Por Ninfa Estrada Orozco

Como cada 8 de marzo, se llevan a cabo en todo el mundo diversas actividades con la finalidad de conmemorar a la mujer, dichos eventos, presentan diferentes matices, desde aquellos que buscan apoyar a la mujer en su batalla contra el patriarcado hasta aquellas donde lo único que se pretende es comercializar esta fecha.
Invariablemente cada año podemos leer, la cronología histórica de la remembranza de este día y el motivo de la conmemoración. También diferentes colectivos desde sus trincheras y dentro de su particularidad, lo celebran.
Desafortunadamente las mujeres continuamos viviendo día a día, las prácticas de desigualdad de género, en cualquier parte donde nos encontremos. Incluso en los países mal llamados del “primer mundo” y aún en lugares que se han caracterizado por ser pioneros de la lucha de género. Estas agresiones vienen muchas veces de quienes nos rodean, como por ejemplo de amistades, familiares, compañeros y compañeras de trabajo, de actividades voluntarias y de recreación.
A muchos hombres y mujeres se les olvida que tenemos las mismas capacidades y podemos lograr desarrollarnos exitosamente en el rublo que como mujeres hemos decidido.
Las mujeres no somos exitosas, por ser profesionistas, amas de casa, voluntarias, activistas, religiosas o cualquiera que sea nuestra participación dentro de la sociedad, las mujeres somos exitosas, porque en nuestra cotidianidad logramos nuestras metas aunque a muchos les parezcan pequeñas. Aunque claro estas oportunidades no las tienen todas las mujeres aun viviendo en “países de primer mundo” muchas de ellas aún viven sometidas a las cadenas del patriarcado, a través de sus múltiples y nefastas manifestaciones.
Muchos hombres y mujeres juntos luchamos arduamente para que podamos ejercer libremente nuestro derecho a la igualdad en todas partes del mundo.
La lucha continua, el camino es difícil, pero juntos podemos lograrlo.
