
Estados Unidos Mexicanos, no es la tierra del Tío Sam. Los egresados de esta segunda entidad, son campeonísimos de la diplomacia y dentro de suelo yanqui y fuera de su país son ex mandatarios queridos, respetados y reconocidos sobre todo por sus dotes de políticos, y su bonhomía en el trato con los demás.
En el caso mexicano, nada de eso ha podido suceder.
Los ex mandatarios a partir del presidente Gustavo Díaz Ordaz, se han ganado el desprecio, el desconocimiento y el rechazo de la sociedad azteca prácticamente en su totalidad. Y si no, que se lo pregunten a los hijos, no los de la bella actriz del cine Sasha Montenegro y de José López Portillo.
Esto viene a colación, porque el primero de los ex que padecieron la repulsa popular fue don Gustavo Díaz Ordaz, al cual su sucesor quiso introducir como embajador en la república española y desde su arribo el ex presidente hubo que repeler los ataques verbales, mentadas de madre y recordatorios de su condición de genocida, pues estaban bastante frescos los hechos sangrientos de la matanza del 68, ocurrida en la plaza de las tres culturas de Tlatelolco.
Luis Echeverría Álvarez, autor intelectual de la matanza, por instrucciones de Díaz Ordaz, de estudiantes en el 68, igual, concluyó su gestión de presidente y quiso volver a la UNAM, con intenciones de reanudar como profesor de la facultad de derecho y fue recibido a pedradas en las instalaciones universitarias. En tan memorable ocasión, lo habría defendido, escudándolo con su corpulenta figura, el veracruzano Gustavo Carvajal Moreno, y desde entonces, jamás, LEA ha podido salir a la calle y conducirse como cualquiera otro de los ciudadanos en este país.
A José López Portillo en los lugares donde apareció siendo ex presidente, la ciudadanía le gruñía en remembranza del regalo que había recibido –en su oportunidad– de una residencia fastuosa en la llamada desde entonces Colina del Perro.
Miguel de la Madrid Hurtado, el ex reconocido bajo el mote de El tibio, en franca alusión a su absoluta ausencia de la atención directa y personal al que fuera su pueblo, tras sufrir los sismos de septiembre de 1985. Fue la gente sencilla del grueso de la población defeña y los que más tarde se autodefinirían como «topos», quienes coadyuvaron para salvar a miles de personas y rescatar a otros centenares más de entre los escombros a que fueron reducidos por la catástrofe decenas de edificios y moradas defeñas.
No se diga a Carlos Salinas de Gortari, a quien nadie le perdona haber firmado el TLC con los gringos y canadienses y que mintiera cuando le dijo a los mexicanos que, de allí en adelante, tendrían que administrar la riqueza. Desde entonces la sociedad azteca es más pobre y los ricos más ricos.
Ernesto Zedillo Ponce de León prefirió irse del país, a radicarse precisamente a los Estados Unidos, porque aquí Acteal le persigue hasta la cocina de su residencia.
Vicente Fox y Felipe Calderón, ni chiste. Autores de la docena trágica, ningún respeto les merece entre la ciudadanía, uno con su fundación de locura en Guanajuato y al otro acusándolo Nicolás Maduro de querer provocar un golpe de estado en Venezuela y pertenecer a la delincuencia organizada y los traficantes de drogas. Cuando la presidencia se les acaba a los políticos mexicanos, llega la hora de callar para siempre. Una sentencia popular que se cumple a pie juntillas.
* TOTAL, SON 4 Y NO 60 LAS
INVASIONES EN XALAPA
Ninguna autoridad se pone de acuerdo y tampoco en las colonias de la ciudad reconocen cifras ni que causen alarma como tampoco las engañosas.
Los antorchistas acusan que son más de 60 las invasiones que se han adueñado del suelo xalapeño a lo largo sobre todo de los últimos 40 años. Es decir, a partir de que los políticos municipales y estatales le entraron a los negocios turbios con la venta de predios y el tráfico de influencias.
Sin embargo, el ingeniero Ramón Hernández, con una docena de años a cuestas sirviendo en tareas de desarrollo urbano, salió al paso para aclarar que sólo son cuatro las invasiones de que su archivo tenga memoria.
Sin embargo, los xalapeños de los cuatro costados de la ciudad aseguran que desde hace cuatro décadas cuando menos, es decir, cuando los funcionarios públicos se volvieron más pillos, provocaron la entrada de grupos sociales y de traficantes de predios, para asumir control y posesión de la tierra, que por trienios los alcaldes dijeron que era imposible dotarlas de servicios de agua, pavimentos, luz eléctrica, en tanto no se regularizaran los espacios que habían tomado por la fuerza.
