60 Segundos: * CAROLINA VIVEROS, UNA PÁGINA INÉDITA


fideycarolina* CAROLINA VIVEROS,
UNA PÁGINA INÉDITA

Por Raúl González Rivera

Por Raul González Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Por Raul González Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

Para los especialistas, sobre todo en la fantasiosa materia de derecho electoral, el caso de Carolina Viveros García se les antoja como inédito.
Ni siquiera la impecable hoja de servicios en esa asignatura que prestó el maestro José Woldenberg al país, le hace cosquillas, empaña siquiera la década de la ex bibliotecaria del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Veracruzana, como consejera presidenta del IEV.
Sus propios colaboradores aseguran que cuando arrancó gestiones en el Instituto Electoral Veracruzano se le trababa la lengua para leer, no se diga dirigir un discurso, porque no podía improvisar y tampoco leer con fluidez. Inclusive apostaban a que en un máximo de doce meses tendría que dejar el puesto.
Del éxito que le ha acompañado en los últimos diez años de su existencia profesional, se afirma que los debe a los dioses de la política, quienes le dieron su voto de confianza. Egresada de la facultad de leyes dependiente de la UV, Carolina habría incursionado en menesteres menores, hasta asentarse como bibliotecaria del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Veracruzana.
Nunca imaginó que la suerte le fuera a sonreír tan rápidamente, como que de esa chamba pasó a la facultad de Derecho, sirvió como secretaria académica y de allí a su dirección, aunque sin ninguna vocación por la cuestión académica, ostentó el cargo dos meses y de allí se fue al Olimpo. El IEV fue entregado a Carolina con todas sus facultades, atribuciones y dividendos millonarios.
Consejeros, partidos políticos y estudiosos de la materia electoral, supusieron que comerían pichoncita, saliéndoles cola a todos ellos, porque la flamante consejera presidenta asumió el cargo con todas sus letras. Seguramente meditó a profundidad, jaló aire y espetaría: «esta es la hora mía». Y lo fue. Lo es. En diez años amasó poder, fortuna, control e influencias, y cuando estaba por abandonar hace un año el puesto, habría amagado con realizar una movilización nacional, pero no la iban a sacar tan fácilmente.
Evidentemente, no tendrá acceso al INE. En mentideros del moderno árbitro electoral se asegura que Carolina es vista con reticencia y que de la misma manera hacia los primeros días del año 2016, igual, Carolina deberá cargar con sus maletas.
A Carolina le tocó manejar un presupuesto anual de más de 120 millones de pesos. Sus 125 ó 130 mil pesos brutos, correspondientes a sus salarios mensuales, se han ido a su cuenta bancaria personal, pues además goza de canonjías, privilegios, dietas y viáticos y controla todas las rentas de las casas que alquila o renta el IEV como sus domicilios en distintas partes del interior del estado.
La renta del Prep, órgano que mide los resultados en votaciones en urnas electorales de salida, constituyéndose en el instrumento del IEV para afirmar el triunfo o la derrota de candidatos en las diferentes contiendas electorales, cobra no menos de 60 millones de pesos en cada una de sus apariciones sobre suelo veracruzano.
Como corolario, en la nómina o efectivos, la presidenta consejera da chamba a 50 colaboradores directos suyos. Una década inédita en la historia profesional de la también catedrática en la facultad de leyes de la UV, Carolina Viveros García. Hoy es grilla, excelente anfitriona y ya improvisa discursos y lee de corrido y rápido ante el público que se le presente.

