60 Segundos: Si el barco está mal, que los capitanes hablen


lellueve a AudiracPor Raul González Rivera

Por Raul González Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Por Raul González Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

Cuando don Plutarco Elías Calles se decidió por la apertura de un partido sólido, diferente a los que habían surgido al calor de la revolución mexicana, tuvo a bien crear una maquinaria que agrupara a las más diversas opiniones, como ocurrió con la inclusión de los llamados tres sectores que sirvieron de pilares al nacimiento de la sigla que durante 71 años perduró de manera ininterrumpida.

Es decir, que con la apertura al diálogo y el debate, se incorporaron los campesinos, los obreros y por supuesto un tercer sector, el popular, que agruparía o representaría a los profesionales, los comerciantes y el resto de compatriotas, con el poder suficiente para debatir ideas y forjar criterios que más tarde de forma colectiva se iban a poner en práctica.
Por supuesto que dicho partido aglutinaría a las más diversas masas sociales y, por ende, de igual forma proyectaría hacia el porvenir un poderoso instrumento de los mexicanos para realizar procesos electorales y abanderar a los mejores hombres y mujeres, en las justas por la práctica del poder en favor de la ciudadanía.
Cuando los veracruzanos avistan que por vez primera sus dos senadores ante la cámara alta al Congreso de la Unión entran en controversia con el estado de cosas vigentes, se podría afirmar que han entrado al juego contemplado democráticamente en su plan de trabajo y los estatutos que rigen la estadía de dicho membrete partidario.
Si Héctor Yunes Landa y José Yunes Zorrilla confrontan la gubernatura de dos años, no quiere decir que estén en contra ni a favor, sino que en su particular modo de ver las cosas están mal y requete mal, porque para ellos la gubernatura debe seguir siendo de seis años.
Cuestionan al congreso local, por cuanto a que sin decir agua va, ni sopesar la que fuera iniciativa primeramente, la sometieron a su soberanía y en menos de 24 horas presumieron los señores diputados que habían logrado la gran faena.
Hay un centenar de veracruzanos que interpusieron la solicitud de un amparo en contra de esta gubernatura de dos años.
Pero Héctor y José han hecho un pronunciamiento que no coincide con la visión del Congreso local, pero el líder cameral priista Juan Nicolás Callejas Arroyo, ha advertido que no hay riesgo de fracturas ni nada parecido. Son puntos de vista y cada cual con su juicio político y haciendo uso del juego democrático.
A los socios tricolores, que gustan de amarrar navajas, han querido encontrarle el motivo de la confrontación y hasta quieren ver correr sangre, cuando libre pensadores sugieren que la idea es excelente. El sometimiento y mirar las cosas verticalmente le acarrearon al viejo régimen la condena, el rechazo popular y el cambio, que lamentablemente los panistas no supieron cuidar y retener en lo que también se conoce como la docena trágica.

