60 Segundos: Jalcomulco, en pie de lucha


bloqueojalcomulco-27-1-14
Sobre la carretera que conecta a Coatepec con Jalcomulco, se ha establecido un grupo de activistas, quienes todos los días de la semana solicitan los apoyos económicos a automovilistas para poder sostener su movimiento de rechazo a Odebrecht y la construcción de una presa. Obvio es que no todos apoyan esta medida, pero hay un público consciente del atentado que se pretende cometer con vastos recursos naturales, entre éstos el vital líquido, de llevarse a cabo una construcción semejante

Por Raúl González Rivera

 

Parque Galeana, bombita de tiempo

En la recta final del año que murió, también se produjo un siniestro en el mercado Galeana, tantas veces avisado a través de estas líneas, sin que hasta hoy ninguna autoridad haya querido hacerse cargo del destino de cuando menos 40 comerciantes ambulantes, metidos en las alacenas improvisadas del mencionado lugar, allí sobre la calle de Poeta Jesús Díaz, esquina con Francisco I. Madero y confluencia de la calle de Pípila.

Hace poco más de diez años, los comerciantes informales que mantenían bajo su control la calle de Poeta Jesús Díaz, fueron desalojados y arrinconados en el mercado Galeana, en donde antes había operado un parque de juegos infantiles, que el régimen de Rafael Murillo Vidal le habría hecho entrega a las niñas y los niños de la ciudad.
El lugar de recreo y sano esparcimiento de las familias y menores hijos de éstas, en su momento recibió el parquecito Galeana, de manos de la presidenta del DIF estatal, la señora Virginia Cordero de Murillo Vidal, dando así a una amplia zona habitacional un espacio para el deleite y diversión sobre todo de los niños y niñas.
Sin embargo, pronto se olvidó el proyecto y los gobiernos posteriores cerraron el parque y lo convirtieron en recinto donde un puñado de cuarenta comerciantes tienen un amo, al que rinden honores y apoyos, porque de esta forma, ante la autoridad municipal, desde entonces ejerce su poderío, lo que le permite seguir explotando el mencionado sitio a sus anchas.
Vecinos del rumbo expusieron a los ex alcaldes Ricardo Ahued, David Velasco y Elizabeth Morales García, los riesgos que entraña dicho «centro de abasto alimentario», virtud a que en su azotea incluye, además de una madeja impresionante de cables de CFE, Telmex y otras firmas, un enorme tanque de gas para uso doméstico, en medio de basura, cartones, tejas mal colocadas, láminas de cartón, lo que convierte a dicho lugar en un potencial peligro para la seguridad de los habitantes del rumbo y los propios vendedores.
Nadie hasta el momento ha querido tomar al toro por los cuernos y devolverle a los niños su lugar de sano y gratuito recreo.
El primer aviso de un posible siniestro, que puede ser de consecuencias funestas, fue dado en diciembre anterior. Un incendio, registrado en una de sus alacenas, pudo haber consumido al propio mercado, lo cual no llegó, debido a que el siniestro fue sofocado a tiempo, empero las condiciones están dadas, sólo basta que se encienda la mecha aun más insignificante.
Quizá eso espera la autoridad, porque de otra suerte nadie entiende cómo en el casco histórico de la otrora Atenas veracruzana se haya abierto y funcione un mercado que a todas luces se constituyó en una bombita de tiempo. A lo dicho.

