
Los expertos contratados para resolver problemas urbanos de la ciudad, acaban de hacer un supuesto descubrimiento que de entrada estaría condenado, más pronto que tarde, al rotundo fracaso.
Con la advertencia de que el peatón es primero, harán más angostos los arroyos de circulación de las calles colindantes con el corazón de la otrora Atenas veracruzana, el cual, por un lado, congestionará mayormente las arterias públicas y, por el otro, los caminantes seguramente rebasarán los diques de contención y se meterán al paso de los vehículos, con el riesgo de sufrir atropellamientos vehiculares innecesariamente.
Meses –según se cuenta– llevó a los expertos en urbanismo en ciudades europeas y otras partes del mundo, descubrir que achicando las calles el paso de automotores será lento y permitirá a los caminantes cruzar esquinas y puntos estratégicos sin correr los riesgos innecesarios.
Sin embargo, todo hace indicar que el proyecto estaría condenado de antemano al fracaso. Sin una educación o cultura entre caminantes para cruzar calles y transitar sobre banquetas y con automovilistas –muchos de ellos verdaderos salvajes– y agentes de tránsito timoratos para ejercer con sus funciones, el propósito en cuestión está sentenciado para durar lo que le resta a la actual administración de gobierno municipal.
Poner en práctica propósitos bajo las condiciones menos que deplorables en cuanto hace a vialidades complejas en la ciudad, es una constante que ninguna autoridad municipal ha sabido resolver.
El trienio anterior –nomás como botón de muestra– puso en boga su atención en los jardines colgantes, los aparcamientos para motociclistas y los horarios y rutas para el recorrido de los ciclistas.
La actual administración dio el carpetazo a este programa y en su lugar contrató a expertos para que vinieran a decirle a los xalapeños cómo se debe convivir armoniosamente entre callejuelas mal trazadas, baches, banquetas angostas y agentes uniformados de tránsito ayunos de interés por resolver las cuestiones viales realmente.
Empero, a los expertos se les olvidó que también hay automovilistas y transportistas, taxistas incómodos y peatones sin el menor rasgo de una cultura para caminar en calles y avenidas de una capital como la nuestra. Y que ahora los peatones tendrán que andar entre macetones y automóviles.
Si ese es el plan de movilidad urbana, se preguntan alumnos de los primeros grados de la facultad de arquitectura de nuestra máxima casa de estudios, qué aportará el grupo selecto de expertos para evitar la invasión pública, en ese caso, por peatones y automovilistas, porque de que habrá canonjías, privilegios y claxonazos despiadados, ni duda. Al tiempo.
* LES CAMBIARON
LLANTAS, ¿PERO…?
Este 2015 será el año de la limpia pública, reza así la declaratoria con que el ayuntamiento de la ciudad arrancó operaciones el año en curso y por añadidura se podría consumar exitosamente –al menos en la palabra– una de las exigencias sociales y de salud pública más sentidas en esta ciudad.
Se cambiaron los neumáticos a los camiones recolectores de basuras y se reordenaron las rutas, para cubrir la recolección de porquerías por sus unidades, amén de renovarse las placas que se han venido colocando en las esquinas y lugares de depósito de basuras, pero muchas veces sin respetarse los puntos estratégicos ni horarios, ni atendiendo al toque del campanero de la unidad destinada para su recolección, como se señala en sus textos.
Sin embargo, en el año de la limpia pública, la ciudad luce o padece de basuras por doquiera y en todos los horarios como tiene el día.
La imagen que oferta la capital es bastante lastimosa y se constituye en un riesgoso foco de contaminación del ambiente y particularmente propagador de infecciones, que a todos sus habitantes puede causar daños mayores en la salud pública.
Alguien ha dicho que existe la tentación de privatizar el servicio en cuestión, no obstante que en las ciudades del interior del estado, donde así opera, tal práctica tiene como sello que particulares explotan el giro o rubro y se ha podido detectar que bajo esta condición la recolección resultó un fiasco.
