El todavía presidente del Poder Judicial del Estado, Beto Sosa, aseguró a través de una emisión periodística que en su tribunal las quincenas han sido pagadas religiosamente en tiempo y forma, que a nadie se le ha reducido su «mesada» y mucho menos rezagado el pago puntual a cada empleado o burócrata o funcionario judicial del rango que usted quiera.
El problema de los políticos es que muchas veces se vuelven desmemoriados y ya no recuerdan lo que antes hicieron o dijeron. Los empleados del juzgado 4º de primera instancia todavía recuerdan que en una reciente quincena tuvieron que suspender labores por unas horas, porque no les pagaron su quincena.
Sin embargo, el problema de salarios no es de los alcances que se supone se está dando en el medio magisterial, el de pensionistas de la senectud o los tantos acreedores–prestadores de servicios a las instancias de gobierno, como son los músicos, a los cuales les adeudan no quincenas, sino meses, y en algunos casos hasta dos años.
Sin embargo, Beto Sosa quiso ser solidario con la crisis de credibilidad que enfrenta sobre todo el cardenal de la Sefiplan, Antonio Gómez Pelegrín, y salió al paso para decir, lo que en boca suya es una verdad no histórica, pero sí del momento que se vive sobre la entidad veracruzana.
Sin embargo, ya que el titular del Poder Judicial hizo uso del micrófono, bueno sería saber lo que ni los empleados de los juzgados saben responder, en el sentido de que la escasez de insumos para realizar exitosamente sus tareas diarias, se agrava al grado de que la falta de papelería, lápices, ya no se diga computadoras, y todos los materiales propios de las oficinas sobre todo burocráticas, pero más los despachos que dependen del máximo tribunal de justicia, se debatan en la pobreza extrema.
Evidentemente, los magistrados poco hacen acto de presencia en los juzgados, mucho se dice virtud a que una mayoría son políticos y no juristas, pero una visita suya puede darles la panorámica amplia de lo que está pasando en cada rincón de los juzgados, en donde los insumos son elementales para su desempeño, sin embargo en la oficina de compras le soplan a jueces, secretarios y a los escribientes, que simplemente no hay dinero.
Terrible estado de cosas, pero que constituye toda una realidad que preocupa a los empleados y a los solicitantes de los servicios jurídicos y legales del tribunal superior de justicia.
Aunque hay igualmente los magistrados o magistradas que ya anteriormente narraron con pelos y señales las inexistencias materiales, lo que les impide desempeñarse con la seriedad que el tribunal supuestamente lo requiere, de cara a la sociedad civil. No obstante que dichos funcionarios judiciales gozan de excelentes oficinas, en el moderno edificio que se construyó sobre un predio propiedad del Instituto de Pensiones del Estado, del cual, por cierto, jamás ninguno de los consejeros del organismo paraestatal ha aclarado si dicho terreno fue vendido, regalado, concesionado o rentado. Ojalá la inefable maestra Acela Servín Murrieta pudiera dar luz a este asunto, que mucho se dijo, en medio de un acto cargado de fuerte dosis de opacidad y tráfico de influencias. Al tiempo.

