60 Segundos: El hartazgo llega a los millonarios


Por Raúl González Rivera

Por Raul González Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Por Raul González Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

Jaime Rodríguez, El Bronco, le puso el cascabel al gato y el ruido que provocó con su participación en la contienda por el gobierno de Nuevo León, está a punto de cristalizar y poner el ejemplo para que en el porvenir, en cualquier parte del país, el hartazgo y enojo sociales vean la oportunidad para que candidatos independientes corten de tajo el avance de un PRI y un PAN repudiados en gran parte del territorio nacional.
Con las limitantes que impone la propia ley que en materia electoral opera, se podía decir que las candidaturas independientes estaban condenadas a tener un rotundo fracaso.
Sin embargo, el ejemplo impuesto en una jornada presidencial por el escritor Jorge Castañeda, prendió la mecha para que las candidaturas independientes gocen de un ropaje legal, pero bastante limitado, como es el hecho de que mientras aspirantes sin partido hayan arrancado del INE sólo 800 mil pesos para sus campañas, los abanderados de partidos contaron con seis millones de pesos.
Sin embargo, en Nuevo León está por cristalizar un viejo anhelo de los políticos sin partido. El Bronco ha puesto contra la pared a los demás candidatos abanderados por partidos políticos.
Un regio respetado es don Fernando Elizondo Barragán, quien declinó a siquiera contender y sí, en cambio, brindó públicamente y llamó a sus paisanos ricos y millonarios a votar por El Bronco.
La «mapachada», como dicen en Xico, se alertó y está acudiendo al llamado de los millonarios, que ahora le entraron a gastar en serio en un candidato carismático y que ha anunciado que sancionará a quienes han saqueado las arcas del estado de Nuevo León.
Es decir, que el ejemplo impuesto por los regiomontanos, está siendo visto con suma atención por el resto de mexicanos de todos los rumbos. Y es que en el grueso de las entidades, donde se celebrarán comicios este domingo 7 de los corrientes, el hartazgo, el cansancio, el tedio y el rechazo contra todo lo que huele al Prian, está latente.
Y sólo porque el INE de plano se abra con los socios priistas, como viene trabajando en coordinación en numerosos lugares, seguramente los independientes y candidatos de otros partidos ganarán seguramente la elección.
Seamos honestos, adonde usted se pare y pregunte en la calle y el café, diez de diez ciudadanos le aseguran que no votarán por Elizabeth Morales, luego entonces, si aparecen los mapaches, que ya fueron incorporados a los días previos de esta jornada electoral, júrelo usted que habrá camorra. La gente está hasta el gorro de más de lo mismo y de los mismos. Por favor.