* JALCOMULCO,
EN PIE DE LUCHA

En general, el pueblo está muriendo de inanición.
Su vida económica se circunscribe a los cuatro restaurantes que se localizan en su centro o casco histórico, que se integra de cuatro calles, todos de medio pelo, y dos casas de huéspedes también en el corazón del lugar, pero que con el anuncio hecho hace poco más de un año, las cosas se pusieron color de hormiga para sus habitantes.
El sólo hecho de que se diga que Odebrecht ya compró los derechos para instalar una presa, les eriza los cabellos y les hace recorrer sobre las espaldas de sus habitantes, el temor de perder uno de los recintos más naturales y ricos en lo que hace a escenario y atractivos tanto para los habitantes locales, como a los visitantes y deportistas del rafting, que en buena cantidad llegan a esos linderos de Jalcomulco.
Y conforme pasan los días, los temores se adentran en los interiores de cada uno de los vecinos del lugar.
Así que de hace cuando menos dos años, asumieron el papel protagónico de sacar la casta y defender a Jalcomulco de la invasión que hará la compañía brasileña mencionada líneas arriba.
Sus protestas las hacen públicas con bloqueos sobre la carretera que va de Coatepec a Córdoba, pero se desvía en el crucero que lleva precisamente a Jalcomulco. No hay lugareño que emita su desacuerdo con lo que se propone. Una presa acabaría con el río, que de por sí mantiene un escaso caudal, pero además, las tantas especies acuícolas que allí se cultivan correrían el riesgo de extinguirse y dejar sin ninguna posibilidad de subsistir con algún decoro a cientos de pescadores y restauranteros y fondas, sin el producto que les permite a una mayoría de familias sobrevivir con honestidad.
Sobre la carretera que conecta a Coatepec con Jalcomulco, se ha establecido un grupo de activistas, quienes todos los días de la semana solicitan los apoyos económicos a automovilistas para poder sostener su movimiento de rechazo a Odebrecht y la construcción de una presa. Obvio es que no todos apoyan esta medida, pero hay un público consciente del atentado que se pretende cometer con vastos recursos naturales, entre éstos el vital líquido, de llevarse a cabo una construcción semejante.
Inclusive, aseguran vecinos preocupados de estas tierras, que adrede se está dejando que el deterioro socave y destruya paulatinamente el asfalto de la carretera, que va a Jalcomulco partiendo de Coatepec, y que se ha transformado en un sinfín de verdaderos cráteres, los cuales constituyen un severo peligro para los neumáticos y en general la seguridad de los automovilistas, que todavía transitan por dicha zona con rumbo a Huatusco, Fortín, Orizaba y Córdoba, entre otros poblados.

* CON LLEGADA DE 2015,
SIGUE LA DESCONFIANZA

Llegó el año 2015. Y a diferencia de otros ya idos, el panorama que avista una mayoría no es el mejor ni mucho menos el que quisiera.
El país, todo, continúa metido en el embrollo de decidirse a enfrentar la violencia e inseguridad, o simplemente a verla pasar, como parte del tránsito que sigue a los jinetes del Apocalipsis, porque la desconfianza es mayúscula, cabalga sobre todo territorio azteca y sus gobernantes siguen suponiendo que con el discurso dicho a través de la caja idiota, el pueblo lo va a escuchar y digerir como aquellos quisieran.
Pero no es así. A diferencia de tiempos idos, lamentablemente el grueso de la sociedad avista con singular preocupación el espectro de la inseguridad, la violencia, la desocupación laboral, la ausencia de una política de cara a las existencias más sentidas de las mayorías y que tienen que ver con la pérdida de credibilidad en las instituciones y los hombres públicos, que siguen subidos en su pedestal, alejados del sentir popular y por supuesto mucho más ajenos a un país que se encuentra en las puertas de la debacle.
Y esta es una cuestión que deben ver los políticos, la clase asalariada más elevada de este país y la que adquirió el compromiso de servir.
Los casos de Tlatlaya y Ayotzinapa acabaron por abrir el enorme zaguán de la inseguridad, la violencia y la ausencia de credibilidad pública. Los sucesos ocurrieron en el estado de México y en Guerrero, pero sus alcances son nacionales y hacia el exterior. El enojo e indignación sociales se entrelazan aquí y extra-fronteras, porque al final del día se encuentra que los sucesos que enturbian el rumbo de la misma nación, suelen partir precisamente de las áreas del poder público.
Si algo tendrían los mexicanos que aprender de los gringos, sólo bastaría en que se atrevieran a avistar hacia aquellos y escuchen y traten de imitar, en su caso, una política que resuelva y vea al hombre en lo personal, para el caso de que realmente sobre territorio azteca sientan el compromiso de atender las exigencias que marca la sociedad que anhela el retorno de la paz y tranquilidad colectivas.
Vienen elecciones federales en buena parte del país, pero desde ahora se pronostican numeritos que jamás se han experimentado en las tierras ensangrentadas del México contemporáneo. Pero que el resentimiento social hará sentir sus alcances, nadie lo puede poner en duda.

 

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.