
Tal como la comisión de la verdad creada al término del conflicto estudiantil de 1968, lo demandó ante autoridades de gobierno federal, los archivos que resguardan los hechos ocurridos el dos de octubre de 1968, serán abiertos al público, con objeto de ampliar la condena popular en contra de la criminal toma de decisión que asumió el presidente Gustavo Díaz Ordaz, pero que de su ejecución, se encargaría el secretario de gobernación Luis Echeverría Álvarez.
Evidentemente, en la ciudad de México, la más politizada del país, hay una gran efervescencia por la lectura de todo cuanto se suscribió desde la esfera del poder y particularmente la temible dirección federal de seguridad, uno de los brazos utilizados para llevar a cabo la matanza de Tlatelolco.
Por menos de lo que pudieran exigir en un plantón cualquiera de los grupos de protesta en la plaza Lerdo de esta ciudad, la matanza de la plaza de las tres Culturas, encierra una de las etapas más virulentas y criminales de las tantas, que ha suscrito este país a lo largo de 500 años.
En aquella ocasión, los estudiantes, académicos, investigadores, obreros y trabajadores y padres de familia, que aprobaron la gesta histórica del 68, jamás habrían imaginado que el gobierno federal optara por una acción de barbarie, que se creía ya había sido superada con el estallido de la revolución y la llegada de los gobiernos constitucionales, con el arribo al poder del unipartidismo que dio origen a la fundación del partido revolucionario institucional.
Lo que se supo después de la masacre de Tlatelolco, fue lo que publicaron nacionalmente en notas esporádicas los periódicos Excélsior, Novedades y El Universal. Con un sello diferente, obviamente el Diario de México y la revistas Por qué? Que editaban los hermanos Cantón Zetina y Siempre que dirigía don José Pagés Llergo.
Con datos e información más veraz y a fondo, el libro que escribió Elenita Poniatowska, La Noche de Tlatelolco, con precisión meridiana de muertos, heridos y los sitios donde tuvo lugar la matanza, disparando las fuerzas armadas desde helicópteros y carro-tanques y con elementos sobre tierra. Lo desigual de esta barbarie, se revelaría, porque los estudiantes estaban desarmados.
Obviamente la condena popular se generalizó. La muestra que dio el pueblo de México, fue de absoluta repulsa contra el poder central, representado por Gustavo Díaz Ordaz, al cual se caricaturizaba asemejándolo a los simios y el secretario de gobernación Luis Echeverría Álvarez.
La instrucción se cumplió a cabalidad. El movimiento prácticamente concluyó con la matanza, pero desde entonces también, la historia recogió las versiones de afuera del gobierno y la que emanó de los criminales surgidos al amparo de las instituciones públicas. Esta última, página, se reservaría en los archivos de la nación, los cuales serían abiertos 45 años después del movimiento, para ventilarlos ante la opinión pública y que ésta, así pueda sacar sus conclusiones y definición sobre la gesta que después de la lucha revolucionaria de 1910, seguramente fue la más cruenta en el curso de las batallas que este país ha librado durante los últimos 500 años, por haber sido ultimados centenares de estudiantes mexicanos desarmados, precisamente en la plaza que sirvió de asiento de la cultura prehispánica más influyente del continente latinoamericano.
* NOMENCLATURA EN
XALAPA, UN DESASTRE
Entre los tantos males que trae consigo la ciudad desde que se fundó, se encuentra precisamente su deficiente nomenclatura.
Ninguna autoridad gubernamental, pero más edilicia de la capital, ha tenido cuidado en fijar su nomenclatura. Así hay en la otrora Atenas veracruzana cuando menos diez calles con el nombre de Miguel Alemán. O en su defecto, cada que un alcalde quiso quedar bien con el presidente de la república o un líder social, igual, impuso su nombre, que la numeración es una verdadera tragedia para los propios vecinos, como para las instancias de correos, telégrafos, agencias de viajes y firmas distribuidoras de paquetería.
También hay arterias públicas que vea usted, como dato curioso, cuando el gobernador del estado las visitó. Un buen día, el mandatario Rafael Hernández Ochoa llegó a la calle Miguel Negrete y en homenaje a una comadre suya, la señora María Esther Zuno de Echeverría, cambió su nombre de colonia Los Naranjos, por el de la esposa de Luis Echeverría Álvarez.
En otra ocasión, siendo gobernador Fernando López Arias, caminó por la arteria pública mencionada, y también le impuso el apelativo de colonia José Cardel, en memoria del dirigente agrario y fundador de la liga cenecista en la entidad.
