanidades de la UV así los han formado y/o, en todo caso, si hasta existiera de por medio una mano poderosa que mece la cuna, partidaria de que el río político y social se desborde.
Y más en los días que vivimos de cara a la elección de diputados federales que tantas pasiones desordenadas suele alimentar.
El caso es que con toda la prudencia y serenidad política, el gobernador ordenó que nadie se moviera para interponer una denuncia penal en contra de los presuntos encapuchados que intentaron quemar el palacio de gobierno.
El boletín expedido por la dirección de Comunicación Social fue categórico: aguantar vara intituló el periódico Notiver la noticia.
Pero, bueno, a menos que ocurriera un milagro, pues toda vez que entre los encapuchados de “Yosoy132”, la CNTE y las marchas por Ayotzinapa en Xalapa existen ligas… nadie puede descartar que al ratito otra vez los jóvenes anarquistas se expresen.
Por ejemplo, en los Juegos Centroamericanos y/o en la Cumbre Iberoamericana y/o en el IV informe de Duarte.
Y si, digamos, tal ocurriera, ni hablar, de una madriza de la Gendarmería peñista y/o la Fuerza Civil duartista nadie los salvará… y quien quite y hasta revelen el nombre de sus padrinitos…
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Publicado en: http://blog.expediente.mx/nota.php?nId=9386
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