Escenarios: La Sociedad está harta


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Miles de ciudadanos han salido a protestar por el hartazgo

Por Francisco Blanco Calderón

“La sociedad está harta, con razón…cansada de impunidad y delincuencia” expresó Peña Nieto en una  intervención lógica, creíble  y por fin inteligente.

Por Francisco Blanco Calderón, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Univrsidad Veracruzana
Por Francisco Blanco Calderón, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Univrsidad Veracruzana

Estamos hartos todos: estudiantes, padres de familia, empresarios (los buenos), legisladores  (los pocos  con decencia), académicos, intelectuales, organizaciones sociales, líderes comunitarios, militantes partidista, luchadores sociales, todos.

Estar harto, es muy decente, debe decirse estamos hasta la madre, como expresó Javier Sicilia en su libro.

Hartos de  qué? de los levantones constantes, de los secuestros diarios, de las fosas de todos los días ( de cuerpos sin nombre), de policías corruptos, de legisladores ( los malos) que no tienen madre, de la justicia injusta, de la corrupción eterna, de la simulación de siempre, pero sobre todo de la impunidad.

Está bien que roben, que reciban moches, cochupos o mordida que es lo mismo. El quehacer público está corrupto, nace corrupto, es corrupto. La corrupción en la madre de todas las ciencias, en México. Es la matrona del país. Es la “siempre querida” del neoliberalismo. Es el “padrote” de televisa, cuya misión es embrutecer a una sociedad domesticada, sumisa, adormecida por la estupidez.

Estoy harto es decir BASTA. Basta de no más levantones, no más secuestros, no más fosas, no más nada. Todo de nada. Por eso se levanta el grito, se eleva la mentada de madre, se glorifica lo absurdo de la política.

Estar harto es decir BASTA, a un gobierno corrupto, emanado,  de su esencia y ser víctima a  su incapacidad. Y ahora de su complicidad con la violencia, inducida, fabricada, hecha a modo para Televisa. Hartos de que se siembren encapuchados que justifican la violencia y sobre todo se magnifique en los noticieros de López Dóriga. La estupidez hecha virtud mediática.

Ya estamos hartos de ellos, de todo, de la inseguridad de la violencia inducida, del secuestro de medios impresos, de silenciar a los reporteros y fotógrafos de policía, de la ausencia de niñas para saciar los apetitos insatisfechos del poder, de los migrantes desaparecidos, prostituidos, desmembrados.

Por todo lo que sucede cada día. Por los aumentos escandalosos al salario insolente de  la Suprema Corte de Justicia, por la corrupción  partidista de la izquierda inexistente, por un Cárdenas cómplice de los Chuchos, por todo lo que pasa todos los días, aún sin publicarse. La  fortuna las redes sociales son “los ojos y voz del mundo”.

Estamos hartos de todo y de todos, pero más de ti, dijera la canción, aun no escrita.

Estamos hartos del PRI, del PAN y del PRD, los grandotes, padrotes, mandilones, y geométricamente inexistentes.

Estamos hartos de las cúpulas de gobiernos incompetentes, de arriba o abajo, de norte a sur, de pacífico a atlántico. Hartos de ellos, de su entrega mediática, de su estupidez informativa, de su incapacidad jurídica, de su incompetencia pero sobre todo de la ausencia  republicana. Son nada y en eso se convertirán. (Deben leer a Sartre).

Estamos hartos de ellos (el neogobierno priista, panista y perredista),  de ustedes (legisladores, alcaldes, regidores, funcionarios de mierda), de todos (los que faltaron).

Estamos hasta la madre  de ellos, ustedes, nosotros, los de ahora y los de siempre.

De las televisoras vendidas, compradas o favorecidas. Del Congreso falso, engañoso, pueril, vendido. De las autoridades que venden y compran favores, que reciben y dan dádivas. De una Iglesia (como institución) que vela por sus intereses y jamás por la sociedad que la sustenta y mantiene. Claro, los Mercenarios antes legionarios compraron conciencias para que  un papa se santifique: violando niños, vendiendo armas, especulando un banco de mierda o traficando órganos, además de “educando a las nuevas generaciones”. De una Iglesia pervertida y “avilona”, es que fabrica  santos como violadores, o generosos aportadores al Vaticano.

Hartos de todo, de la impunidad de mierda, de la corrupción eterna, y sobre todo de la simulación de gobiernos priistas,  panistas pero lo más lamentable perredistas.

Los perredistas asesinados a montones,  en tiempos  de Salinas, los perredistas traicionados por una cúpula bastarda y servil desde Navarrete hasta el rojo Franco Castan. Cúpula que vendió al país, por muchas monedas para sobrevivir y mantenerse en la “chichi” del sistema. A menos los priistas nacieron así. Es deformación congénita. Los panistas aprendieron rápido y pronto. Pero los perredistas (Ortega, Zambrano, Acosta y Navarrete) son la “caca” que se expulsa, son la mierda que los identifica, son la miseria de valores. La izquierda que jamás  fue. Son eso, y  lo dijo Cárdenas hijo, el entenado de la revolución, el que se acomodó a Salinas, el que forma a los chuchos y sobre todo a la Robles, viuda de ahumada, el que no se opuso a la nominación priista de Navarrete pero ahora se asusta de sus bastardos, vástagos, cómplices, socios de la izquierda inexistente.

Además, ese presidente, expuso dos años después, sus bienes,  pero  no usó el tiempo que le corresponde al Estado y se presentó en  un noticiero, de la televisora sustituta de la SEP,  esa que lo impuso  como gobernante de este país. Su mujer, que no ha dejado de ser actriz, hizo lo mismo para justificar el “moche” de la casa blanca. Matrimonio, mancomunado con  Televisa, ya que ambos tienen mucho que agradecer: la presidencia y salarios que en mucho superan a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y a los transitorios del Instituto Nacional Electoral. La farándula de la política o el entretenimiento de la justicia y el proceso electoral se confunden.

La posición fasistoide de Peña, de permitir la fuerza pública por demanda de empresarios, sin atender la justicia social, esa misma se refleja en Héctor Yunes, senador priista, aspirante a lo que caiga, gubernatura de dos, cinco o seis años. El deseo de gobernar conlleva a la represión, al aniquilamiento,  a la desaparición de la lógica republicana. Domesticarse para gobernar. Someterse para regir el destino de una entidad “enflaquecida”, saqueada por el poder y la ambición. Todo para mi nada para ellos. Por eso es hora de decir basta.

Mario Benedetti dijo siempre YA ES HORA DE DECIR BASTA, si aún viviera diría es HORA DE DECIR YA.

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