
El 23 de septiembre, se conmemoró un año de la masacre de Ayotzinapa, donde fuerzas públicas y de la delincuencia, según versión oficial, desaparecieron a 43 normalistas. Desde entonces es una herida abierta, que sangra y que imprimió un vuelco de ausencia de credibilidad a las autoridades en sus tres niveles de gobierno.
La capacidad de reacción no se ha generado desde entonces. En la medida que la autoridad pulsa bien el sentir de sus gobernados, existe la posibilidad de llegar a un mejor entendimiento, pero tal afrenta difícilmente se resolverá y sí en cambio hay una total percepción de un gobierno que desde ese septiembre dejó de ser operativo.
No se ha tenido la sensibilidad para detener todo un programa de acciones gubernamentales que no tienen la mínima coincidencia con los intereses del pueblo. Siguen en su propuesta de atraer inversiones extranjeras, cuando precisamente nuestro país cuenta con los suficientes recursos humanos profesionales y técnicos debidamente capacitados, capaces de enfrentar cualquier reto, por imposible que sea.
La historia parece que no otorga los elementos de juicio y de toma de decisiones necesarias. Cuando México dependió de su economía interna obtuvo excelentes resultados y superaba a muchos países que, actualmente, son progresistas y desarrollados.
México en cambio se quedó petrificado. Acuerdos como el Tratado de Libre Comercio suscrito en 1994 lo único que ha traído ha sido el atraso y estancamiento de este país: dejó de ser productor agrícola y ahora dependemos del exterior; el sector industrial está en un severo retraso al depender de las tecnologías extranjeras, en términos generales y con las debidas excepciones.
¿Por qué FRACASAN LAS NACIONES?
Daren Acemoglu y James Robinson escribieron el libro “Por qué Fracasan las naciones”, donde hacen un análisis del papel que juegan las élites extractivas, que son los grandes hombres de empresas y millonarios en su tarea de impulso para el desarrollo de una nación.
En el ejemplo de México habría que ponderar de qué manera contribuyen a desarrollar al país hombres como Carlos Slim, Emilio Azcárraga, Ricardo Salinas, los Baillers, los Servitje y otra cadena más que en estos últimos sexenios se han incrementado de manera notable.
Es verdad que han sido arropados por los actúales regímenes, pero que no se observa plenamente hacia el bienestar de la población en general, habida cuenta que lejos de disminuir la pobreza, sólo en los dos últimos años la cifra de pobres se incrementó en dos millones de personas, cantidad que debe generar una gran vergüenza a quienes en teoría llevan las riendas de la nación.
XALAPA EN EL ATRASO
El maestro Hipólito Rodríguez Herrero, investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores de Antropología Social indicó que Xalapa, la capital del Estado, tiene un atraso de diez años en función de la falta de acciones de planeación urbana y de ordenamiento territorial.
Es una verdad que no tiene manera de refutarse. En los últimos años las ciudades veracruzanas y mexicanas en lo general han experimentado un crecimiento desordenado ante la falta de normativas sobre el particular. Es conveniente y recomendable que ya se instrumente un plan maestro de ordenamiento y desarrollo para frenar la anarquía en las ciudades.
Hace falta concentrar esfuerzos y la convocatoria a los organismos colegiados para que hagan sus aportaciones para una mejor operación y eficiencia de los municipios. Sólo en Veracruz puerto hay que observar que ha habido grandes presupuestos para su remodelación y los resultados han sido mediocres. No han sido capaces de abrirse hacia la sociedad y preguntar de qué manera se pueden hacer las cosas. Tienen su visión y sólo actúan en función de sus intereses particulares, donde la presencia de la sociedad es únicamente invisible.
Y hasta la próxima.

