60 Segundos: * EL PROBLEMA ES, QUE NO LES CREEN


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O acaso alguien le confía a la teocelana Noemí Guzmán, cuando anuncia que legislará mejores leyes para beneficio de pensionistas y jubilados. Por favor, lo que no hizo en cuarenta años de ejercicio como mujer pública, ¿alguien podría creerle que la hará de Dalila para atraer y vencer a Sansón?

Por Raúl González Rivera

Por Raul González Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Por Raul González Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

Y a transcurrieron diez días de campaña y como si no hubieran empezado.
Los abanderados de cualquiera de los partidos políticos existentes, se encuentran en las mismas.
Es difícil penetrar en la conciencia popular, cuando nadie se las ha ganado.
Y no es precisamente por falta de presupuestos, sino que hay algo más que se califica como sensibilidad. Y ésta se gana con entusiasmo, entrega, decisión y verdad a la hora de responder a las exigencias sociales.
Sin el atractivo de haber incluido los partidos políticos a personajes propios de las regiones en que se distribuyen los 21 distritos electorales, la tarea es menos que dejada a la suerte, las anécdotas que vayan surgiendo y el ingenio de quienes tienen la obligación de convencer, si realmente aspiran a ser representantes populares ante la cámara baja del Congreso de la Unión.
El abandono de los pueblos es elocuente. A sus habitantes faltan todos los servicios y algo más, consistente en saber que los hombrees y mujeres que buscan curules federales antes hayan visto por las exigencias materiales de sus futuros representados.
Ciertamente, las encuestas son reveladoras en alguna forma de lo que pasa en un distrito electoral, pero no para colocarse medallitas en el pecho, como lo advirtiera el presidente de la república, tras de conocerse los numeritos en contra de las preferencias ciudadanas, por cuanto a los programas incumplidos de gobierno.
El listado de tiradores por curules federales es muy pobre. No hay los personajes ni los nombres que llamen a la expectativa popular, porque se trata de verdaderos servidores públicos. Se trata de mortales común y corrientes, ajenos al sentir social, muchos de los cuales siguen pendientes de cumplir promesas incumplidas, cuando se desenvolvieron en pasadas funciones político-electorales.
Ni líderes, ni representantes, que atraigan a la voluntad popular, cuando el poder legislativo tendría que ser algo más que hacer simples promesas. O acaso alguien le confía a la teocelana Noemí Guzmán, cuando anuncia que legislará mejores leyes para beneficio de pensionistas y jubilados. Por favor, lo que no hizo en cuarenta años de ejercicio como mujer pública, ¿alguien podría creerle que la hará de Dalila para atraer y vencer a Sansón?
Y así como la ex alcaldesa, ex diputada federal y ex senadora de la república, quién da algo más por el resto de vivales que buscan afanosamente el hueso de legisladores. Esperemos.