Cabe presumir que hay igualmente un velado temor o tolerancia por parte del edil encargado del rubro, para sancionar a los malos ciudadanos, siendo muy fácil detectarlos haciendo el depósito de sus basuras en donde mejor les place y en los horarios menos aconsejables o socorridos por dicha necesidad de higiene y orden.
Igualmente, se insiste en que si los regidores se ven imposibilitados a deshojar este paquete de cuestiones relacionadas con la basura y su destino final y tampoco pueden atacarlo los funcionarios de confianza, entonces algunos se preguntan qué hacen los jefes de manzana para cuidar de este renglón, que afecta a todos, cuando se anuncia con bombo y platillos que dichos servidores públicos, sin supuesta paga, en cambio si reciben canonjías, privilegios y chayotes.
El común de los contribuyentes del impuesto predial, lo pagan junto con la prestación de los servicios públicos de manera anticipada y anualmente, y cabe destacar que existen los espacios, sobre todo de los l7 fraccionamientos residenciales, en donde la recolección de basuras se lleva a cabo únicamente tres veces por semana.
* NIÑOS ALCOHÓLICOS,
NINGUNA NOVEDAD
Nacionalmente, el doctor Manuel Mondragón y Kalb ha dicho que es creciente el número de bebedores de licores en cantidades industriales entre los 14 y 18 años de edad, pero aquí en la provincia, sobre el problema de licores y las adicciones, también lleva 30 años abordando el tema el doctor Rafael Velasco Fernández, ex rector de la Universidad Veracruzana.
El fenómeno incluye la descomposición de la sociedad, que arranca en los núcleos familiares por supuesto, la escuela primaria, las del rubro de secundaria y el bachillerato, en los que el académico tiene que estar a la defensiva, porque de lo contrario lo incrimina el sistema educativo, los sindicatos y por supuesto los padres de familia.
Empero, toque usted a un jovencito de apenas quince años y explique a sus padres que su vástago, toda lindura, es bebedor de licores, que fuma cigarrillos y a veces consume drogas enervantes, y verá la respuesta. En ese contexto, los profesores prefieren callar, ver los toros desde la barrera, que al final del día nadie los reconoce, a menos que dediquen parte de sus existencias a la grilla.
El profesor no dice nada, el director del plantel se las quita aduciendo que el consumidor de licores lo hace fuera de su plantel y los padres de aquellos pimpollos, como refiere la profesora del jardín de niños Enrique Pestalozzi, se la quita responsabilizando a todos, menos a reconocer ellos sus garrafales fallas.
Quiere usted ver niñas y niños alcoholizados, adolescentes y jóvenes cayéndose de ebrios, orinando en la calle, manoseando a las chiquillas y chiquillos, nomás basta darse una vueltecita a los tres callejones del corazón de Xalapa, sobre todos las noches-madrugadas de los viernes, sábados y quizá hasta domingos.
Acaso los progenitores de estos muchachos ignoran que decenas de ellos beben como soldados rusos en la guerra que a usted más le guste comparar, y que en la escuela muy probablemente trafiquen con cantidades mínimas de algún estupefaciente. Basta hacer una entrevista a bachilleres de las escolarizadas y sabatinas y cualquiera que se precie de ser un tanto sagaz, podrá descubrir lo que se niega a confirmar, pero sabe.
Y en ese contexto, la autoridad que usted quiera, poco o nada puede hacer para contener el desarrollo de este mal que es social, de salud pública y que está socavando seriamente el avance de la sociedad, en el núcleo más numeroso e importante como es el de los adolescentes en pleno crecimiento. Alguien puede hacer por ellos lo imposible para salvarlos del vasallaje a que se encuentran sometidos por el consumo de los licores y la droga.
Manuel Mondragón y Kalb, como Rafael Velasco Fernández, han puesto los puntos sobre las íes en no pocas ocasiones, pero alguien puede y se decide a hacerles caso. Esperemos.

