SOSTUVO A HITLER
Por Raúl González Rivera

La necedad que parte de gobernantes en amplia región del mundo, ha sido insuficiente cortando las libertades de escribir y pensar, así que Carmen Aristegui puede estar segura que entre más sufra el acoso de las fuerzas invisibles del poder, más credibilidad le dan a sus investigaciones periodísticas, sin duda unas de las más completas, confiables y creíbles que comunicador alguno lleve a cabo en esta maltrecha patria mexicana.
El dictador alemán Adolf Hitler pretendió inmortalizarse conquistando al mundo y sometiéndolo a sus pies, para lo cual no sólo se sustentó en los nazis del ejército germano, sino también en una propaganda mediática, sin tapujos, que hizo difundir en torno a su imperio, con la tragedia para el gobernante, que finalmente sucumbió y echó abajo con su torcida forma de entender la política, en los años 38 a 45 del anterior siglo XX.
Esto viene a colación, porque en días de pluralismo, alternancia en el poder y de que las economías capitalistas enfrentan una de sus peores embestidas dentro de la región latinoamericana y el resto del orbe, la periodista Carmen Aristegui ha de enfrentar ahora, no conforme el acoso de siempre sobre su profesional y legítimo trabajo de informar y hacer investigación periodística, el cese de sus principales colaboradores, lo que en todo México ha caído como balde de agua fría y ha alertado con su caso, sobre las restricciones que se vienen imponiendo a la libertad de escribir.
Lo que no se quiere entender, es que en la medida en que se coarten dichas libertades a los medios de comunicación, también se reduce el número de lectores, escuchas y televidentes que, en mayoría pensantes y conscientes de la realidad social que se vive en este país, que es la de usted y la del vecino de al lado y el de enfrente, menos atienden a los voceros oficiosos que cuenta el poder en su favor, de entre centenares de profesionales que se dedican a la labor de informar y, se presume, orientar a la opinión pública, papeles estelares que debe ofrecer una prensa independiente e imparcial.
A mayor oficialismo en el manejo informativo, menos credibilidad y confianza pública va a encontrar en la opinión pública, sobre todo cuando se nutre de una profusa información que se brinda a través del internet, las redes sociales y hasta la invasión que intenta ser informativa y que llega a los celulares.
El flujo informativo es avasallador, anárquico en su presentación, porque la información que maneja se realiza de manera arbitraria, sin ningún dejo de carácter periodístico profesional, porque los dictados se hacen obedeciendo al hígado y los buenos o malos humores que en ese momento ostente quien difunde lo que cree es un notición.
Empero, una información concebida con ejemplar profesionalismo o siguiendo los dictados de la imparcialidad y concisión, a todas luces va a molestar e irritar a los actores políticos que, por serlo, igualmente están sometidos al escrutinio público. El dinero que manejan no es el suyo y el objetivo de su trabajo –se presume– es el de servir a los demás, sin distingos de partido político ni inclinaciones a favor de uno u otro credo político o religioso.
* EL BOLERO Y LAS
CHICAS DE EL ÁRBOL
La vida fácil de las chicas de El Árbol, es también difícil.
Quien lo dice es el viejo bolero o aseador de calzado o betunero, quien desde los nueve años de edad se apersonó en el único potencial rincón de la calle de Abasolo, entre Poeta Jesús Díaz y Doctor Lucio, y por ende ha podido ser actor en sus años mozos y testificar, a sus casi 80 años, las historias más impresionantes de esa popular zona de la ciudad, hoy limpia de vendedores ambulantes, sobre todo.
Tradicionalmente se ha dicho que en torno al monumental árbol, cuya edad se remonta a trescientos años atrás, ha operado prácticamente de siempre lo que se dio en llamar como zona roja.
Sobre las calles de Abasolo, de uno y otro costado, hay una fila de comercios establecidos hace cien, cuarenta y cincuenta años, con los giros más diversos como son los productos comestibles, las semillas, las frutas y las flores, los zapatos y los caramelos baratos.
En ese andar y venir de la gente, que se arremolina, logrando concebir en ocasiones verdaderos tapones infranqueables para el grueso de la población que camina cotidianamente por dichas arterias, nunca de paseo, eternamente en la búsqueda de los básicos para el consumo de las familias de la ciudad y las que vienen de lugares aledaños a la capital del estado.
En sus cuatro esquinas se han dado cita las damas de la vida galante o vendedoras de caricias, como las identifica el betunero del lugar. Sólo que ahora ya no llegan tan jovencitas, «como en mis tiempos», advierte el bolero, quien cuenta que frisaba en los 12 años cuando una jovencita, igual que él, en aquel entonces cobraba tres pesos y siete pesos, pagaba el hotel por tres horas, el de los azulejos de siempre, con una antigüedad de poco más de 80 años, que han ido heredando de abuelos a padres y de padres a hijos y éstos a sus sobrinos.