* SIN ESTACIONAMIENTOS
PÚBLICOS, EL CAOS VIAL

Sin suficientes estacionamientos públicos en la ciudad, será menos que imposible regularizar el aparcamiento de vehículos automotores y los diputados locales, haciéndose de la vista gorda continuarán solapando el atraco en que incurren los empresarios que explotan el giro de las grúas en nuestras congestionadas calles y avenidas.
Algo que todavía recuerdan los xalapeños bien entendidos, es que cuando la alcaldesa Elizabeth Morales fue instada por las autoridades viales para dejar en sus manos el control del tránsito local y que aceptara la puesta en funcionamiento del operativo de las grúas, se opuso tajantemente porque en la ciudad contabilizó que es mayor el número de vehículos, que el de los «cajones» que ofrecen los estacionamientos públicos.
En días como éstos, aquella exigencia se ha visto cubierta con la colocación de señalamientos y avisos prohibiendo el aparcamiento de automóviles, sin considerarse que los estacionamientos, además de insuficientes, aumentan cada mes sus tarifas sin que ninguna autoridad diga ni pío. Inclusive, los cobros por hora en estacionamientos son mucho más caros en Xalapa que en las ciudades petroleras de Poza Rica de Hidalgo, Coatzacoalcos y Minatitlán.
El edil del rubro en la comuna municipal, ni pinta. No tiene voz, no orienta a nadie ni escucha el consejo popular en el sentido de que en una ciudad como la de Xalapa, los aparcamientos se dan o se niegan, pero no pueden ni deben quedar bajo el sometimiento de los empresarios, cuyas grúas, en lugar de resolver un complejo problema de tránsito, lo enturbian con el estacionamiento de los vehículos en las calles y avenidas angostas, grandes y anchas, que para el caso es lo mismo.
Fenómeno que es letal, si algo se puede decir, en torno a los candidatos priistas en la contienda del presente, porque además de la inseguridad y otros complejos asuntos que afronta la ciudad, como es la constante y voluminosa cantidad de basuras sobre las arterias públicas; el miedo-pánico que le provoca a la ciudadanía la llegada de las primeras horas de las tardes-noches, porque los peligros afloran, el asalto callejero acecha; la pretendida extorsión telefónica es constante y los enojos de una población desangelada, conforman la constante en estos días en una ciudad que fue todo lo contrario, un remanso de paz, tranquilidad, cultura y orden, pero también sin los Robocops amagando a pacíficos ciudadanos.
Empero, comienza a hacerse viejo conflicto que es social y es de entendimiento, que los estacionamientos son improvisados en una mayoría, caros e inseguros Mientras las calles se convirtieron en arena del feo conflicto que entraña la presencia de operativos que encabezan los dueños de grúas, con el aliento de la titularidad de tránsito, por más que sostenga su director Edmundo Martínez Zaleta que impondrá el orden en la casa donde no lo existe.
Inclusive, muchos consideran que no habrá ningún equilibrio, entre lo que se hace y debiera ocurrir, porque el señor director, obviamente, ajeno a estos lares, puede estar preocupado por lo que pasa en Papantla de Olarte, pero no en Xalapa.

* HAY QUE SACAR AUTOBUSES
URBANOS DE NUESTRAS CALLES

Uno de los aspectos que más enturbian el curso de la ciudad, su urbanismo y rostro de aspirante a constituirse en una ciudad de turismo religioso, como lo piden autoridades públicas, es el servicio nefasto del transporte público.
Pulpos del servicio urbano, en cifras de cien o más líneas, más las que se acumulen y sean fantasmales y piratas, es que además de utilizar camiones de modelos muy atrasados, constantemente sus choferes se vean involucrados en siniestros y accidentes de tránsito.
Ningún plan de movilidad urbana ha hecho la propuesta consistente en retirar los autobuses de la circulación debido a su pésimo estado y condiciones mecánicas deplorables.
Hay decenas de autobuses traídos de los parques vehiculares en retiro o desuso de los estados de México, Tlaxcala, Puebla y el DF, pero que aquí se sacan a la circulación con los riesgos para la salud pública, debido que los carburantes que utilizan en sus motores expelen tóxicos tremendistas, estridentes ruidos y, además, cada que provocan un accidente vial, sus choferes dejan abandonadas unidades y pasajeros y a sus víctimas.
Xalapa es una ciudad para contar o incluir servicios de transporte humano de menores dimensiones.
Alguna vez se pretendió sustituir dichos autobuses por microbuses, pero no se consumó el proyecto.
Las grúas atacan a todos los automovilistas, pero respetan a los autobuseros. Estos últimos obstruyen la circulación, se aparcan donde se les pega la gana, provocan colisiones y en más de una ocasión, cotidianamente, propician siniestros, pero las autoridades viales les rinden pleitesía a sus choferes y concesionarios.
Más que andar correteando a taxistas bandoleros, o a la par, la atención tiene que ser rendida a los usuarios del transporte público, quienes desde hace un tiempo vienen clamando por la puesta en circulación de microbuses y camiones rápidos, antes que seguir solapando a los autobuseros, de cuya prepotencia dan cuenta una mayoría de aquéllos, seguros de que ninguna autoridad proceda en su contra, en tanto sigan prestando sus unidades en las campañas políticas, pero más si son de candidato priistas.

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