* SI EL BARCO HACE AGUA,
QUE LOS CAPITANES HABLEN

Una oportuna intervención del señor Mauricio Audirac, seguramente calmaría las aguas, que se encuentran bastante alborotadas, con la mira de calmar ansias, romper con inercias burocráticas y darle a la gran familia veracruzana la tranquilidad que le deben los hombres públicos, porque si éstos no pueden, como lo pidiera don Alejandro Martí, que se vayan.
Siempre la acción gubernamental, en el sexenio que mejor quiera usted, se acusa que los pueblos que representan son pobres, pero les inyectan la savia de la esperanza y así el sistema en el poder alcanzó los primeros 71 años de régimen constitucional continuo, con sus altas y bajas, pero las aguas no amagaron jamás con fondear el barco que representa la entidad estatal.
Sin embargo, sobre todo en los últimos meses, no hay día, semana y mes sin que se erijan las protestas de manera desesperada, como ha sido avistado en los casos más significativos de los pensionistas, músicos, empresarios y otros, que han tenido que correr las vergüenzas de apostarse en los pórticos de los despachos oficiales y que los tengan que echar fuera, hasta con la fuerza pública.
Pierde su esencia, cuando el poder público anuncia que realiza los depósitos en las cuentas bancarias y a disposición de los gobernados y, por otro lado, la evidencia cobra relieve, porque no es así. Tal estado de cosas no había ocurrido y es a lo que tienen derecho los ciudadanos y ciudadanas a saber.
Qué ocurre que los dineros públicos siguen sin fluir, no llegan a los bolsillos ni carteras de quienes han prestado un servicio público, vendieron un material de construcción o, como corresponde, es el trabajador en activo que cobra un salario o un pensionista que ya cumplió y justamente percibe la pensión que, conforme a ley, derecho y socialmente, le corresponde.
Si pasadas administraciones cometieron los atracos de que se habla, como parte de la ineficacia e impunidad, que al final del día derivó en la corrupción, mal endémico de la cosa pública no de ahora, sino de siempre, bueno, que se diga en voz alta, allí ante los señores diputados y que sean éstos quienes digan a quien se debe, que las cuentas no salen, porque con sus recursos se forjaron fortunas personales de fábula, a las cuales es el momento de demandarles la rendición de cuentas.
Tres, cuatro o cinco sexenios atrás, es lo de menos, el estado y sus poderes cuentan con las fauces muy grandes, como para poder cerrarlas y atraer a sus mesas de debate y búsqueda de soluciones lo que está pasando, y que a nadie conviene, porque los clamores de protesta, condena, decepción y desangelamiento en la gente, están en cada una de las calles que integran la geografía ancha y larga de una entidad que nunca, como hoy, se había visto tan apretada por cuestiones de dinero.
Y si no es así, que lo precise la Sefiplan, en principio, que encabeza Mauricio Audirac. Esperemos.

* CARLOS NAVARRETE Y
SU GRITO DESESPERADO

Obviamente el PRD está tratando de salir a flote, cuando las aguas están por acabarlo de hundir definitivamente.
No necesita Carlos Navarrete buscar entre los adversarios extra-partido a sus peores enemigos, porque a éstos los tiene en su propia casa.
El propio dirigente nacional del perredismo topa con pared cuando su carácter lo pierde y la humildad –la de conciencia, porque de la otra no se queja–, le llevó a ignorar y echar en saco roto los apuntamientos que les dio hace cuatro semanas su guía moral y fundador del partido del sol azteca, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
El confinamiento que ya paga en la cárcel el ex alcalde de Iguala, José Luis Abarca, también socio perredista a la hora de buscar chamba de edil, no es para menos. Se trata de sucesos que enturbian el sentido de la función pública, pero que en casos tremendistas, como el protagonizado por este último personaje, se trata de su autoría o al menos así lo presumen los fiscales de la PGR, con la desaparición y posterior ejecución de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa.
Pero bien, Navarrete sigue montado en su caballo, que cree es de hacienda, y en Villahermosa, Tabasco, durante el recorrido que hizo el último fin de semana, soltó una declaratoria, pero ahora contra los priistas, a quienes calificó diciendo que la mayoría de alcaldes priistas en el país tienen nexos con la delincuencia organizada.
Al dirigente nacional, en este contexto, quizá la razón le acompañe, pero en ese caso lo más conveniente sería que presentara una denuncia de hechos en la procuraduría general de la república, la cual, de resultar cierta, el grueso de la población mexicana se lo va a reconocer. Porque además podría iniciarse la redada mayúscula de ediles pillines y que como se verá los hay tanto priistas, como panistas y más perredistas.
Empero, se avista un tanto deplorable que un mando de la investidura que ahora ostenta el señor Carlos Navarrete, lance denuncias al aire sin ton ni son, que en lugar de atraer confianza hacia la maquinaria partidaria en cuestión, las dudas se acrecientan en un pueblo que, efectivamente, está harto de saber de corruptos y criminales, pero en la realidad cuántos caen en las garras de la justicia, virtud a que la impunidad evidentemente gana la carrera a los tinglados que tanto se tocan de la ley y las buenas costumbres, el honor y la dignidad que en los políticos en días como éstos, son muy difíciles de encontrar.

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