
Las constructoras agremiadas en la CMIC se habían adelantado al advertir que esperan un año difícil y los dos anteriores, de 2013 y 2014, habían registrado una baja preocupante en el campo de la construcción, lo que coincide con la calificación que dio la organización México ¿Cómo vamos?, de la cual dio cuenta ayer el periódico Reforma, al dar una calificación reprobatoria a 22 de las 32 entidades.
En cuanto a crecimiento económico, Veracruz se sitúa con el peor desempeño económico, con apenas 5 puntos, empatando con el estado de Oaxaca.
Y es que no se necesita de ninguna encuesta o realizar un estudio que alcance un grado óptimo de certeza, para saber el común que el empleo no fluye, la construcción se encuentra semiparalizada y la gente común, que es una aplastante mayoría, carece de los fondos para poder tener una subsistencia con la adquisición de un mayor número de bienes de consumo diario y generalizado.
En las calles se aprecian grupos numerosos de muchachos y gente adulta, sin un espacio donde desempeñar sus condiciones de trabajo. El número de pedigüeños va en ascenso y las plazas comerciales ofertan productos con rebajas hasta del sesenta por ciento, ante la ausencia de compradores.
El taxista se lamenta de su «mala» suerte debido a que el usuario de antes prefiere caminar o viajar en autobús urbano, mucho antes que tener que gastar en una corrida cuyos costos, igual, el más accesible es de 20 pesos la dejada y de allí en adelante en 30, 40 y hasta sesenta pesos.
La industria gastronómica igual ofrece o registra saldos preocupantes.
Los responsables de las constructoras señalan que tienen cobros pendientes que alcanzan los 200 millones de pesos y siguen a la espera de poder cobrar adeudos de hace tres, cuatro y cinco años y que el gobierno estatal y los ayuntamientos municipales siguen negándose, o por lo menos eso sostienen sus cuadros de representantes, lo que lleva a una semiparalización de la obra pública en la entidad.
Una consecuencia de este estado de cosas es la constante manifestación que públicamente vienen realizando los grupos sociales, de todas las siglas y actividades, en protesta y reclamo de que se les escuche y se les resuelvan sus tantas exigencias, soportadas con la documentación que es menester que presenten ante las instancias burocráticas, que es común que respondan con un: «calma, señores, que ya pronto les vamos a pagar».
Empero, el tiempo se agota, las necesidades sociales se acrecientan y miles de trabajadores quedan a la zaga, tan sólo porque la economía permanece quieta, semiparalizada.
* LA GUERRA ELECTORAL QUE
VIENE, «SERÁ A MUERTE»
Cálculos conservadores que hacen especialistas y conocedores de la materia electoral acusan que la próxima elección de diputados federales «será a muerte», para advertirlo de alguna forma, porque los partidos políticos están a sacar la mejor raja y sus partidarios no están dispuestos a perder un céntimo de la gran batalla que implica alcanzar curules ante el Congreso de la Unión.
La lucha intestina para denostar de tiradores a curules federales y partidos políticos apenas empieza, pero en el concierto nacional se aprecia desde ahora un desgaste tremendista de la tarea política y electoral.
Los temores están fundados, en el sentido de que la delincuencia con sus diversas facetas y frentes, igual, asuma su parte en este proyecto que va a culminar en junio próximo con la elección, sufragando en ánforas la ciudadanía que siga considerando que con este tipo de eventos va a elegir a sus representantes, como es este caso de legisladores federales.
La función o tarea pública, ha venido sufriendo un descomunal deterioro.
La gente común y corriente está bastante desencantada con sus representantes populares.
Los niveles de vida de las mayorías siguen sin mejorar, lo que lleva necesariamente a cualquiera a suponer que sus políticos no dan al clavo con la conformación de leyes y marcos de referencia jurídica, que le permitan al grueso de la sociedad descollar y verse plenamente realizada.