* GASTO SOCIAL A LA
BAJA, SUELDAZOS NO

En la campiña nacional, cuando el presidente de la república anunció que habría que ajustarse los pantalones y aceptar la austeridad que viene en el año 2016, todo mundo carcajeaba de contento, pues muchos quisieran ver comer menos platillos sofisticados y vinos del Rhin a un señor que todos identifican por su nombre de Agustín Carstens, por ejemplo, o que los secretaros de estado tuvieran que prescindir de los servicios de escoltas, choferes, secretarios, ayudantes, consejeros, mucamas y demás, que se pagan con costo al erario público.
Sin embargo, el que se había hecho como un anuncio extraordinario y congruente con las exigencias actuales, en el sentido de enfrentar un estado con graves carencias, el mexicano en crisis, los principales personajes, solidarios con su jefe inmediato superior y la situación que atraviesa este país, tendrían que ser los funcionarios públicos. Pero no. Los sueldazos que ellos cobran no sufrirán ni un rasguño, tampoco los de la Corte ni los que perciben diputados y senadores, todo lo contrario, seguirán siendo tan altos como en los últimos tres años. O muy altos.
Empero, para no dejar al aire el ofrecimiento anunciado, sí habrá algunos ajustes, como es el hecho de que un señor ministro de la Corte dejará de cobrar 49 pesos en este fin de año 2015, los cuales –pesos devaluados– le serán ajustados en la partida correspondiente a sus 600 mil pesos que recibirá por concepto de aguinaldo.
Por lo demás, las cosas seguirán igual para el grueso de la sociedad civil mexicana. Empero, se insiste en que con las reducciones en las tarifas que se pagan por gasolinas y teléfonos, el grueso de causantes y ciudadanos aztecas podrán sortear los efectos de la caída del petróleo y por ende del peso nuestro.
Hay quienes guardan en su memoria la gesta aquella, en pleno inicio de la caída del peso y su pérdida monumental de poder adquisitivo, cuando siendo presidente José López Portillo, allá en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, ante los hombres dueños del poder económico nacional, a pulmón abierto y para contener la desilusión que amagaba con colectivizarse, aquel primer mandatario de México sentenciaría textualmente: «voy a defender al peso como un perro».
El peso azteca perdió su rumbo y con los sexenios populistas de Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo se afianzó la crisis que ha cumplido ya 40 años, sin que el país pueda recuperarse. Hay más pobres, los productos alimenticios que se consumen en México son importados, el dinero se regatea y la sobrevivencia de este país se debe única y exclusivamente al poder imperial del coloso vecino del norte, aunque ahora también el régimen está en deuda con la manufactura de productos perecederos y no perecederos, con los cuales de igual forma ha podido darse la nueva invasión de esta nación por parte de la república China que fundó el genial político Mao Tse Tung.

* AMLO, AYOTZINAPA Y
TLATLAYA EN COATEPEC

Un periódico mural, un espectacular o simplemente un tendedero con textos, fotografías, que a la vez forman un «collage» instalado en el parque de la ciudad de Coatepec, a un costado del kiosko, y que atraen la atención de paseantes y visitantes en día domingo, que había desaparecido por obra y gracia del ex alcalde Roberto Pérez, hoy ha vuelto, haciendo su creador uso de la libertad de opinión consagrada en la máxima ley que rige al país –sostiene–, tras de varios meses de sufrir los amagos del ayuntamiento con meterlo a la cárcel si persistía en difundir de esta forma acontecimientos que no son fáciles de leer en la prensa tradicional.
El tendedero lo integran los rostros de los 43 estudiantes normalistas asesinados en Iguala, Guerrero. Y se enriquece tal muestra con la literatura que se forma con los recortes de periódicos capitalinos, entre otros La Jornada, El Reforma y la revista Proceso. Así como también los escritos que particulares y simpatizantes han elaborado en relación con la desaparición forzada de los normalistas y el añadido consistente en las novedades que acaban de aportar los especialistas de la CIDH, en el sentido de echar abajo la «verdad histórica» de la PGR.
En la muestra, asimismo, aparecen gráficas alusivas al asesinato de los más de 20 jóvenes presuntamente ligados a la delincuencia y que fueron ametrallados en un predio y bodega del estado de México. Por supuesto se acompaña de recortes de periódicos y revistas, que han publicado acerca del crimen masivo en cuestión.
En diferentes eventos celebrados nacionalmente, figura la imagen de Andrés Manuel López Obrador, con sus mensajes dichos en foros y concentraciones populares. Más gráficas y textos alusivos al partido Morena. No hay que olvidar que esta demostración fotográfica y periodística, en la tierra de la poetisa María Enriqueta, ha tenido bastante eco. O por lo menos, en el caso de AMLO, ha ganado la elección presidencial en ánforas electorales en la tierra del café, a los candidatos del PRI y el PAN.
El pueblo acude en masa los domingos a su parque histórico, como en ninguna otra parte de la región que conforman 12 municipalidades aledañas.
Coatepec acaba de conquistar –apenas hace una semana– un primer lugar en la muestra del café que acaba de celebrarse en la ciudad de México y a la que acudió un buen número de productores de todo el país y algunos del extranjero, principalmente colombianos. Empero, el grano aromático del «pueblo mágico» abatió a sus contrapartes por su sabor, aroma y altura. Agricultores coatepecanos obtuvieron el aplauso y la categoría de ser los primeros en la generación del aromático, cuya exquisitez quedó plenamente demostrada en el evento en cuestión.
Empero, mucho de lo que los visitantes se llevan de Coatepec, es la imagen que semana a semana presenta el autor de este «collage», que en su presentación, allí en el corazón del pueblo que vio nacer a los gordos Bonilla y a Dionisio Pérez Jácome, con sencillez también denota una parte de la riqueza cultural de estas tierras.