* CIUDADANOS, TAMBIÉN
CONTRA LOS POLICIAS

Lo que enseguida se narra acaba de ocurrir apenas hace ocho días, pero que no atrajo a la prensa ni a nadie de los medios, quizá por la concurrencia de los hechos, pero que vale bien la pena difundirlos, en este caso porque la ciudadanía igual está cobrando su unidad, como barrio y colonia, para dar cara no sólo a delincuentes comunes, sino a los otros enemigos –como les gritaron– a un comando de policías uniformados de azul y viajando en poderosas camionetas, evidentemente pagadas con los recursos monetarios de los contribuyentes xalapeños y veracruzanos.
Eran exactamente las 15:00 horas, cuando a la calle Gobernador Jorge Cerdán arribó un comando policiaco, armado hasta los dientes, todos sus elementos vestidos de azul, muy fuertes, lo que para muchos se asemejaban a algunos de esos guardianes del orden público a Robocop, el héroe mitad hoja de lata y la mitad humano, descendieron de sus vehículos y fueron directamente a un viejo taller mecánico, de pintura y hojalatería.
Pero como era tal el ruido que provocaron, que el grueso de los vecinos de toda la arteria pública que linda de un lado con la calle de Pípila y del otro lado la de Encanto, llamados por la curiosidad y el morbo, pero cuando vieron que los guardianes se abalanzaban contra los cinco trabajadores del taller, quienes aquí entre nos, es cierto que tienen mucho de parecido los cinco al Cavernario Galindo, legendario combatiente de la lucha libre al lado del impecable héroe también El Santo.
A punta de empujones y golpes, los hojalateros mal encarados fueron subidos a las camionetas, cuando de pronto los habitantes del lugar en masa se apersonaron en su defensa. Les preguntaron a los sabuesos por qué se los llevaban, cuál era el delito que les imputaron, y a gritos también les pedían que mostraran las órdenes de aprehensión en contra de los mecánicos, que de no ser por sus vecinos, quién sabe si a estas horas hubieran vuelto a su taller.
El silencio se hizo entre los policías, que no ataban, porque la ciudadanía en pleno los rodeó, los increpó, les recordaron que por eso no tienen confianza en nadie, arremetieron contra los uniformados, diciéndoles que el domingo se hará el voto de castigo, y por toda respuesta los policías dijeron que a los mecánicos no les pasaría nada, que adonde iban a estar nadie los iba a molestar. Los mecánicos forman un equipo que lleva más de diez años en el mismo taller y para los vecinos siempre han sido honestos trabajadores.
En tanto, una vecina marcaba el número telefónico de la Comisión Estatal de Derechos Humanos. Otra marcó los números del MP y una tercera –todas damas– buscaba los teléfonos de dos abogados. El ultraje por parte de la autoridad estaba más que evidente. El asalto no llegó a más, porque los vecinos no lo permitieron, como era la intención de los uniformados ingresar por la fuerza al taller mecánico, para lo cual tendrían que echar abajo una reja de fierro.
Sin embargo, cargaron con los mecánicos. Vino la calma, cuando volvió una sola camioneta, bajó de ésta un elemento policiaco y les informó a los vecinos que nada les pasaría a los mecánicos, pero que estaban acusados de intentar la violación sexual de una joven de manera tumultuaria. Nadie le creyó nada. También escuchó la declaración una enviada de Derechos Humanos, quien recogió la narrativa de los hechos y se retiró.
Dos días después de ocurrida la arbitraria detención, fueron devueltos los mecánicos, quienes agradecidos con sus vecinos dieron cuenta de todo lo que no hicieron a sus conciudadanos. Un vecino informó que no permitieron que los uniformados derribaran la puerta, porque seguramente –como también se lo dijeron a los policías– iban a sembrar algo que pudiera incriminar a los cinco émulos de El Cavernario Galindo, detenidos ilegalmente.

* CONDUCTORES, LEYES,
TRÁNSITO Y TAXISTAS

El problema del taxi es tan añejo como el último siglo XX que va quedando muy atrás.
No es cuestión de los conductores que ignoran la geografía de la entidad y cada una de las localidades en que operan como presuntos prestadores de servicios a los usuarios o pasajeros.
Tampoco de la ley o los reglamentos, que nadie cumple.
Los excesos, abusos, arbitrariedades y cobros fuera de la realidad que hacen por tarifas los llamados taxistas, aunque ya nos corrigió un viejo prestador de estos servicios, que los noveles del taxi son conductores ausentes de carisma y de cualquier síntoma siquiera que refleje conocimiento de la historia y geografía de nuestras ciudades.
Taxista es el que conoce el oficio, cobra tarifas justas, porque el problema se remonta a la famosa dirección de tránsito, la cual jamás ha querido acceder a poner en vigencia una ley que regule tarifas, zonas de recorrido para poder realizar ese cobro y llevar a cabo la limpieza de dichas unidades, hoy por hoy convertidas en un feo cochinero.
Sin embargo, la dirección de tránsito guarda silencio, además de que dicho servicio es uno de los que más exponen al común de los automovilistas, peatones y demás usuarios y al grueso de la sociedad.
Cabe destacar que de cada diez taxistas, nueve violentan toda reglamentación de tránsito y vialidad, siendo que no hay por qué hacerlo si la titularidad encargada de la educación vial instrumentara la aplicación de reglamentos de manera religiosa.
Nomás si se tratara de confirmar, el taxi es seguramente uno de los negocios seguros o generador de multas y sanciones, pues el casi cien por ciento de sus prestadores de servicios a pasajeros, violenta la luz roja de los semáforos y por supuesto el uno x uno se lo pasan por el arco del triunfo, sin duda alguna y de forma alarmante en los horarios matutino y nocturno, preferentemente.
Nadie, institucionalmente, lo quiere ver, pero si lo hiciera la autoridad, allí tiene una excelente fuente para hacer valer el uniforme, la macana y el pito, además de poder recaudar excelentes dividendos de una familia prepotente y arbitraria, como es la de los taxistas y por supuesto también numerosos automovilistas particulares.

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