* INE, NADA QUE VER ANTE EL PASADO IFE


INE_LORENZO_CORDOBAA_DESORGANIZADO* INE, NADA QUE VER
ANTE EL PASADO IFE

Por Raúl González Rivera
El árbitro federal electoral, que sustituyó al INE, si usted quiere, en nada transformó la vida electoral en tiempos de procesos de selección ahora de diputados federales.
El IFE de José Woldenberg gozó a todas luces de ser un instituto profesional, imparcial, justo, equitativo y que hubo que tragar camote, pero aceptó el paso a la transición democrática, reconociendo el triunfo electoral de Vicente Fox como presidente de la república.
Creyendo el régimen federal que le daba a la sociedad mexicana un órgano perfectible, pero al final del día manejado por hombres y mujeres de carne y hueso, con posibilidades de ser coadyuvante de la vía democrática de este país, dio su autorización para crear el Instituto Nacional Electoral.
Sólo que con nuevos nombres y bríos, se dijo, y qué bueno.
Sin embargo, es la hora en que sus titulares y delegados siguen sin saber qué recomendar en torno a los debates entre candidatos. Cuando un ciudadano común y corriente pregunta y por qué no escuchar a los aspirantes a legisladores federales, el rubor sube al rostro de los titulares del árbitro en cuestión, y se justifican respondiendo que eso es cosa de los candidatos y partidos políticos y no del INE. Por favor, ¿entonces qué organizan?
Nacionalmente se anunció el reparto de la paquetería para la próxima elección a las delegaciones de rigor en el interior del país, pero vea usted que en aras de tener una mayor seguridad en que llegue a su destino, dijeron que viaja en camiones super seguros, con resguardo de los militares y suficiente equipo de sabuesos. Sin embargo, la entrega se hace en los despachos importantes y el resto, a las localidades más alejadas de nuestras municipalidades, quién llega con la preciada carga.
Es decir, el INE dice cumplir con su rol de obligaciones, lo que hiela la sangre a no pocos en días de sofocantes calores como se vienen registrando en las localidades aun más frías de la entidad veracruzana.
Lo último, que diga el INE que habrá debates siempre y cuando los programen partidos políticos y candidatos a legisladores, menos no. Entonces, ¿para qué existe el Instituto Nacional Electoral…? Conste, es una pregunta que se hace en cualquier calle polvorienta de Tierra Blanca o en Xalapa.

* Y AHORA QUIÉN VIGILA
A LOS VIGILANTES

El pueblo mexicano quedó de una pieza.
El secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong fue contundente, pero sus palabras pasaron a un segundo plano.
Todos cuantos hablaron para advertir al hampa que no se saldrá con las suyas allá en la Perla de Occidente, pareciera que fue un mensaje con dirección a los cuatro costados de este anchuroso país, pero son palabras; el término de la inseguridad y la violencia no tienen fecha ni límites.
La sangre recorre el territorio nacional. Escalofriantes gráficas nos muestran que a los vigilantes escapan numerosos sucesos.
Empero, la noticia que crispó los nervios de más de cinco, cuando el régimen federal sospecha que el lanzacohetes con que echaron abajo el helicóptero cargado de militares, fue disparado precisamente por un ex milite, experto en el uso de sofisticadas armas y que por nada del mundo fue accidental, ni un tirador que estuviera aprendiendo a disparar.
Sandra Ávila, la reina del sur, lo habría dicho en su entrevista con don Julio Scherer García, que la ola de violencia no va a terminar jamás, porque, cierto, atrapan a unos jefes, pero vienen otros, sustituyen a aquellos y la lista no cerrará jamás. Así pareciera en la realidad.
La capacidad de asombro de la ciudadanía prácticamente ya no existe, pues inclusive comparan el misil que dispararon en Jalisco contra el helicóptero, con una escena de las películas en serie del héroe estadunidense Rambo, quien de igual forma dispara un cohete y derrumba helicópteros pertenecientes en dichas cintas a las mafias internacionales.
No hay que olvidar que durante la administración de Vicente Fox, desertaron de las filas del ejército mexicano más de cien mil soldados, como lo hicieron constar en su régimen las emisiones libradas a través de boletines oficiosos de prensa y que muchos de esos desertores habrían pasado a las filas contrarias. Es decir, que se nutrieron con personal diestro en el manejo de las armas más sofisticadas, amén de conocer cuestiones de tácticas y estrategias tanto de la guerra como de las guerrillas urbanas.
Empero, en los actos de mayor virulencia se destaca en las noticias periodísticas el papel que juegan ex policías y agentes de las corporaciones de seguridad nacional a las que sirvieron originalmente, lo que hace presumir a no pocos, que las fuerzas del mal y el bien, están igualmente equipadas y organizadas, lo que provoca la necesaria pregunta de saber a ciencia cierta, luego entonces, quién vigila a los vigilantes. El panorama se presenta para el horror y lo que sigue sin poder descifrarse en horas como las que vive el México de nuestros días.

* VENDIMIA DE PRODUCTOS
CHATARRA Y PORDIOSEROS

Dentro de las cuestiones que luce la ciudad como parte de su historia, que propios y ajenos homenajean, debe incluirse la vendimia que realizan sin ningún control sanitario los expendios de productos chatarra y por supuesto los pordioseros, que pululan en las cuatro principales calles que forman el corazón de la capital.
Ambos grupos están vigentes.
Los pordioseros forman parte de la estampa principal que refleja a una ciudad con los grandes extremos que les brindan los grupos sociales que conforman los burócratas, los estudiantes, los funcionarios públicos y la enorme gama de pedigüeños, que incluye a menores, mujeres y padres de familia, que ocupan los espacios más concurridos de la capital, sin que nadie ni nada les afecte ni moleste.
Les habrían advertido que se fueran mientras duraron los Juegos Centroamericanos y del Caribe, pero conforme trascendió la justa deportiva, igual han estado regresando las mujeres cargando en su regazo a sus pequeños hijos, y de nueva cuenta solicitar la ayuda económica de los paseantes y vecinos de la capital. La cual, por cierto según confesión suya, se regatea y niega más sistemáticamente, según lo dicho por la señora que ocupa el pórtico principal de una empresa trasnacional en la calle de Enríquez.
Lo otro, la vendimia de carritos completos de jícamas, diversas frutas y jugos, expuestos a la contaminación que necesariamente generan los autobuses urbanos, con sus enormes chimeneas en lugar de tubos de escape, generando humos y tóxicos de manera tremendista.
Es decir, que sin vendedores callejeros ni pedigüeños, sin contar el menudo ejército que se aposta en las puertas de la Catedral metropolitana, para hacer caer con su «limosna» a las almas bondadosas, la imagen citadina dejaría de ser, opinan grupos de caritativas damas, quienes argumentan que en cualquier capital de las entidades del interior del país hay pedigüeños y también vendedores ambulantes.
No deja de ser una valiente, pero igual, conformista apreciación de una ciudad que gusta de asemejarse a la Atenas de la antigüedad clásica griega, aunque cabría cuestionar entre las obras escritas que heredaron al resto del mundo los filósofos Platón y Aristóteles, sobre la existencia de posibles pedigüeños y que se haya desarrollado la práctica del ambulantaje en sus calles principales. Como corresponde a la otrora ciudad de las flores en días como los que corren en los que falta de todo, pero los acechos de la pobreza y la insalubridad también amagan con atragantarlo todo.

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