por Luis Velázquez
•Cuatro años y casi cinco meses después, Veracruz está igual que durante los años 2011, 2012 y 2013
•Un joven fue secuestrado, torturado, asesinado y tirado su cadáver frente a una iglesia en Catemaco para que los feligreses lo vieran
•El Veracruz de Arturo Bermúdez, recién entrado a la inmortalidad con su mural 
El terror se ha recrudecido en Veracruz.
Ahora, Catemaco ha sido el epicentro… si se considera que los carteles y cartelitos se mueven de norte a sur y de este a oeste de la tierra jarocha, la tercera más poblada del país, llamada la gran reserva electoral, la Houston de México, la Arabia Saudita de América Latina.
En la tierra de la dinastía de los Uscanga Escobar, un joven, casado, de 30 años de edad, Martín Mendoza Rodríguez, fue secuestrado el lunes 20 en la mañana.
En la noche, su cuerpo apareció sin vida con las siguientes características:
Uno. Torturado.
Dos. Con los pies atados y los brazos abiertos, extendidos, en posición de crucifixión.
Tres. Tirado a unos cuantos pasos de la iglesia adventista del Séptimo Día, en la colonia Las Granjas.
Cuatro. En el pecho una cartulina con la siguiente leyenda:
<b
Luego, la firma, la última palabra del abecedario.
Z.
Su esposa, Josefina Velázquez Cortés, de 29 años, lo identificó, según publica el diario El Piñero de la Cuenca.
El cadáver tirado ahí, frente a la capilla.
Y la cartulina con el mensaje.
Fue así como los realistas sembraban el miedo y el terror en los indígenas y campesinos que seguían a Hidalgo y Morelos, los sacerdotes rebeldes de la Independencia: los cuerpos humanos ahorcados de un árbol a la orilla del camino para que cada uno tuviera conocimiento del destino que les esperaba si se iban del otro lado.
También fue reproducido en la extensa y eterna guerra de Vietnam, con Richard Nixon de presidente, cuando los norteamericanos colgaban los cadáveres de los árboles a orilla de las carreteras para atemorizar a la población vietnamita, tan heroica en la defensa de su nación.
El general Augusto Pinochet tirando miles de cadáveres de chilenos al mar, atados de pies y manos, luego del golpe militar al presidente Salvador Allende, mientras en el estadio nacional hasta le cortaron las manos al poeta Víctor Jara.
¿Fue, como se recuerda, Luis Ángel Bravo Contreras, del gabinete policiaco del gobierno de Veracruz, quien alardeaba que los carteles habían huido atemorizados de Veracruz minutos después de tomar posesión como procurador de Justicia?
¿A partir de qué hechos el gabinete policiaco se ufana de que ahora estamos mejor, mucho mejor que los años adversos y revolcados de 2011, 2012 y 2013, cuando Veracruz brincó a la pasarela mundial como el peor rincón del planeta para el gremio reporteril y la peor entidad federativa de México para el paso de migrantes?
Los carteles y cartelitos, pues, se desplazan. Caminan el territorio jarocho más grande que varios países de América Central. Y en cada región van dejando su huella durante un ratito. Luego, cambian de plaza. Así ya llevan cuatro años con casi cinco meses.
EN 40 DÍAS GUTIÉRREZ BARRIOS PACIFICÓ VERACRUZ
En 40 días, Fernando Gutiérrez Barrios, el policía/político, el político/policía… pacificó Veracruz.
Encarceló a cuatro caciques y a sus pistoleros: Luis Rivera Mendoza, de Huayacocotla, y a los hermanos Justo y Roberto Cabrera, de Chicontepec.
Y a Cirilo Vázquez Lagunes, de Acayucan.
Un cuarto cacique, con sus sicarios, Toribio “El toro” Gargallo, en la región de Córdoba, agarró camino y huyó, en efecto, de Veracruz, y cuando en el cuatrienio de Dante Delgado quiso regresar un día se agarró a tiros en la vieja carretera de Veracruz a Córdoba, a la altura de la desviación a Omealca, y murió en el fuego cruzado.
El resto de las bandas colgaron los hábitos y durante del sexenio hubo paz.
Ahora, se ha dicho que con Patricio Chirinos Calero volvieron los capos, su jefe emblemático de entonces, José Albino Quintero Meraz, preso en el penal de Almoloya.
Pero entonces, Quintero Meraz llegó al sexenio de Miguel Alemán Velasco, quien lo tuvo de vecino en el fraccionamiento Costa de Oro, de Boca del Río.
Detenido por el comandante de la zona militar La Boticaria, en el fidelato la plaza Veracruz fue ocupada por otros carteles y caminaron en tierra fértil y pródiga.
No obstante, vamos en el V año del sexenio y el lunes 20, en la noche, un cadáver más fue tirado ahora frente a una iglesia en Catemaco.
Martín Mendoza fue secuestrado. Si ignora si se trata, por el letrero en su pecho, de un ajuste de cuentas. Se ignora si en verdad es un plagiado más en un Veracruz que ocupa, según el Sistema Nacional de Seguridad, el quinto lugar en raptos y fosas clandestinas; donde hasta a los niños están fusilando y ejecutando.
La realidad, no obstante, resulta aplastante. El dinosaurio de Tito Monterroso sigue ahí, con el mismo disfraz que en el fidelato, el alemanismo y el chirinismo.
Es el Veracruz del defeño Arturo Bermúdez y el cordobés Luis Ángel Bravo Contreras que nos ha tocado vivir.
Y padecer…
Publicado en: http://www.blog.expediente.mx/nota/12091/portales-de-noticias-de-veracruz/la-pesadilla-jarocha
