En Pocas Palabras: «Es la economía, estúpido”


inmigrantespor María Elvira Santamaría Hernández

Por María Elvira Santamaría Hernández, egresada de la Facultad de Ciencias y Tècnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Por María Elvira Santamaría Hernández, egresada de la Facultad de Ciencias y Tècnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

De nuevo esta frase retumba pero ahora con un espantoso olor a muerte.

Si Bill Clinton la pegó en la pared de su despacho cuando fue presidente de los Estados Unidos, ahora tendría que estar en cada uno de los escritorios de los jefes de estado y presidentes del mundo. Esos que fruncen el ceño y carraspean ante el fenómeno de la migración.

Los cadáveres de 71 libios hallados en un camión frigorífico y otras 200 personas ahogadas al naufragar sus embarcaciones, son el más reciente, pero seguramente no el último saldo trágico producto de la avaricia de las grandes corporaciones internacionales, que han sumido en la miseria y la violencia a grandes zonas del planeta, de las que hoy, cientos de miles de seres humanos buscan escapar al precio que sea.

Y cuando el hedor de esa miseria y violencia toca a las puertas de las naciones donde los poderosos sin escrúpulos tienen sus residencias, sus glamorosas avenidas, sus jardines y tesoros, obtenidos a base de depredar los recursos naturales, materiales y humanos de pueblos subdesarrollados; y los cadáveres flotan sobre sus aguas o quedan sembrados en sus suelos, entonces quieren detener la migración con muros, con prisión, con expulsión.

El desolador fenómeno de la migración por miedo y hambre recorre el planeta entero. Está lejos y muy cerca. Lo tenemos aquí, a nuestro lado. Nos acompaña y recuerda su existencia en cada crucero donde vemos jóvenes pidiendo algo de dinero. Inmigrantes provenientes de Centroamérica y también mexicanos, expulsados de sus pueblos por falta de trabajo.

Son el fruto de la utópica creencia de la AUTORREGULACIÓN del libre mercado, que ha envuelto en la tragedia a muchos países deslumbrados por la globalización, creando ejércitos de desempleados, sub empleados y empleados de bajísimos salarios, mano de obra barata y desechable; sin opciones, porque sus gobiernos han facilitado que todas las corporaciones transnacionales, especialmente las que ofrecen servicios financieros, sean igual de avaras con los sueldos, usureras con las comisiones e intereses, pero eso sí, filántropas con las aportaciones del ciudadano para así ellas, pagar menos impuestos.

Son el ahogado clamor de pueblos enteros sumidos en la ignorancia y por consecuencia ineludible, en el fanatismo religioso, esa ventana de esperanza que les promete redención y el paraíso en la otra vida, incluso a costa de matanzas y “limpias” raciales.

inmigrantes2Hay definitivamente una crisis humanitaria que no surgió de un día para otro, sino a lo largo de los últimos 30 años. Una degradación de los derechos del individuo frente a la exaltación del corporativismo.
Ser Braskem, Nestlé, minera México, City Group o Bancomer por citar cualquiera de las múltiples compañías transnacionales, es tener más derechos que Juan Pérez, es predominar en sus intereses sobre los de las personas, aunque estas estén en su tierra.

MÉXICO Y LAS INVERSIONES

Bien insiste la presidenta de la CEPAL, Alicia Barcena, al recomendar que no sólo hay que fijarse en las cifras de inversiones que anuncian las empresas en nuestro país. Debemos revisar cuánto de ese dinero realmente se derrama aquí.

Asegura Barcena que la mayoría de las compañías, se lleva a sus naciones de origen las fuertes utilidades que obtiene, lo que hace que no se perciba en la población una mejora económica, si acaso sólo una derrama limitada en salarios, pero no en desarrollo regional de tecnológica. De nuevo, un libre mercado sin obligaciones sociales.

Así, pues, está visto que un mercado sin regulación, sin límites legales firmes, es un hambriento monstruo de mil cabezas que todo lo devora, que quiere más y más poder, más y más riqueza, extrayéndola de las naciones institucional y económicamente más débiles, confrontándolos entre sí y vendiéndoles armas, corrompiendo sus gobiernos, explotando sus minas, secando sus ríos, deforestando sus bosques, de la manera en que no lo puede hacer en su cuidado territorio.
«Es la economía, estúpido la que nos tiene deshumanizados».inmigrantesmuertos

Publicado en: http://www.diariodelistmo.com/vercolumna.php?id=418

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.