* MÁS MANIFESTACIONES,
MENOS COMPETENCIA
Por Raúl González Rivera
A mayor número de manifestaciones de protesta en la calle, la plaza Lerdo o de los desnudos, o con la toma de calles, avenidas y carreteras, igual, se pone de manifiesto que la falta de competencia por parte de funcionarios públicos sale a flote.
Giovanni Sartori acaba de ser homenajeado por diversas autoridades mundiales. El historiador y literato político, encuentra en todas las manifestaciones y plantones una razón de ser.
Y en efecto, una reclamación pública a servidores públicos, entraña que deba darse una respuesta. Si ésta tarda en llegar o se silencia, lo menos que debe presumirse es en la incapacidad, la falta de talento y de visión de los servidores públicos para resolver conjeturas sociales.
A toda manifestación pública, igual, ha de transcurrir necesariamente una respuesta.
Nunca como ahora, se trata de una constante que fluye en sentido oscilatorio y trepidatorio, lo que al grueso de la sociedad mantiene con los cabellos erizados, porque todos los días, una exigencia pública se da a mitad de la arteria pública, afectando el interés o marcha cotidiana de terceros.
Cierto es, que a toda protesta social hay sin duda la exigencia popular porque ésta ya no se reproduzca, que obtenga el resultado que esperan sus principales actores o que simplemente sea acallada, pero sin el uso de la fuerza material del estado, porque entonces surgen las más severas dudas sobre su capacidad de diálogo y de negociación.
Sartori explica en sus obras de ciencia política, que toda manifestación pública merece el trato cordial de las instituciones de gobierno. No importa cuál sea su contenido y fines. El sólo hecho de inspirar a sus principales actores a salir a la calle y enderezar una advertencia o un señalamiento, implica igualmente que habrá de ser escuchada y resuelta, como lo advertía don Jesús Reyes Heroles, al definir precisamente en qué consistía el arte de saber gobernar resolviendo escuchando.
Xalapa se ha convertido en un torbellino con tantas manifestaciones de protesta, pero cabe igualmente cuestionar dónde comienza la responsabilidad del estado para escuchar y atender la exigencia, que es manipulada o sincera, pero que como quiera es social.
Lo contrario, nos demostraría que estaríamos de cara al estado gerencial, que los tecnócratas tanto han soñado que imponen como modo de vida a nuestros pueblos integrados por gente que siente.
* Y QUÉ DE LOS PEDERASTAS
QUE SIGUEN SIN CASTIGO
El problema que tiene la iglesia católica, como la de cristianos y otras religiones, es la existencia en sus filas de personajes oscuros, pederastas y enfermos sexuales, que lo mismo atacan a jovencitos, que a menores de edad y quedan sin castigo, nomás porque las altas autoridades de una y otra parroquia son ampliamente protegidos.
Sólo que en esta ocasión, un papa diferente se encuentra al frente de la alta clerecía católica. Francisco ha dado muestras de querer un cambio de actitud de la sacra institución de cara al grueso de sus dos mil millones de feligreses.
Y así como toleró la campaña previa a tener que aceptar los matrimonios entre gays y lesbianas, igual hubo que aceptar la creación de una corte, con sus respectivos tribunales judiciales, para atender única y exclusivamente los casos de sacerdotes pederastas, los cuales una vez que sean denunciados legalmente, la corte integrada por juristas católicos conocerán de sus contenidos y consecuentemente gozarán de la capacidad jurídica y moral para dictar las sanciones de rigor en contra de quienes, sobre todo en el seno de la institución –cuya riqueza principal es la de difundir los valores espirituales–, han enturbiado la ruta que por cientos de años ha seguido precisamente la iglesia.
No hay que olvidar la constante de casos que se exhiben de sacerdotes pederastas en la gran provincia mexicana. El cardenal Norberto Rivera Carrera se cuenta que tiene un listado bastante amplio de casos documentados, que jamás han procedido con sus denuncias, porque las crisis de este carácter la propia iglesia los encubre. Hay que recordar los niños víctimas de los apetitos carnales de sacerdotes que cursaban las aulas del antiguo colegio de El Lencero. Y en donde un artífice de tantas calamidades fue el padre Marcial Marcel.
Y aquí en Xalapa, igual se insiste en que el arzobispo Hipólito Reyes Larios tiene pleno conocimiento de las desviaciones sexuales en que han incurrido diversos hombres de sotana, cuyas atrocidades cometidas en la persona y dignidad de menores, han quedado y siguen en la más absoluta impunidad.
* LA RECONSTRUCCIÓN DE
LA DERECHA, CON EL PAN
En apariencia, la derecha conservadora está empeñada en sacar adelante lo que se considera en sus mentideros como la oportunidad de oro para volver por sus fueros y meterse en grande a la conquista de los huesos públicos del futuro.
La elección de su próximo presidente partidario está llevando al partido de Acción Nacional a acometer acciones que se aprecian en mucho también un tanto desesperadas.
Por un lado, la señora Margarita Zavala, quien anticipadamente anunció que buscará la candidatura presidencial del país, no sin antes enderezar sendas críticas contra la conducción del PAN en manos de Gustavo Madero, a quien culpa la ex primera dama de los yerros en que ha incurrido la maquinaria albiazul, sobre todo en la última justa por sacar diputados federales.
Empero, llama la atención que un ex priista de raíces profundas en la maquinaria tricolor, hoy se haya anunciado como un tirador a la silla principal del partido albiazul, siendo que los socios del partido conservador, a ciencia cierta no coinciden con su persona, su dinámica a base de enderezar duros señalamientos y de ser encarnizado a la hora de definir posiciones un tanto viscerales del propio instituto blanco y azul.
Juan José Rodríguez Prats fue el primer huelguista de hambre en aquel fatídico mes de octubre de 1968, por parte de la familia estudiantil de la facultad de derecho de la Universidad Veracruzana, allí sobre la plancha de cemento de la plaza Lerdo, al lado de Roberto Williams García, el doctor Bringas y un puñado de universitarios, a los cuales el pueblo ovacionó en su lucha contra las medidas dictatoriales emanadas del estado.
Rodríguez Prats era un jovenzuelo muy delgado, profundos ojos azules, más rubio que blanco, de hablar rápido, rudo dirigente estudiantil, que había venido de Villahermosa, Tabasco, para forjarse como licenciado en derecho. El gobernador López Arias lo identificaba plenamente, pues era un orador fogoso, a veces irreflexivo, irreverente, pero sobre todo muy inteligente.
En su estado natal, con colores del PRI, ocupó las principales carteras de orden político estatal, pero nunca alcanzó la silla de gobernador. Cuando pasó a filas del panismo, las luces amarilla y roja se encendieron, pues los socios panistas de origen no soportan siquiera que alguien que estuvo en otro partido sea infiltrado en sus filas.
Su nombre comienza a flotar en el ambiente de los panistas, quienes estarán en unas semanas más buscando al sucesor de Gustavo Madero, como de antemano lo han hecho saber Pablo Anaya y Javier Corral, de quienes nadie duda en mentideros de los conservadores de este país, que ambos personajes serán artífices y protagonistas en la contienda por la presidencia del Partido Acción Nacional. Y Juan José Rodríguez, si se decide, igual, puede ser un agente que vaya a determinar sonadas acciones en la búsqueda de dirigente. Al tiempo
