* SOLICITUD A PADRES DE
NORMALISTAS, INSENSIBLE
Por Raúl González Rivera
El problema, simple y sencillamente, es de credibilidad.
Lo dicho a manera de precisión que elevó el procurador Jesús Murillo Karam, quizá esté sustentado en hechos reales, pero como son imposibles de comprobar y el sistema gobernante ha sucumbido gracias a un amplio descrédito, porque queda claro que la justicia es un sueño imposible, los padres de los 43 normalistas desaparecidos, en principio, no les creen a los funcionarios públicos.
Y en ese contexto, qué padre que ha perdido a su hijo a manos de un grupo de delincuentes metidos a policías, va a salir de la trampa y la condena que eleva todos los días en contra de quienes posiblemente hayan segado la vida de su vástago. Es casi un hecho, que nadie bajo estas circunstancias va a dar siquiera el beneficio de la duda, sobre lo que está diciendo y asegurando que ocurrió.
El sistema gobernante, de hace varias décadas a la fecha, ha tenido que afrontar su radical descrédito. La impunidad, la corrupción y la ausencia en extremo de justicia, se da todos los días en diferentes hechos, sucesos, y las historias a veces más increíbles como pudieran parecer.
Una desaparición forzada, un probable asesinato y quemazón de cuerpos, cómo pedirle a un padre que lo olvide, a una madre que sigue llorando la ausencia del ser querido, el cual se inscribió en la escuela normal rural para forjarse como profesor, porque no había los recursos económicos para enviarlo a una universidad pública.
No hay que perder de vista que se trata de padres de familia pobres, con una mayoría dedicada a las labores del campo sin que puedan avistar en el porvenir una expectativa de cambio en sus existencias repletas de sufrimientos, de arrastrar dudas sobre el país en que están viviendo y escuchar de tantas promesas en el correr del tiempo, que los políticos jamás les han cumplido.
Cómo olvidar que esos jóvenes, con apenas 20 años de edad como máximo, de qué manera van a poder ignorar que ese hijo ya no volverá a verse con sus progenitores. Es posible otorgar el perdón, pero el olvido jamás. Esos son los padres de familia de Ayotzinapa, a los cuales el gobierno, desde distintos frentes, les demanda que doblen la página y vean hacia adelante y que no sigan enfrascados en una lucha por demás estéril.
Y del lado de éstos, sin duda, millones de almas mexicanas y en el extranjero, como queda demostrado a través de las tantas manifestaciones de protesta y reclamos sin respuestas.
Si la pareja imperial se pudre en la cárcel, enhorabuena, pero quién va a justificar esta terrible matanza, sin rendir una explicación confiable. Y lo sabe en primer lugar José Luis Abarca, el ex alcalde de Iguala y su esposa, ambos presuntos responsables intelectuales en la realización de este penoso caso.
Un pueblo afectado endémicamente por los hombres que ostentan el poder, sencillamente jamás les podrían acallar que, en estricto sentido de justicia natural, los padres de familia tendrán derecho a seguir y fortalecer hoy y por el resto de sus días, en su condena al bárbaro atentado y el reproche permanente de que la justicia no se dio para los más pobres de este país.
* HOY, HACE 15 AÑOS,
CAVALLO EN LA CARCEL
Ricardo Miguel Cavallo (a) «Sérpico», ex militar de la dictadura argentina de los años setenta, había sido detenido en Cancún y enviado a pasar unos meses en las mazmorras del penal de Oriente, para después ser extraditado a España, porque el juez Baltazar Garzón lo reclamaba para seguirle el juicio que lo condenaría a tener que purgar un confinamiento en prisión de 3 mil años, por cometer crímenes de lesa humanidad y genocidio contra académicos, investigadores y gente del pueblo.
Cavallo fue descubierto por madres de desaparecidos durante la dictadura militar, pero específicamente que en el año de 1976 acometió en contra de supuestos adversarios y enemigos del gobierno en Argentina, lo que dio pie para que los hombres que ostentaban el poder encaminaran una de las peores matanzas o exterminio de argentinos, a los cuales atrapaban sin órdenes de aprehensión, subían a aviones militares y sus cuerpos eran tirados a mitad del mar, con el fin de que los pudieran comer los tiburones.
Ricardo Miguel Cavallo era uno de los militares encargados de ejecutar tales exterminios, de manera personal. Empero, pasada la administración de golpistas militares que de esa forma se hicieron del poder nacional en Argentina, hubo que huir, para lo cual eligió a México como destino para radicarse él y sus familiares más cercanos.