Finalmente, don Antonio M. Quirasco (a) El Chato) habría sido propietario de una modesta casita sobre la calle de Emilio Carranza, esquina con Miguel Negrete, a la cual llegaba según cuentan vecinos, para tener convivencias con sus personales amigos y tras de negociarlo con algunos de sus vecinos de aquellos ayeres, aceptó que también la rúa adoptara el nombre de colonia Laureles.
Desde entonces, la calle de Miguel Negrete, se ubica igualmente en cuatro colonias y en un patio de vecindad, que todavía sobrevive al paso de casi un centenar de años, en sus interiores hay inquilinos, que según ellos habitan, dentro de las cuatro colonias: Los Naranjos, María Esther, José Cardel y los Laureles, separadas una de la otra por una puerta o el muro que divide sendas casas.
Cuando alguien se refiere a la nomenclatura de la ciudad de Puebla de los Ángeles, hasta asiente con algún rubor que los xalapeños realmente nos quedamos atrás en el tiempo y espacio. Bueno, la calle Miguel Negrete lleva el nombre de un general, que sirvió en la batalla de 5 de mayo, pero en la vecina entidad de Puebla precisamente.
Ninguno de los gobernadores posteriores ha recorrido las calles de Miguel Negrete y Emiliano Carranza, porque de lo contrario, se confirma que ya habrían ordenado que a las cuatro colonias, en un mismo sector citadino, se le colocaran nuevas plaquitas.
Quizá al xalapeño don Ildefonso Amaro Lagunes, en su anecdotario, le falte registrar algo de lo que aquí se cita. Pero esto solo ocurre en algunas ciudades-rancho, a decir de viejos habitantes de la ciudad que a veces también gustan de llamarla como la Cuernavaca veracruzana. ¿Qué le parece?
* DIPUTADOS SALIENTES,
SIN PENA NI GLORIA
Sin que realmente haya un veracruzano que se acuerde quién fue el diputado de su distrito, hoy habrá legisladores federales de estreno, que es lo importante.
Los que se fueron adolecen de ninguna distinción más allá de cobrar jugosas prebendas, altos salarios, abultados sobresueldos, jugosas dietas y cochupos, lo que le permitió a más de tres hacerse millonarios en solo tres años, que duró su papel de legisladores, sin que hayan hecho una sola aportación al marco jurídico mexicano ni mucho menos, que promovieran una gestión que beneficiara a sus coterráneos.
Generalmente, cada tres años suele ocurrir lo mismo.
En esta ocasión, van legisladores que de a de veras sostienen que harán su papel de gestores sociales. Ya en una primera incursión, sostuvieron una reunión mini-cumbre con la rectora de la Universidad Veracruzana, para conseguir al final del día, que la SHCP libre los recursos directamente a la UV y no falte más el pago de sus nóminas quincenales, como amagaba con ocurrir en las últimos meses.
Lo deseable es que todos estos padres conscriptos de estreno, tengan que ver por el rescate integral de la entidad veracruzana. Los numeritos no son nada halagüeños, se han fugado por hambre un millón de veracruzanos al otro lado del río Bravo, el campo atraviesa por uno de sus más atroces abandonos, los productores de todo se lamentan que no llegan los apoyos financieros y por otro lado, que los programas sociales, dejan a cientos de miles fuera de su alcance.
Veracruz, es de las entidades, con mayor número de niños trabajando y en donde quedan fuera de poder cursar estudios universitarios anualmente, entre 15 y 20 mil jóvenes , tan solo porque la universidad pública carece de espacios y presupuesto, para ver por la formación profesional de aquellos, los cuales, consecuentemente son un excelente caldo de cultivo para las bandas delincuenciales.
La mendicidad, cobra o incorpora en nuestras ciudades a centenares de adolescentes, mujeres y hombres, porque igual, la ocupación laboral para estos últimos simplemente no existe. La pobreza extrema alcanza a cuando menos 500 mil veracruzanos y los extremos de la desigualdad social, alcanzan una amplísima distancia.
Hay 15 funcionarios y ex funcionarios públicos, que siguen sin rendir cuentas claras de los recursos que tuvieron en sus manos y permitieron que se fueran por la borda o pasaran a forrar sus bolsillos personales.
La inseguridad pública, continúa batiendo récords, la gente en la calle siente miedo y que muchas veces raya en pánico, en tanto se habla de una inversión monetaria sin precedentes en el equipamiento de las filas y elementos de trabajo, de los cuerpos policiacos.
Si en verdad, los diputados federales van a trabajar por la entidad veracruzana, enhorabuena. Ya no quiere la sociedad civil más de lo mismo, que para ello han pasado muchos trienios, sin que la entidad vea la salida que los políticos le han negado en muchos años atrás.