* IMPROVISADOS, OFENSIVOS
Y AGUZADOS LOS TAXISTAS

Que se sepa, nunca la ciudadanía había tenido que afrontar los riesgos de un servicio de taxis malo, ineficiente, ofensivos sus choferes, peligrosos, porque suelen amagar a sus pasajeros y corriendo en las calles de la ciudad como si se tratara de bólidos circulando sobre las pistas de la Magdalena Mixhuca, al lado de los pilotos como fueron los hermanos Rodríguez o el xalapeño Aurelio Monge, nuestro último corredor en la Carrera Panamericana que cruzó la avenida 20 de Noviembre a más de 140 kilómetros por hora.
El taxi, como se sabe, hasta los días del sexenio tranquilo, con paz social y los jardines oliendo a aire fresco y limpio, mantuvo en sus calles condiciones de limpieza, orden y un auténtico servicio a los usuarios de la ciudad. Sus aparcamientos eran los llamados sitios de alquiler, a los cuales el aspirante a ser su pasajero llamaba desde un teléfono fijo, para conseguir la carrera, de la cual se encargaba un conductor de limpias ropas, bañado, un lenguaje diferente y amante de la ciudad y respetuoso con sus habitantes.
El sitio La Favorita, donde se localiza el Banamex del centro; el sitio Lux y otros más que cubrían muy bien el corazón de la capital. Entonces los taxis respondían a las firmas comerciales, hito en la historia del automóvil, como Ford, Chevrolet, Dodge Coronet, Valiant y Grand Marquis. Los vochitos ingresaron al taxi con el gobierno de Rafael Hernández Ochoa. Los que ya no circulan pertenecieron a los sexenios de Fernando López Arias. Antonio M. Quirasco y Rafael Murillo Vidal.
Entre el viejo taxista y el actual, con sus marcadas excepciones, hay una distancia entre la tierra y el cielo. Uno de los taxistas reconocidos por su talante de servidor a los pasajeros, siendo gobernador su hermano, don Francisco (Pancho) Quirasco. Entonces no había la exigencia de los alcoholímetros, ni las operaciones que realizan delincuencialmente hoy día las tantas firmas que explotan el giro de las grúas, en diferentes rumbos de la entidad veracruzana.
Tampoco el signo para diferenciar las carreras de alocados conductores y arbitrarios taxistas, fueron los semáforos, porque no los había. Si acaso algunos agentes de tránsito, vestidos de color caki e instalados en los puntos estratégicos de la ciudad. No más.
En el lapso de cuatro décadas todo se transformó, pero vea usted que para hacer más complicada y conflictiva la existencia a los ciudadanos del común, en una ciudad que fue de ensueño –reza el comentario– de quienes partieron de Xalapa para encontrar destinos más seguros y aireados, pero que cuando retornan de visita se duelen y lamentan de cuanto oyen, les dicen y ven.
Ayer, uno de los doscientos taxistas adversarios de todo –definición hecha por uno de sus líderes–, salvo la arbitrariedad, del número económico 5155, sin placas –pero esto no lo ve la dirección de tránsito–, presuntamente ebrio, corría a alta velocidad sobre la avenida Lázaro Cárdenas, rebasando y exponiendo a severo riesgo a propios y ajenos de dicha rúa. Fue denunciado en el 067, pero se ignora qué curso haya seguido esta justa llamada de atención que merece una respuesta a la ciudad y sus habitantes. Por favor.

* SERVICIO URBANO, POR
ENCIMA DE TRÁNSITO

La morena agente de tránsito recibió un baño de críticas cuando, en sus narices, el autobús urbano y luego el taxista dieron vuelta hacia la izquierda, yendo de la calle de Zamora para enfilar y tomar Carrillo Puerto, por encima de los automovilistas que corrían Xalapeños Ilustres y entrarían a la avenida de Enríquez.
Empero, el conductor de una unidad con placas de particular intentó dar la vuelta a la izquierda, para subir la pendiente de Carrillo Puerto, pero éste sí fue mordido por motopatrulleros, a los cuales por más intentos que hizo para convencerlos de que en Xalapa todos los conductores tienen los mismos derechos y responsabilidades, no lo logró. Le leyeron la supuesta cartilla y le dejaron firmada y sellada la papeleta de su correspondiente sanción económica.
Mucho se ha dicho en mentideros de la sociedad civil, que los autobuseros gozan de una absoluta impunidad. Nadie entiende de dónde viene la tolerancia, para que sus unidades sean circuladas a altas velocidades y colisionen, maten pasajeros o a transeúntes, suelen salvarla porque existen acuerdos muy sospechosos entre concesionarios, autoridades viales y las todopoderosas del poder judicial.
Esto no ocurrió en los tiempos de don Roberto Castizo como tampoco cuando representó a la firma del servicio urbano Antíoco Fernández. Como quiera había un orden hacia los interiores de la cooperativa de autobuses urbanos de Xalapa y ninguno de sus conductores se pasaba a la ley por el arco del triunfo. Hoy, pueden ocasionar los más terribles siniestros y accidentes, que de igual forma quedarán impunes sus ilícitos.
El sospechosismo que surge con la conducta que asumen los conductores y concesionarios sobre la línea autobusera en cuestión, se dio a raíz de que se quiso eliminar a las combis del transporte de pasajeros y, en cambio, los autobuses urbanos, de dimensiones bastantes largas como para seguir soportándolos las calles y avenidas congestionadas de la ciudad, recibieron la anuencia de la autoridad vial para hacer de las suyas en nuestras arterias públicas, lo mismo las periféricas que las relacionadas directamente con el corazón de la ciudad.
Los taxistas tienen miedo a tránsito del estado. Los autobuseros, insisten que las autoridades de tránsito les hacen lo que el viento a don Benito Juárez: Nada. Y por otro lado, sostienen que para congraciarse concesionarios con funcionarios públicos suelen facilitarles camiones para realizar giras de trabajo y en breve acarrear campesinos sobre todo a los mítines en que vayan a ser presentados los candidatos priistas a las diputaciones federales.
Servicios éstos que a un particular –se jura– le costarían un ojo de la cara, pero sí, en cambio, si se trata de funcionarios públicos, el uso de esas unidades automotrices les cuestan quizá sólo las gracias. Por otro lado, hay servicios públicos que se consiguen con grandes esfuerzos como son los de agua potable y la energía eléctrica, empero los del transporte casi gratuito para funcionarios, es la primera responsabilidad que asumen los liderazgos contemporáneos de la línea camionera, hoy exhibida por el abandono y la feroz mano del hombre, que se colude con las transas y los tramposos.

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