Un médico guatemalteco, con pistola al cinto, arribaría a esta redacción hace poco menos de dos décadas, para aclarar que no era invasor, aunque los hechos lo contrariaban en sus dichos, así como otras siglas fantasmales de presuntos luchadores sociales, quienes inclusive, para no ser criticados por su entrada violenta a espacios de la municipalidad capitalina, colocaba plaquitas en las esquinas de sus calles, imponiéndoles nombres de políticos, periodistas y dirigentes gremiales de la época, con afanes obvios de acallarlos en sus protestas y señalamientos en su contra.
Xalapa se conforma de cuando menos 345 colonias, 90 por ciento de éstas arrastrando los déficits y rezagos más añejos por cuanto a la falta de servicios públicos elementales, lo que propicia las constantes protestas y bloqueos en demanda de aquellos, que sus habitantes suelen llevar a cabo en los espacios acostumbrados para celebrar la reclamación social, le dicen.
A esto se debe en buena medida la ausencia de un plano regulador que le permitiera a la ciudad crecer ordenada y urbanísticamente. Hoy se anuncia con bombo y platillos un plan de urbanismo sujeto y sometido a toda prueba y que será –si se realiza– un hito en la historia de este país, sin embargo, a las buenas intenciones y propósitos, bien valdría la pena fijarles como reto un tiempo para consumarlo.
Porque, si bien es cierto que la ciudad está urgiendo de una transformación radical, que deje atrás en serio su abandono y olvido de lustros, porque con este anuncio cargado de proyectos, traído por el BID, no deja asimismo de ventilar que de ser buenas las intenciones y que se identifican con alguna congruencia, sí, con los sueños y amores propios de las quinceañeras y las caras aspiraciones juveniles y de los que no son también.
* CANDIDATURAS
INDEPENDIENTES
Jorge G. Castañeda, autor del libro Amarres Perros, una autobiografía, hace alusión a que entre los años 2003 y 2012 dio pauta para la creación de las candidaturas independientes, que siendo ahora legales alguna razón les encontraron los señores legisladores para haberlas creado en un país, sobre todo, que siempre se ha resistido en la absoluta legalidad de comicios electorales, sean del tamaño y la jerarquía que usted quiera.
En efecto, las candidaturas independientes siempre fueron vistas con el temor de que no llegaran votantes a las urnas y sufragaran por otros aspirantes, sin partido, que los cobijara.
Pero quién más que un electorado que ante las crisis de las últimas semanas y meses, ha vertido en diferentes tonos que no habrá votos para los traidores de la patria.
Y a ésos, los críticos los encuentran en las filas de la tercia de partidos que más se han ufanado de gozar los dividendos, privilegios y canonjías, que en servir como bandera de las causas justas y los reclamos sociales insatisfechos.
Por qué no, entonces, las candidatura independientes, pero sin los malabares que deben llevar a cabo para poder conseguir la bendición de los millonarios árbitros electorales y poder estar así en condiciones de competir, obviamente, con la desventaja de no contar con los recursos monetarios siquiera para pagarse un anuncio espectacular en alguna de las bardas abandonadas del rincón más lejano de nuestras ciudades.
El padrón electoral veracruzano deja de enlistar a cerca de doscientos mil ciudadanos que no renovaron jamás sus credenciales para votar, según el vocal ejecutivo del INE ahora, órgano que sustituye al viejo IFE…. Y en la calle, el café y la casa de muchos, se escuchan condenas y rechazos en contra de los políticos y, por ende, que la sociedad civil, en buen número, no acudirá a las urnas electorales de junio próximo.
Es decir, como ocurrió en fechas ya lejanas, cuando el grueso de los electores prefirieron irse a las playas o de picnic, que acudir a las ánforas electorales, con el fin de avalar y consolidar los tantos fraudes a que se vio sometida la fe, confianza y anhelos de la ciudadanía, en aquellos procesos electorales unipartidistas.
Un ciudadano común, que está cercano a la gente, que sabe y se identifica con sus exigencias y necesidades materiales, culturales y educativas, el cual además, goza de tener una ideología como pensante serio, escrupuloso, sin tener ligas con los grupos de poder y mafiosos, es creíble que puede aspirar a ser un excelente representante popular. Luego entonces, para qué trabas y diques de contención, cuando la sociedad está harta y con un profundo desencanto hacia los partidos políticos tradicionales, cuyos cabecillas más parecieran ser o pertenecer a bandas para el asalto, que servir a las exigencias de un pueblo con un gran vacío hacia lo que es la tarea pública y sus principales actores.