Y dice el betunero, que las chicas de su época eran «muy cariñosas», había entrega, ofrecían caricias y besos, todas bañaditas, y que cuando terminaban «su trabajo», calentaban agua en un lebrillo y ayudaban a limpiarse al caballero que había recibido sus favores sexuales.
Hoy las hetairas cobran 150 pesos la más barata y puede subirse hasta 300 pesos, si tienen que hacer cosas extraordinarias. Hoy no acarician y los clientes tienen que hacer su paga por anticipado, igual que en el mismo hotel que hace 70 años, con una renta de 70 pesos por las tres horas de siempre.
Recuerda el personaje, más gordito que delgado, rostro ajado, surcado por los rayos del sol y las inclemencias del tiempo seguramente, ropas humildes, zapatos ídem, pero con su cajón de lustra-zapatos se ha mantenido él y sus demás familiares, que allí en lo que hoy ocupa el mercado Galeana, en uno de sus rincones, en aquellos días operaba una especie de baño sauna al que acudían jovencitas no mayores a los 15 años de edad, las cuales se dejaban cobrar hasta siete y diez pesos por un masaje, una bañada y la entrega sexual al varón que las alquilaba.
Entonces no había necesidad de hospedarse en el veintiúnico hotel del lugar, construido –dice malicioso y risueño el betunero–, a base de «palitos».
Siendo ésta, tan sólo una de las páginas anecdóticas del histórico barrio de Poeta Jesús Díaz y las calles de Abasolo, allí donde usted se despacha sólo rezaba la propaganda radiofónica de un expendio de frutas y verduras. Pero el sello no se lo quita con nada. El Árbol y sus chicas de la vida alegre, pero con una existencia muy difícil. Masculla alegre, con un guiño de ojos, el bolero seguramente más antiguo del lugar, luego del hotelito de los azulejos y las chicas de tres pesos, como mejor lo conoció y recuerda el personaje aludido.
* ANIMALES DEL CIRCO,
AL BOTADERO EN HIDALGO
Seguramente, la exposición de motivos con que los verde-ecologistas de México presentaron su iniciativa para «salvar» del cautiverio a los animales salvajes, se sustentó en una pretendida propuesta electorera con relación a los comicios que vienen en junio próximo.
Sin embargo, la osada medida de quitar de la vista de los niños y los adultos, que concurrían al circo, los animales de vida silvestre –se dice–, no repararon en los espacios a dónde van a parar precisamente dichos animales, retirando del circo el principal atractivo y quizá no todos, pero sí en muchos, mejor cuidados y alimentados que millones de niñas y niños de este país.
En el país operan 500 circos y todos ellos cuentan o contaban alrededor de setenta, que ya cerraron sus puertas, con leones, tigres, elefantes y una amplia gama más de especies animales exóticas y otras, con la aceptación de la gente, pero que prestaban o prestan sus servicios para la diversión de muchos pero que, cabe destacarlo, en cautiverio, pero con excelentes condiciones de vida.
Se considera que estos animales sobreviven bajo extremos cuidados y la vigilancia de las autoridades de gobierno federal, como es la Profepa, que cuando detecta espacios donde son maltratados dichos animales salvajes, ha procedido con su incautación o multado a los propietarios de estos centros de diversión.
Sin embargo, cabe destacar que en los circos, o muchos de ellos, existen cuidados extremos para preservar la salud de los tigres, leones, elefantes y otros, que jamás los legisladores supusieron que habría espacios especiales adonde depositar a dichas especies, como ahora viene ocurriendo que las concentran o, por lo menos, ya hay un centenar arrumbados en un área que pertenece al patrimonio del gobierno del estado de Hidalgo.
Porque queda claro que la contaminación del ambiente, los ríos, la mancha urbana y el más peligroso de los cazadores, que es el hombre, se convierten en una feroz amenaza para la vida de los animales salvajes –se advierte– porque simplemente no hay lugares en este país y mucho se teme que en gran parte del planeta tierra, a donde depositar a los animales incautados.
Si van a confinarlos en un espacio para su abandono y muerte por inanición y hambre de los animales, el crimen que se va a cometer será peor y dejará mucho en qué desear la propuesta del Partido Verde Ecologista de México, porque no previó, que una vez confiscados los animales salvajes de los circos, a dónde los iría a depositar. Y en este enorme fracaso, que ya se confirmó, tienen que ver diputados y autoridades de la Profepa y de protección civil. Por favor, que lo electorero se aprecia en esta ley de principio a fin.
