Abriendo Brecha: Como los cangrejos


mexicodominadoPor: Héctor Saldierna

Por Héctor Saldierna Martínez, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Por Héctor Saldierna Martínez, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

En los últimos 30 años las estrategias gubernamentales no han sido eficaces. Lejos de progresar e incrementar los niveles de bienestar y desarrollo, México ha tenido un notable atraso que se manifiesta principalmente en el elevado empobrecimiento de la población mexicana.

Actualmente se estima un índice de pobreza superior a 60 millones de mexicanos, cifra sumamente elevada al considerar que actualmente la población es de 119 millones. Cada sexenio y cada año que ha transcurrido en ese período, las consecuencias se han manifestado a través de la reducción de satisfactores.

Una de las causas principales es que desde 1982, coincidente con el período sexenal de Miguel de la Madrid, el gobierno empezó aplicar políticas basadas en la desincorporación de las entidades públicas y proclamar como la medicina efectiva a todos los males la privatización de las entidades públicas.

En esta etapa empezaron a aplicarse las primeras dosis de un sistema de gobierno alimentado por una ideología que privilegiaba el desmantelamiento de entidades gubernamentales. Desde ese momento se enquistó en el esquema de gobierno esa nueva política proveniente de grandes grupos de poder oligopólicos.

Decía Robert Lansing, secretario de Gobierno de EU en 1924 que era conveniente abrirle a los “jóvenes mexicanos ambiciosos las puertas de nuestras universidades y hacer el esfuerzo de educarlos en el modo de vida americano, en nuestros valores y en el respeto al liderazgo de Estados Unidos. México es un país extraordinariamente fácil de dominar porque basta controlar a un solo hombre: el presidente”.

Nada lejos de la razón. El ejemplo más contundente está representado en Carlos Salinas, egresado de Harvard, ferviente y apasionado promotor de las ideas neoliberales y que en su gestión (1988-1994) empezó a desmoronar el entramado corporativo de una nación.

Concebida como una nación a partir de la confección de la Constitución de 1917, con lo que se creaba una nación con leyes y principios, otorgando prioridades hacia sus recursos naturales, protegiéndolos a través de una serie de artículos en los que se establecían como áreas estratégicas, alejadas de cualquier apetito extranjero.

Fue, sin duda, una Constitución de avanzada que tenía como propósito básico la de otorgar viabilidad a una nación que, no obstante algunos aspectos negativos en su devenir, había logrado obtener grandes éxitos mediante una economía fuerte y el desarrollo industrial que llegó a niveles interesantes.

En esas décadas hubo gobierno de los más diversos estilos. Algunos muy apegados a los intereses del pueblo, como el caso de Lázaro Cárdenas; otros dispendiosos, como el de Miguel Alemán Valdés; otros honestos, como el de Adolfo Ruiz Cortines; otros asesinos, como el Díaz Ordaz y luego otros claroscuros como Luis Echeverría y José López Portillo.

Luego llegó la maldición para México, Desde 1982 con Miguel de la Madrid se han vivido gobiernos que paulatinamente han entregado al país a intereses extranjeros. Es decir, las políticas que se han instrumentado han traído como resultado una injustísima distribución de la riqueza y paralelamente han crecido grupos empresariales a niveles inconmensurables.

No estaría por demás decir que en un país del tercer mundo existe el hombre más rico del mundo, quien a través del obsequio Telmex que recibió de manos de gobierno en la década de los 90, período de Salinas, logró hacer la fortuna más espléndida del mundo, a cuesta y sacrificio de los recursos del pueblo mexicano.

No era necesario que el hombre comprometido con los extranjeros estuviese al frente del gobierno. Ernesto Zedillo siguió con la misma tónica y, entre otras ocurrencias, vendió Ferrocarriles Nacionales de México, que era fuente de ingreso de miles de personas en poblaciones apartadas; creó el Fobaproa, con lo que el gobierno se hipotecó durante muchos años y sigue todavía pagando deudas de banqueros y de empresarios ligados con las carreteras, luego del error de diciembre de 1994.

Con la docena panista continuó la misma línea. Todavía con más énfasis y convicción, aunque por falta de oficio, no lograron cuajar muchos de sus planes. En el sexenio de Fox, a pesar de los elevados excedentes petroleros, éstos no se aprovecharon adecuadamente y sólo los distribuyó a través de gasto corriente, inventó los magasalarios para funcionarios y legisladores, que tanta indignación ha causado al país, y entregó partidas hacia los gobiernos estatales, los que en su inmensa mayoría también las desperdiciaron en gasto corriente y muy poca inversión.

Con el fin de legitimarse, dentro del sexenio de Calderón se inventó la guerra contra el narcotráfico y lo único que se logró fue revolotear el avispero. Desde entonces el país perdió la tranquilidad y lejos de disminuir la problemática, más bien la acentúo. Los grupos delincuenciales, lejos de controlarlos, se multiplicaron exponencialmente.

Otro hecho lamentable en ese sexenio fue la promesa incumplida de construir la refinería de Tula, la que ya estaba programada. Hicieron caso omiso y, como se observa, siguieron instrucciones para evitar la industrialización del país, sobre todo en la manufactura de las gasolinas.

En una palabra han sido gobiernos que lejos de alentar el progreso y desarrollo de la nación, más bien han trabajado en su contra, en perjuicio de un proyecto de nación concebida Costitucionalmente en 1917.

El gobierno actual se encuentra debidamente medido. Existe un enorme descontento popular que se manifiesta a través de las redes sociales y los actos de corrupción, que se han dado en forma consecutiva en estos últimos meses, ha pegado directamente en el sentimiento de incredulidad y de desconfianza.

Por lo pronto, el presidente Enrique Peña Nieto ya hizo un intento por enfrentar el descrédito popular: nombró a un fiscal que será el encargado de escrudiñar el comportamiento y honestidad de los funcionarios. Se trata de Virgilio Andrade, quien ya fue consejero del Instituto Federal Electoral, actualmente INE y ahora estará al frente de la Función Pública.

De acuerdo a estimaciones de Andrade, será dentro de seis meses que tenga resultados de las primeras investigaciones realizadas en torno a la casa blanca, la casa de Ixtapan de la Sal y la casita de Malinalco. El objetivo es buscar que no haya conflictos de interés.

Y hasta la próxima.

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