
* CLASE POLÍTICA
ES MARGINADA
Por Raúl González Rivera

Evidentemente, quienes sostienen que la clase política está siendo marginada de la cosa pública, cobran una razón sin precedentes.
Cuando arribó a la presidencia de México el economista Carlos Salinas de Gortari, junto con él, en su gabinete se asentó un impresionante grupo al cual se bautizó ideológicamente como neoliberales. Es decir, sujetos a los que las cuestiones económicas y financieras estarían por encima del sentido social, que debe mover a todo conglomerado humano en nuestras ciudades.
Lo grave es que en los regímenes estatales, y menos municipales, se sigue un equilibrio, ya no de género, digamos, sino de condiciones que inciden en la tarea que se desempeña en aras de servir a la sociedad civil, en nuestras ciudades.
En una entrevista que rindió el doctor Francisco Berlín Valenzuela al periódico La Jornada, sección Veracruz, subrayaría que la clase política está siendo desplazada, que el PRI sólo recicla a los candidatos y que una mayoría carece de preparación académica.
En efecto, políticos cultos en este país, se ignora en que época hayan aparecido.
En el escenario nacional, un Jesús Reyes Heroles, un Porfirio Muñoz Ledo, un Jesús Silva Herzog, pero en la provincia los políticos ciertamente están ayunos de una formación académica, no estudian, saben nada de las asignaturas que les dan presencia y señorío a los funcionarios públicos. Y bajo estas condiciones, los improvisados adolecen de los soportes y el dominio para dirigir las tantas instituciones emanadas del gobierno, que es el caso.
A políticos falsos, igual da a servidores públicos sin escrúpulos, listos para robar, adversarios de sus iguales y enemigos de todo lo que huela a solidaridad con el pueblo. Hace tiempo que la gente ignora quiénes son sus funcionarios. Nunca los ve, tampoco los oye y sus audiencias lucen desiertas, en sus confortables despachos de servidores de la sociedad.
Las entrevistas que aparecen en los periódicos se las confeccionan como traje a la medida las oficinas de prensa y comunicación social; cobran excelentes percepciones, gozan de canonjías, privilegios, gratificaciones, viáticos y otras costosas cuotas. Pero a la prensa suelen no rendirle declaraciones, porque evidenciarían su escasa cultura general y dominio de la cosa pública.
Nomás imagine usted qué político contemporáneo podría relevar del oficio con que se desempeñó un Carlos Brito Gómez, el propio ex senador Manuel Ramos Gurrión o personajes que se han cultivado paralelamente con el paso de los años, como Salvador Valencia Carmona, el propio Francisco Berlín Valenzuela, en los que cabe la presunción de la serenidad y sapiencia para resolver los asuntos sociales. Por favor.
* DESPEDIDOS DE PEMEX,
AL DESEMPLEO
Ciertamente no se sabe cuántos cientos de trabajadores están siendo despedidos por las firmas extranjeras que se están posesionando de las áreas de trabajo en los complejos e industrias que dependen de la empresa que todavía sigue siendo conocida bajo el título de Pemex.
El éxodo de obreros es impresionante en las ciudades donde se yerguen las instalaciones del complejo de Pajaritos, y en todas las demás ciudades donde el auge petrolero socorrió a miles de familias que hoy, caras largas unos y de nostalgia otros, están siendo despedidos de sus oficinas y talleres y laboratorios, porque les han dicho que en su lugar vendrán estadounidenses que, igual, traen con ellos a su personal.
Obviamente, el desconcierto acompaña a los trabajadores, que jamás habrían concebido siquiera la idea de que se hablara del cambio de estafeta en el manejo de la empresa paraestatal y mucho menos que se tuvieran que entregar sus instalaciones a empresarios e industriales gringos, sobre todo, que fueron echados del país inclusive tras de decretar el presidente Lázaro Cárdenas la expropiación petrolera de 1938.
Y no sólo eso, para que los trabajadores mexicanos sigan votando por los candidatos del PRI, los modernos dueños de la empresa petrolera mexicana, han cerrado igualmente los hospitales y clínicas que eran exclusivos de los trabajadores de la sigla mencionada, y los obreros activos pasarán a recibir atención médica y hospitalaria bajo la firma del Issste.