Hay decepción en torno al papel que juegan muchos legisladores particularmente, ajenos al sentir popular, preocupados en acrecentar y engordar sus bolsillos con recursos, canonjías, dietas y dividendos gracias a su papel de sometimiento y abyección jurada a los verdaderos capitanes de este país.
Empero, el auténtico legislador, en esta hora de desangelamiento de todo y hacia todo, está urgiendo a la gran sociedad mexicana, porque al final del día los postulados que contempla la Constitución política que rige a los mexicanos, están rebasados o simplemente dejaron de cumplirse, lo que obliga necesariamente a presumir que un texto de estreno está haciendo falta, pero realizado, analizado y debatido por diputados y senadores conscientes de que aman y pretendan servir a la nación azteca, menos no.
* MERCADO DE ABASTO,
BOMBITA DE TIEMPO
El mercado integrado con vendedores ambulantes y que lleva por nombre el apellido con que fue bautizado lo que fuera el parquecito Galeana –así lo identificaban oficialmente–, ya dio un primer aviso hace cinco semanas, con el siniestro que afortunadamente no llegó a mayores, pero que hace recordar a propios y ajenos que no deja de ser una bombita de tiempo.
Sobre aviso no hay engaño, reza la conseja popular, pero así como se limpian de roedores los mercados Jáuregui, Los Sauces y La Rotonda, bueno sería saber por qué a costa del riesgo que corren comerciantes, compradores y consumidores y vecinos en el mercado Galeana, nadie absolutamente ha podido imponer el orden y la limpieza del mismo.
Con un enorme tanque de gas para uso doméstico en su azotea, el mencionado centro expendedor de frutas, legumbres y otros productos para el consumo de las familias xalapeñas y sus alacenas a medio cubrir con láminas de cartón y otras de plástico, el hacinamiento de vendedores y un entorno bajo el cual quedaron enterradas viviendas de ciudadanos, que ninguna relación tienen con el mercado de abasto, constituyeron desde hace ya varios años un foco de riesgos inminente, como puede ser un incendio, que bajo la reserva del caso, de consecuencias inimaginables.
La circunstancia en que surgió el mercado con ambulantes, se remonta a hace poco más de diez años, cuando las calles Poeta Jesús Díaz y Abasolo se encontraban invadidas de expendedores callejeros. Vino la limpia de éstos, porque ofertaban una imagen de lo peor a la capital, reconocida en otros tiempos como la Atenas veracruzana, y un puñado de los mismos fue reubicado precisamente en donde había un parque de juegos infantiles, que eran la delicia de los chiquitines que radicaban en el entorno al mencionado lugar.
Un dirigente de burócratas, avezado en aquello de invadir áreas prohibidas, visualizó el espacio del parque y logró que la autoridad municipal se los cediera, amontonando en sus improvisados locales a más de cien comerciantes, iniciando así una década de serios conflictos, pleitos entre los mismos vendedores y los habitantes de la zona que quedó hundida precisamente entre los puestos y los comerciantes, y otras calamidades que tienen que ver con la salud pública y la seguridad hacia sus interiores.
La voz de alerta, sobre el pésimo funcionamiento de este mercado a diez minutos a pie del centro de la ciudad y los palacios de gobierno estatal y municipal, fue conocida por los alcaldes Ricardo Ahued, David Velasco y Elizabeth Morales, ante quienes ejerció su poderío un dirigente de comerciantes que a la vez despacha y cobra como funcionario público municipal, consiguiendo para sus seguidores y testaferros, que ninguna medida llegara a cortar con las actividades del lugar.
Hace cuatro semanas principió un siniestro que afortunadamente controlaron pronto los bomberos de la ciudad. Sin embargo, para propios y extraños, pero más los vecinos que quedaron prácticamente sepultados en uno de los accesos al mercado, lo más congruente, por salud pública, es que a los doscientos comerciantes allí establecidos, la autoridad local los volviera a reubicar, pero a uno de los centros especialmente creados, para dar cabida a dichos comerciantes surgidos de la informalidad. Al tiempo.