Sin embargo, madres de desaparecidos de aquel país lo descubrieron tomando posesión de la dirección del Renave, nombramiento que le otorgaría el ex presidente Ernesto Zedillo Ponce de León en este país, permitiéndole, además, la aplicación de un impuesto especial en la compra de cada automóvil nuevo. Posterior al descubrimiento de su identidad cayó del cargo público y fue remitido a prisión en el Reclusorio Oriente.
Solicitó el amparo de la justicia federal, no se lo concedieron y trató de huir del país, al intentar volar en avión desde el aeropuerto internacional de Cancún, pero como ya era presidente Vicente Fox, éste no vaciló en extraditarlo conforme al pedido de los tribunales internacionales españoles, bajo encargo de Baltazar Garzón.
Ya confinado en prisión de España, Cavallo fue sometido a juicio y el juez que siguió la causa lo condenó a una sentencia de 3 mil años, pero antes tenía que purgar una sentencia de 700 años de prisión en Argentina, hacia donde fue repatriado y en donde se supone que está pagando sus crímenes de lesa humanidad y genocidio.
Su juicio y en la fecha de su sentencia antes mencionada, fue registrada por la Audiencia Nacional, la cual fue cubierta por el enviado de este medio informativo, que dictó el famoso juez especialista en derecho internacional penal, Baltazar Garzón, y que coincidió con la visita que llevara a cabo el gobernador Miguel Alemán Velasco para instalar la Casa Veracruz en la ciudad de Madrid.
Hoy, hace 15 años, los dos memorables sucesos narrados anteriormente.
* YA VIENEN LAS CAMPAÑAS
DE TODO CONTRA TODOS
Aun cuando la ley en vigor fue modificada en lo que hace a la celebración de campañas preelectorales con el uso de un lenguaje sin denuestos, insultos y otras lindezas que son propias de este tipo de competiciones, las campañas que vienen, por lo que pueden avistar líderes de partido y funcionarios públicos de todos los niveles, sospechan que serán tremendas y muy difíciles, sobre todo porque hay un electorado irritado hasta el extremo debido a la problemática social y material que vive una inmensa mayoría de compatriotas.
Como diría el cardenal Norberto Rivera Carrera, viene de nuevo una ronda de aspirantes a diputados federales que dirán de todo, prometerán mucho, se pondrán de tapete ante el paso de los mexicanos de los cuatro costados de la república, pero ojo, no les crean todo, porque se trata de personajes que muchas veces, sin escrúpulos, se lanzan al ruedo del discurso, sólo para prometer, insultar, blasfemar al prójimo, pero a la hora buena, como es la mayoría, doblan campanas y se dedican a robar.
Se cruzarán en estas campañas de lodo, los más inverosímiles adjetivos y se darán hasta por debajo de la lengua con sombrerazos y cacerolazos y después, cuando hayan obtenido el voto mayoritario de una afluencia que se prevé será muy contadita en urnas electorales, anunciar que todo está olvidado, que se trata de sumar y no dividir y que, por ende, hará el llamado, quien obtenga una curul, para que los adversarios se sumen en una jornada que se propondrá el ganancioso con ubre legislativa, de manera ejemplar, jurar que trabajará en beneficio de sus coterráneos.
No habrá necesidad de que un fedatario público levante el acta correspondiente a tan sentidas promesas, porque huelga repetir que de siempre, los candidatos al cargo público de menor cuantía y jerarquía, inclusive, hicieron y hacen lo mismo, pero queda demostrado que una mayoría aplastante incumple al final del día. Los diputados más, y de allí para arriba, el desorden más descabellado inclusive.
En estas campañas, las que vienen, se valdrá de todo como fueran las luchas escenificadas sobre el cuadrilátero de la llamada Arena Xalapa, porque el fin es muy claro, consistente en despotricar para ganar la simpatía y consideración de los electores, sólo que ahora con la diferencia de que éstos últimos se encuentran profundamente descontentos y lamentándose del estado de cosas que viven, debido a que sobre todo los legisladores hace tiempo que olvidaron las exigencias y necesidades populares, para dar rienda suelta a sus personales apetitos de detentar el poder, de obtener dinero fácil y conseguir canonjías y privilegios que en muchos casos se dan sólo una vez en sus azarosas existencias.
Pero que aun siendo vilipendiados y por añadidura insultadas, sus trayectorias de muchos, con dudosas caparazones, estarán firmes por alcanzar los huesos de curulecos o que a la manera de los actos circenses, desde allí podrán planear sus futuras chambas que buscarán haciéndola de chapulines, como buen número de personajes lo hacen en aras de no salirse ni un centímetro de los presupuestos públicos. Al tiempo.
EfACICO 