Nomás imagine usted que en las actuales condiciones, el Issste adolece de pifias monumentales como es el hecho de que en el interior del país, las especialidades no existen en sus nosocomios y en la ciudad de México las condiciones físicas de sus hospitales y clínicas son insuficientes para poder atender a su consulta normal, cotidiana, que ocurre del mismo DF o bien de los nosocomios de la provincia, ausentes de la medicina especializada, ordena su traslado a la ciudad de México.
En el Issste predomina como característica, que los médicos especialistas la hagan de burócratas en oficinas administrativas y en sus hospitales, atiborrados de pacientes, la burocracia es uno de sus terribles vicios, en tanto un médico especialista tiene que trabajar ocho horas diarias, atender a 30 pacientes y cobrar por dicha jornada la friolera de l6 mil pesos mensuales.
Cualquier iletrado diputado federal, sin cultura general ni vocación de servicio a las masas populares, puede devengar entre 250 y 300 mil pesos cada treinta días. En la provincia los hospitales institucionales, simplemente, adolecen de suficientes espacios, camas, quirófanos y de médicos especialistas inexistentes en todas las épocas del año.
Ya se sabe del despido de cientos de obreros y empleados de la administración de Pemex, y a ninguno de los que se quedan en sus áreas de trabajo, hace gracia siquiera consentir la idea de su cambio al régimen de salud que presta el sistema hospitalario del Issste. Acciones, las primeras, que van a propiciar que cientos de cesantes de estreno pasen a formar parte, necesariamente, de las tantas actividades delincuenciales que realizan los miles de desocupados, que igual dejarán de recibir la atención en nosocomios creados exprofeso por Petróleos Mexicanos y que de ahora en adelante seguramente los gringos, principalmente, rechazarán de manera contundente.
* EDUCACIÓN, SEGURIDAD Y
SALUD, EN LA ENCRUCIJADA
Algo no se puede ni debe ocultar.
Muchos, y voces altamente reconocidas en lo financiero y los políticos, nunca habían abordado con cifras espeluznantes las crisis que acompañan a los tres sectores más cercanos a la gente, como son la educación, la seguridad y la salud.
Veracruz afronta uno de los rezagos más espantosos en lo que hace a infraestructura educativa. La falta de salones equipados con mesabancos pizarrones, suficiente luz y materiales didácticos. 400 mil analfabetas se suman a los saldos rojos de un sistema noble en esencia, como es el educativo, pero que a estas alturas del sexenio hace agua y que si hay culpables o responsables, sencillo, que se les llame a rendir cuentas.
Las muestras de protesta, rechazo y condena, que un día sí y al otro también, han provocado que se pierdan cientos de miles de horas clase, al frente de los alumnos, que de esta forma han perdido irremediablemente el tiempo, en tanto sus profesores, ayunos de condiciones para desarrollar sus actividades docentes, tienen que salir a la calle para elevar sus reclamos justamente comprensibles.
Si en algún momento la sociedad ha sentido el miedo-pánico en sus calles, es en días y semanas y meses, que no cesan en reconocerse por la constante de la violencia que asoma en diferentes direcciones, pero siempre con los signos de la alta criminalidad, el asalto callejero, el robo a domicilio y que ninguna de las poderosas fortificaciones que representan a las fuerzas del orden público, les ha sido posible abatir las cifras, que superan evidentemente en el último año a las que arrojó el tema de la inseguridad, con el paso del sexenio a cargo del panista Felipe Calderón Hinojosa.
Hay saldos que quedaron sin invertirse y que debieron regresarse a la Federación, por un monto millonario, lo cual es inconcebible, pero que así encontró la Auditoría Superior de la Federación (ASF), lo cual si así ocurrió, bueno, que paguen su pecado los responsables personales y directos del asunto que refleja más fracaso que éxito.
No se diga en los terrenos de la salud pública, rubro en el que por la falta de hospitales, médicos especialistas y clínicas y centros de salud con medicamentos, galenos y áreas de trabajo decorosas, se va a la baja sensiblemente y sea el propio doctor Fernando Benítez Obeso, quien reconozca en parte el fracaso y anuncie que, siempre sí, buscará entre los ex funcionarios del pasado, en donde inició la debacle que hoy se admite en el anchuroso y sensible tema de la salud humana. Y que no sea el actual secretario, quien por omisión, se viera responsabilizado de pagar cuentas del pasado, que es el presente para la salud humana. Por favor.
