por Oscar Meza
La enfermedad está tan avanzada que ni los más de 80 millones de pesos invertidos por el gobierno federal en su rescate lograron salvarle la vida, el centro del principal destino turístico de México y Latinoamérica se encuentra en terapia intensiva y con síntomas nada favorables para salir de este trance.
Sin un plan integral en el que de verdad tomen en cuenta la opinión de los empresarios que vieron reducir hasta en un 60 por ciento el valor catastral de sus propiedades, sin atractivos que despierten el interés por visitarlo, con la ausencia de árboles y falta de cajones de estacionamiento, el primer cuadro de Cancún se encuentra postrado en cama.
De acuerdo con profesionistas inmobiliarios, cuando menos el 70 por ciento de los locales comerciales se mantienen cerrados en las míticas avenidas Tulum, Yaxchilan y calles adyacentes, mientras que el resplandor de los mercados de artesanías palideció tanto en la en la última década que se convirtieron en lugares decadentes en donde es habitual la venta de estupefacientes.
A pesar de la rehabilitación que incluyó el cierre de las dos arterias laterales con grandes baquetas y las declaraciones triunfalistas del director de Turismo municipal, Francisco López, el diagnóstico del primer cuadro no es nada halagador frente a las zonas comerciales que incluyen tiendas ancla y cines que se construirán en Puerto Cancún y el Malecón Tajamar.
Pero la verdadera amenaza, una metástasis que se desarrolla impunemente en la deteriorada salud de esta zona, es el “derecho de piso” establecido como un costo fijo para el sector empresarial, que provocó que la avenida Yaxchilán, en su momento considerada la zona rosa de este destino turístico, se encuentre desierta.
Del total de negocios y restaurantes que daban alegría a la vida nocturna de esta arteria solo quedan cinco o seis abiertos; el resto de los locales de diversos giros comerciales se encuentran abandonados y algunos tienen años en espera de ser rentados.
El temor de los hombres de negocios al crimen organizado es similar al “impuesto mensual” que tenían que pagar, de ahí que muchos prefirieron cerrar antes de poner en riesgo su integridad física o la de sus familiares.
Un ejemplo de la desolación de esta vía, es el restaurante “La Placita, paso obligado de cónsules, turistas, hombres de negocios, artistas y comunidad cancunense, por sus especialidades en cortes de carnes finas. Ante la extorsión, cerró luego de estar abierto al público por aproximadamente 28 años.
Nicodemo
Decenas de empleados de confianza del Ayuntamiento de Benito Juárez aún no cobran su quincena, pero eso sí, el alcalde Paul Carrillo les dio el privilegio de escuchar a la copia de K-Paz de la Sierra durante la ceremonia del Grito de Independencia.
Publicado en: http://laotramiradacancun.com/2015/09/17/el-narco-cerca-al-centro-de-cancun/
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